El 19 de junio de 2022, Colombia vivió un hecho histórico para contradictores y simpatizantes: un Gobierno de izquierda progresista era elegido por primera vez en su historia republicana. Gustavo Petro y Francia Márquez vencieron en la segunda vuelta presidencial, por un margen cercano a un millón de votos, al controversial Rodolfo Hernández y su fórmula vicepresidencial Marelen Castillo. Un año después de aquellos comicios y del triunfo electoral, la actual administración no pasa por su mejor momento en materia política y judicial.
Ante los altibajos en el año posterior a su elección, el endurecimiento de su discurso y la expectativa que hay alrededor de los tres años que quedan de Gobierno, Infobae Colombia consultó voces de expertos y analistas de las movidas del primer mandatario, las consecuencias que los escándalos conocidos durante mayo y junio de 2023 podrían traer en sus decisiones, así como el futuro de hechos destacables como la reducción en la tasa inflacionaria, la aprobación de proyectos de ley como la de Orden Público y la reforma que crea la jurisdicción agraria, y una baja en las cifras de desempleo.
Para Miguel Samper, exviceministro de Justicia durante el Gobierno de Juan Manuel Santos y exdirector de la Agencia Nacional de Tierras, la gestión de Petro desde su elección se debe mirar desde tres frentes, empezando por la aprobación de la reforma tributaria y el recaudo de impuestos suficiente para llevar a cabo las demás reformas que son tramitadas en el Congreso (salud, laboral y pensional). Con respecto a los otros dos, la Paz Total y gobernabilidad, señaló que faltan cosas por mejorar y llegar a mejor término con los partidos políticos, sobre todo los tradicionales.
“Creo que los directores de los partidos políticos arrinconaron al presidente y lo llevaron a una situación en donde él tenía que jugar un juego que no quiere y que no sabe jugar y es el de las aperturas de espacios políticos dentro de los gobiernos, lo que llaman mermelada. Como el presidente Petro no sabe jugar a eso, lo que hizo fue convocar a sus bases populares para que lo respalden”, mencionó el exfuncionario que fue cercano al primer mandatario desde su campaña.
Por otra parte, el analista político Mauricio Jaramillo calificó como “agridulce” el primer año de toma de decisiones del presidente, pues si bien la inflación está contenida y las cifras de desempleo podrían seguir bajando, hay una notoria afectación de la legitimidad de su administración por cuenta de los escándalos.
Para el también profesor universitario, el primer año de mandato es “bueno de alguna manera porque no ha habido ninguna catástrofe económica como se vaticinaba; el desempleo sigue bajando está cediendo y aparentemente el Gobierno va a llegar a la meta de un solo dígito; la inflación está contenida aunque alta, y no se ha presentado una fuga de capitales y ha aumentado la inversión extranjera pese a que el comercio exterior ha disminuido”. En contraste, manifestó que evidentes señales de división entre sectores políticos afines y opositores al jefe de Estado.
“Obviamente en términos de polarización y gobernabilidad, los escándalos han afectado la legitimidad del Gobierno. Los hechos más graves en términos de imagen son, sin duda, la salida de –Alejandro– Gaviria, –José Antonio– Ocampo y –Cecilia– López de su gabinete, y obviamente el tema de la niñera de Laura Sarabia y lo de –Armando– Benedetti”, señaló Jaramillo. En ese orden, el cúmulo de factores adversos le restan en buena medida el margen de maniobra tanto a Petro como al resto del Ejecutivo para acelerar el trámite de las tres grandes reformas.
Los escándalos, las comunicaciones de Presidencia y la prensa
Para el también docente de la Universidad del Rosario, hay culpas compartidas alrededor de la crisis generada por el caso Laura Sarabia, los audios de Armando Benedetti y la muerte del coronel Óscar Dávila en Bogotá. Pese a reconocer que hay errores en las comunicaciones de Petro, también cuestionó el papel de varios sectores de la prensa a la hora de criticar a la administración del otrora alcalde de Bogotá.
“Lo que se ve es que el presidente maneja muy mal las comunicaciones y pues la prensa tampoco ha sido muy asertiva en la medida en que han hecho circular informaciones muchas veces inexactas, versiones parciales, audios editados, incluso desde la campaña. Entonces me parece que, a mi juicio, la prensa no ha estado a la altura de un Gobierno como el de Petro”, sostuvo el académico. Reiteró de paso las deficientes estrategias comunicativas de Casa de Nariño y la dependencia que estas tienen de Twitter, plataforma aprovechada por el presidente para provocar, lanzar insinuaciones y “mensajes intimidantes a la oposición y a la prensa”.
“Los escándalos (no per se) por ls forma en que reaccionó el Gobierno y el manejo de los medios son factores que hablan muy mal de la democracia colombiana”, enfatizó.
El futuro de las reformas y la Paz Total
Ambos analistas coincidieron en que los escándalos y posterior crisis generada afecta el futuro de las reformas que son discutidas en el Congreso y cuyo futuro es incierto respecto de su aprobación. El exviceiministro dejó en claro que en estos 10 meses de Gobierno desde que Petro fue posesionado como presidente las mayorías ya no están definidas como al inicio de su mandato, lo cual pone en riesgo el visto bueno de las iniciativas.
“Es una situación muy crítica. Las mayorías en el Congreso no las veo claras para que pasen estas distintas reformas que sí requieren un proyecto de ley, pero esperemos que esa situación se solucione muy pronto”. También sugirió que el presidente no solo debe acudir a la plaza pública para recuperar esas mayorías, sino que puede crear espacios políticos de representación en su gabinete, un escenario poco probable de realizar debido al remezón propiciado por el propio presidente a finales de abril. En este, siete ministros salieron (TIC, Interior, Salud, Transporte, Ciencia, Hacienda y Agricultura) y fue cambiado el director del Dapre.
En ese sentido, Jaramillo ratificó que las denuncias e irregularidades conocidas retrasan la discusión de las reformas que, de entrada, ya han generado reparos en diversos sectores políticos y sociales. Sin embargo, auguró que, en la medida en que el Gobierno modere su narrativa alrededor de las tres iniciativas, estas podrían ver la luz en el Congreso.
“En la medida en que se modere y se acerque al centro, tendrá más chances de aprobarlas, pero hasta ahora el balance de esas tres –reformas– no se puede decir que están del otro lado aunque no hayan muerto y estén en curso”, concluyó el analista.
Sobre la Paz Total, el exviceministro Samper resaltó el acuerdo de cese al fuego bilateral con el ELN al término del tercer ciclo de diálogos con esa guerrilla, pero reparó que “ha faltado un norte estratégico” y que a pesar del anuncio positivo en medio de la violencia que se vive en los territorios, se debe esclarecer a fondo el reconocimiento que tendrá cada actor ilegal y definir, con base en ello, si establecer un acuerdo de paz o negociar un sometimiento a la justicia. La política de drogas, la aprobación de cannabis para uso recreativo y la lucha contra el narcotráfico con otros factores clave que, según Samper, van a determinar el futuro de la política bandera del actual Gobierno.