Con el compromiso de mantener protegida la biodiversidad de Colombia, hoy se sabe que a unos cuantos kilómetros de la capital del país se encuentra la reserva más grande de semillas, específicamente en Mosquera. Se trata del Banco de Germoplasma Vegetal, que está ubicado en el Centro de Investigación Tibaitatá, una de las sedes de la Corporación colombiana de investigación agropecuaria (Agrosavia).
Aquel banco, que se compone de una bóveda que mantiene una temperatura que desciende hasta los -20°C, es el hogar de miles de semillas que verduras, frutas, tubérculos y plantas nativas de la riqueza natural del país. En este gran congelador, se preservan las especies que son fundamentales para la alimentación de los colombianos, muchas donadas por los mismos cultivadores y campesinos.
El objetivo del banco de germoplasma, como lo cuenta Juan Diego palacio, director del Centro de Investigación Tibaitatá, en conversaciones con El Espectador, no es más que el de conservar, estudiar y mejorar genéticamente estas semillas que se siembran en todo el territorio, para luego devolverlas a los campesinos.
Así mismo, con este banco se busca mantener vivas las especies que han sido gravemente afectadas por la introducción de plantas y frutos no nativos, además de someter las semillas a estudios que permitan su reproducción ante variables externas como el cambio climático, que cada día aleja a los cultivos de sus temperaturas de germinación y cosecha propicios.
Según cuentan los líderes del proyecto de conservación, en el banco de germoplasma se albergan las semillas de unas 275 especies, conservadas en unas 30.000 muestras que varían entre diferentes modalidades, como la bóveda de ultracongelación; germinadas de forma in vitro en un laboratorio, o sembradas directamente en terreno de algunas de las 12 sedes con las que cuenta Agrosavia.
Asimismo, los investigadores relatan que hay especies que son prioridad de investigación, como es el caso de la papaya o la piña, además de estudiar algunas otras que ya no son conocidas en el país, como el yacón. “Esta es una especie que si tú le preguntas a alguien a qué sabe, nadie te va a saber responder. ¿Quién está investigando sobre esta especie en el país? Para esto también sirve el índice para llamar la atención sobre estas especies huérfanas” indicó Ivania Cerón Souza, bióloga de Agrosavia, para El Espectador.
El equipo investigador también resalta las acciones que ha adelantado durante estos años, donde han encontrado avances significativos en especies de papa criolla, guayaba, arracacha, batata y guanábana. Según comentaron, encontraron la forma de combinar las semillas de las frutas y verduras que se comercializan ampliamente en el país, con especies que conservan en su laboratorio, para dar con nuevas variedades que mantienen mejores índices de supervivencia en climas más extremos.
Así como lo cuentan los expertos, el propósito de sus esfuerzos se centran encontrar la forma de erradicar el hambre, tal y como lo han mencionado diferentes investigadores en todo el mundo. De igual forma, el equipo científico comentó al medio citado que la mayoría de estas especies, que hoy reposan en la bóveda del centro Tibaitatá, fueron recolectadas por Agrosavia entre los años 1948 y 1980, a pesar de que el Banco de Germoplasma Vegetal fuera instaurado oficialmente en 1994. Desde entonces, los biólogos e investigadores no han dejado de sumar esfuerzos para dar con prontas soluciones a las demandas de un mundo que se acaba rápidamente por cuenta del calentamiento global.
El proyecto colombiano ya cuenta con varios reconocimientos y publicaciones en medios internacionales especializados, como en la revista académica Biodiversity and Conservation, o Scientific Reports. Por último, el equipo ha hecho una promesa de valor, en la que pretenden estudiar la mayoría de especies comestibles en el país que, según sus estudios previos, podrían ser unas 3.805 en todo el territorio nacional.