Millonarios y Atlético Nacional definirán el 21 y 24 de junio qué equipo será el nuevo campeón del FPC, serie que ha generado una gran expectativa en el país no solo por lo que demarca jugar una final, sino por toda la historia que reúne una de las rivalidades más históricas del fútbol colombiano, la cual incluye la participación de Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha.
Alberto Gamero, técnico de Millonarios, y Arnoldo Iguarán, preparador de delanteros del club bogotano, vivieron como jugadores la serie de cuartos de final de la Copa Libertadores en 1989 que enfrentó a embajadores y verdolagas, hoy, a más de 33 años, serán protagonistas de un nuevo choque entre dos de los equipos más históricos del país, pero desde un rol totalmente diferente.
En 1989 estos clubes habían compartido grupo en la primera fase del torneo continental, pero la suerte hizo que se cruzaran de nuevo en cuartos de final tras eliminar a Racing de Avellaneda por parte de Millonarios, y Nacional a Bolívar de La Paz. Este cruce fue una final adelantada, ya que los equipos colombianos tenían las mejores nóminas del continente.
Igual que en esta oportunidad, el partido de ida se disputó en el Estadio Atanasio Girardot de Medellín; en aquella oportunidad Atlético Nacional, dirigido por Francisco Maturana, derrotó 1-0 a su rival con tanto de Albeiro El Palomo Usuriaga, lo que dejó a Millonarios con la obligación de remontar la serie.
Clasificación de Atlético Nacional con polémica
El 26 de abril se disputó el partido de vuelta de la serie en el Estadio Nemesio Camacho El Campín; partido que estaba condicionado desde la previa debido a los rumores que indicaban que Millonarios podía verse beneficiado del arbitraje, ya que el equipo bogotano llegaba siendo bicampeón del fútbol colombiano con varios juegos polémicos, razón por la que Jorge Luis Pinto había señalado al técnico del Embajador de entregar dinero a jugadores rivales y árbitros.
A esto se le sumaba la presencia de dos de los narcotraficantes más importantes de la época en ambos clubes. Pablo Escobar en Atlético Nacional con su proyecto de Los Puros Criollos, y Gonzalo Rodríguez Gacha con un plantel de Millonarios lleno de figuras nacionales e internacionales; por lo que además de un partido de fútbol, esto representaba que capo tenía el mejor equipo.
El primer tiempo del partido estuvo marcado por el control del club bogotano, el cual abrió el marcador con anotación de Carlos La Gambeta Estrada al minuto 25, pero la jugada que más recuerdan los hinchas de Millonarios se registró al minuto 67 en la segunda parte, luego de que el guardameta René Higuita derribara a Arnoldo Iguarán en lo que para los presentes en El Campín fue un claro penal, pero el árbitro chileno Hernán Silva no decretó la infracción.
Sobre la jugada existen varias versiones, algunas personas afirman que en ese momento el silbato se le cayó al chileno y por eso no vio la jugada, otras personas afirman que no quiso señalar la infracción, y algunos simplemente consideran que no era penal, pero para los hinchas de Millonarios esa falta hubiera sido el 2-0 y con ello la consolidación de la remontada.
Luego de aquella jugada, John Jairo La Turbina Tréllez anotó para Atlético Nacional al minuto 80, el partido terminó 1-1 y con el resultado global a favor del equipo paisa, este fue el que avanzó de ronda. El Verdolaga derrotó a Danubio en las semifinales y ganó la final de la Copa Libertadores frente a Olimpia, consagrándose como el primer club colombiano en ganar el torneo continental.
Desde entonces, la rivalidad entre Millonarios y Atlético Nacional se ha convertido en una de las más grandes del fútbol colombiano, razón por la que es considerado uno de los clásicos del rentado nacional, y aunque ambos equipos comparten plaza con sus clásicos rivales de ciudad, como lo son Independiente Medellín para Nacional e Independiente Santa Fe para Millonarios; cada vez que se cruzan Embajadores y Verdolagas sus hinchas no lo toman como un partido cualquiera.
El 21 de junio se jugará la ida de la final del torneo apertura de 2023 en Medellín, mientras el juego de vuelta se disputará el sábado 24 de junio en El Campín, y por fuera de las manchas del narcotráfico y los antecedentes entre las dos instituciones, los hinchas de ambas escuadras se encuentran expectantes por vivir lo que no será una final más del fútbol colombiano.