Otra de las personas que fue “chuzada” en el caso de Laura Sarabia señaló que siente como si todavía estuviera interceptada: “Nadie me contesta, no puedo hablar con confianza”

La persona afectada contó que incluso en una oportunidad, agentes de la Policía le revisaron sin razón en el terminal de transporte de Bogotá cada una de las cosas que iba a llevar en su viaje

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En el proceso de la intercepción, además, habrían escuchado a dos personas más cercanas a Marelbys Meza: Infobae
En el proceso de la intercepción, además, habrían escuchado a dos personas más cercanas a Marelbys Meza: Infobae

El caso de Laura Sarabia el robo, el polígrafo y las interceptaciones a las empleadas continúan siendo investigadas por las autoridades correspondientes. En medio de la investigación salió a la luz que mientras los agentes escucharon las conversaciones que sostuvo Marelbys Meza con personas cercanas a ellas, en el proceso se decidió que dos de los conocidos de la exniñera también debían ser interceptados, pues presuntamente podrían ser cómplices del supuesto robo.

Aunque no se conoce la identidad de estas dos personas, se sabe que sería un hombre y una mujer, la Fiscalía ha sostenido que es importante mantener la confidencialidad de las víctimas por motivos de seguridad. Pese a esto, la revista Semana, se pudo contactar con la mujer, quien contó que se siente afectada de forma significativa por la situación, ya que, además, de que siente desconfianza en todo momento, las personas cercanas a ellas y que saben lo que sucedió una la volvieron a llamar, esto porque consideran que aún hay alguien detrás de la línea escuchando todo lo que habla.

“No tenía ni idea que estaba pasando esto, ahora nadie me contesta el celular, no puedo hablar con confianza, aún nos deben estar escuchando, se siente miedo, es increíble que cosas como estas puedan pasar”, señaló la persona que se encuentra relacionada en el proceso.

Además, contó que antes de saber lo que había ocurrido vivió una experiencia muy extraña en la terminal de transporte de Bogotá, ya que estaba esperando a que el bus que le servía parqueara y diera permiso de entrada, cuando llegaron unos policías a requisarle y revisarle todo lo que llevaba para su viaje. Además de que en ese momento se encontraba también esperando a Meza, quien le había pedido el favor de llevar una caja a su madre.

“Estaba en el terminal, esperando a Marelbys, cuando llegaron unos policías y me pidieron que sacara todo lo que tenían las cajas y con cinta; les dije que buscaran lo que quieran, pero me tenían que dejar todo como estaba. Revisaron y no encontraron nada”, contó la persona que fue interceptada de forma ilegal.

De acuerdo con la revista mencionada, las interceptaciones a los cercanos a Marelbys fueron autorizadas luego de que los agentes encargados de escuchar a las exniñera de la ex jefa de gabinete de Gustavo Petro determinarán que en las conversaciones la palabra encomienda se repitiera varias veces.

Recordemos que lo que ha dicho de forma oficial, la Fiscalía señala que los números tanto de Meza como de Fabiola Perea fueron filtrados en un proceso en contra del Clan del Golfo. De acuerdo con la investigación, un agente encubierto dentro de la estructura señaló a un policía de la Dijín que los abonados de las mujeres serían claves para dar con los cabecillas de la estructura narcoparamiliar; es decir, con alias ‘Chiquito Malo’ y en su momento, con alias ‘Siopa’, ya que serían identificadas con el alias de ‘La Cocinera’ y la otra mujer como ‘La Madrina’.

“Es una vergüenza para la justicia colombiana”, recalcó el fiscal General de la Nación, Francisco Barbosa, en una rueda de prensa tras esta información, y agregó que: “Se inventan un informe de Policía Judicial con la Dijín, las convierten en miembros del Clan del Golfo y las escuchan y, posteriormente, en la tarde, como si estuviéramos con la Gestapo en Colombia, la trasladan en un carro, le hacen un polígrafo que no tiene nada que ver con seguridad nacional por las preguntas que hoy la Fiscalía tiene en trazabilidad Judicial”.

Hay que resaltar, además, que los datos muestran que la “chuzada” a los celulares de ambas empleadas se dieron por un promedio de diez días.

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