La asombrosa historia de los aviones “made in Colombia” que lograron ganarse un sitio de honor en cielos internacionales

Máximo Tedesco, desde su empresa en el Valle del Cauca, ha exportado sus aeronaves a distintos puntos del planeta desde hace más de 50 años; ya cuenta con certificación en Europa y puede decir con orgullo que ninguno de sus aparatos ha sufrido un accidente

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Máximo Tedesco, desde su empresa en Jamundí (Valle del Cauca) donde construye sus aviones reconocidos por su calidad.

Máximo Tedesco lleva más de 50 años fabricando aeronaves en Jamundí (Valle del Cauca) y su primer reto fue demostrar que en Colombia se podían producir aviones de buena calidad, porque los primeros que vendió tuvo que hacerlo sin decir la verdad acerca del origen. “La nave gustaba muchísimo, pero no se podía mencionar que venía de Colombia, de lo contrario el avión no se podía vender”, recuerda.

Este visionario de padre italiano y madre de Luxemburgo nació en Cali, sin embargo, a los 7 años fue llevado a Roma: “Venía esporádicamente a Colombia, mi papá tenía una industria muy grande de sombreros de fieltro”.

Narra que desde que era un niño hacía teleféricos de juguete y cosas siempre relacionadas con el aire: “Cuando ya estaba en Roma a mí me daban para ir al colegio por la mañana para las onces, me daban un dinero y yo vivía cerca a un aeropuerto local que ya no existe, y entonces yo veía estos aviones que volaban allí. Me fui un día a donde esta gente y les dije que yo quería hacer un vuelo, entonces reuní plata de mis onces y pagué lo que me pedían, así pude volar media hora. ¡Yo quedé matado! De ahí en adelante me ofrecieron precios especiales y entonces yo volaba con ellos”.

Tedesco estudió en Estados Unidos, y luego retornó a Colombia ya con un grado de ingeniería y siempre tuvo la pasión de volar. “Empecé en el año 71, este sueño loco, que sigue siendo sueño, a pesar que ya han pasado más de 50 años se ha medio realizado, porque en Colombia es un absoluto camello hacer industria y más hacer una tan loca como aquella de fabricar aeronaves y distribuirlos por el mundo”, aseguró.

A finales de los 80 y comienzos de los 90, este soñador caleño se fue para Europa a ofrecer sus aeronaves, porque era la época en que iniciaba la aviación liviana en el mundo: “Los aviones no tenían una placa de que eran fabricados en Colombia, a pesar de esto el avión gusto demasiado y empezamos a vender como locos en Europa, al punto de que la demanda era tan grande que llegamos a exportar 12 aeronaves mensuales”.

“Tengo la filosofía de que que se debe fabricar una aeronave con el criterio de que se va a montar un ser humano en él, por eso, en la actualidad tengo cerca de 700 aviones volando por el mundo y hasta el momento no se ha presentado ningún accidente en ninguno de ellos”, asegura con orgullo Tedesco.

El piloto de prueba de sus propios aviones

Máximo Tedesco asegura que hay otra razón por la cual sus aviones cuentan con gran calidad: “Los ingenieros aeronáuticos no tienen el don del vuelo, no sé porque yo nací con ese don y soy el piloto de prueba de mis propios aviones, yo me montó en mi criatura recién nacida y yo mismo me doy cuenta de las detalles que hay que reparar. Entonces, esa especie de conjunción que tenemos entre el producto, que yo lo pueda diseñar, volar y testear es el que ha hecho que los aviones de nosotros sean muy buenos”.

Pero a pesar de esto, él siguió adelante y en 1985 vio que el futuro estaba en este tipo de nave, pues la demanda iba a ser muy grande en aviones que van hasta 600 kilos de peso bruto, lo cual significa que la aeronave, más la gasolina, los pasajeros y la carga en el momento de despegar no deben superar los 600 kilos.

Y aunque el negocio se movía muy bien, apareció un flagelo con el que no contaba: “Todo el mundo quería tener su avión y así fue arrancando en Colombia, pero hago una premisa todavía no estaba el narcotráfico en auge. Y el narcotráfico fue el que prácticamente mató a este tipo de aviación en Colombia infortunadamente”.

Los tiempos cambiaron y hoy la empresa tiene una gran imagen en el mundo, pero para Tedesco lo más triste es que Colombia nunca reconoció eso, debido a que tanto el sistema financiero como el Estado nunca los ayudó.

“Seguimos adelante con la compañía, en este año nos vamos a presentar en la Feria Internacional de Oxford (Mississippi) en donde estamos certificando el avión en los Estados Unidos, ya estamos certificados en Europa, ha sido una tarea demasiado difícil. Si participamos en estas ferias internacionales es porque estamos listos, en el mundo se conoce que Colombia tiene una industria aeronáutica gracias a nosotros”, resaltó el ingeniero.

Tedesco asegura que él en la actualidad puede tomar su computador e irse del país a cualquier lugar del mundo, y puede fabricar su avión: “Le digo a una compañía metalmecánica que me fabrique unas piezas y así los puedo fabricar. En cuanto a la tecnología para el ensamble, es una especie de manual interactivo que lo puede interpretar cualquier persona, es como una especie de lego, logramos llegar a eso”.

Tipo de aeronave fabricada en Colombia.
Tipo de aeronave fabricada en Colombia.

Las características de su avión

Este ingeniero afirma que la aviación nació con los aviones metálicos y por eso él continúa con esa la filosofía, haciendo alusión a los aviones en fibra que no responden de la misma manera ante un posible accidente. “Nuestro avión es muy fácil de volar, es de dos plazas, tiene potencia de 80 a 135 caballos, de acuerdo a lo que se pueda pagar, y a las diferencias de operación. Siempre dentro de la categoría de la aviación liviana, pero haciendo un producto con las tres B: bueno, bonito y barato”.

Recuerda que su lema como profesional es: “La ingeniería de la simplicidad es la ingeniería del conocimiento; es decir que para hacer cosas sencillas tiene que haber mucho conocimiento”.

Sus aviones han llegado a Centroamérica, todos los países de Sudamérica menos en Uruguay, a Europa, África, Nueva Zelanda y Australia. Además, que el avión puede llegar a costar 92.000 dólares. Una aeronave de estas características en otros mercados se puede ofrecer entre los 180 y 240 mil dólares.

Máximo Tedesco recuerda cómo le ha ido ofreciendo el avión en Colombia: “Hace un mes y medio estuvimos en el Ministerio de Defensa con el viceministro y él nos dio a entender que no le interesa nuestro avión. Este país es muy raro, porque no tenemos una mentalidad aeronáutica. La gran mayoría de clientes son extranjeros. El aeroclub de Colombia en Bogotá nos compró uno hace seis meses y están felices, de vez en cuando se vende algo en Colombia.

Por ahora, este colombiano, quien asegura que Cali es un paraíso terrenal, construye seis aviones para Estados Unidos y Europa, y asegura que a diferencia de hace algunas décadas hoy en día ya el comprador sabe que proviene de Colombia y lo compra sin ningún temor, se comercializa con el nombre de Tayrona, ese es la marca del avión colombiano que se relaciona con un producto de muy buena calidad.

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