La Secretaría Distrital de Ambiente de Bogotá informó que se están invirtiendo $12.037.026.016 para la restauración ecológica de la serranía El Zuque, que está ubicada en los Cerros Orientales, en la localidad de San Cristóbal. De acuerdo con la entidad, esta funcionaba como cantera, en las décadas 60 y 90, para la extracción de materiales que eran utilizados en obras públicas de la capital. Además, entre 1987 y 2006 se destinó un área de la serranía para la exploración minera.
El deterioro de El Zuque, debido a la extracción de material, ha llevado a que se adelanten procesos de restauración y de mitigación del riesgo. Así las cosas, en los últimos seis años ya se han plantado más de 25.000 árboles en las 162.8 hectáreas de serranía, lo que ha contribuido a su reparación.
“Las intervenciones hacen parte de un plan estratégico que incluye obras geotécnicas y de mitigación del riesgo, adecuaciones arquitectónicas, paisajísticas y de restauración de esta área que por muchos años fue endurecida y funcionó como una cantera”, explicó la Secretaría de Ambiente.
Este proyecto cuenta con la autorización de la Corporación Autónoma Regional (CAR) Cundinamarca, que ejerce como autoridad ambiental en los Cerros Orientales. Además, se basa en el Plan de Manejo, Recuperación o Restauración Ambiental (Pmrra), el cual se formuló con la Universidad de Cundinamarca. Dicha estrategia va en concordancia con el plan de manejo de los cerros.
“Precisamente, la implementación y todas las acciones que se adelantan en el Plan Estratégico serranía El Zuque se hacen en la Zona General de Uso Público establecida en el Plan de Manejo Ambiental de la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá, enmarcadas en el Decreto 485 de 2015, acto administrativo que orienta el cumplimiento de la sentencia de los cerros”, profundizó la entidad.
Ahora bien, con su restauración, se pretende que aproximadamente 400.000 ciudadanos del suroriente de Bogotá accedan a diferentes servicios que se empezarán a prestar en la serranía, orientados a la conservación de la biodiversidad. Habrá entonces actividades de educación y de sensibilización ambiental y se permitirá hacer recorridos interpretativos y de contemplación.
Por otro lado, la Secretaría espera que se logre expedir el Plan de Recreación Pasiva por parte de la CAR, con el cual se pondrá en funcionamiento el sendero El Zuque-Corinto. Una vez se expida el plan, se iniciarán las obras de implementación para que a finales de 2023 el sendero entre en operación.
Asimismo, se van a llevar a cabo diferentes construcciones, las cuales contarán con materiales sostenibles. “En este espacio se van a construir cuatro aulas ambientales, dos que se construyen sobre la placa ya endurecida sobre la planta de asfalto; y dos que se construyen en áreas para la circulación vehicular. Va a haber plantas de tratamiento de agua, tanto residual, como para generar agua potable para los baños y una sede administrativa que suma alrededor de 40 metros cuadrados”, indicó la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia.
Las determinaciones que se han tomado para el futuro de la serranía han sido posibles por espacios de diálogo que se han tenido con la comunidad. Por eso, la Secretaría de Ambiente decidió que no se abrirán más senderos de los que ya hay, los cuales llegan a conformar ocho kilómetros de ruta.
Por eso, las diferentes construcciones que se tienen pensadas van a estar ubicadas en los senderos que ya existen en El Zuque, los cuales eran utilizados para la exploración y explotación minera. “No se van a abrir nuevos senderos, va a haber un mirador únicamente, ya que la comunidad indicó que no querían miradores en la parte alta de la montaña. La infraestructura va a ser muy liviana, habrá paneles solares y recirculación de agua. Esta es una oportunidad para el conocimiento y la educación ambiental, no implica nuevos endurecimientos, implica devolverle a una zona que fue una cantera la posibilidad de restaurar”, explicó Carolina Urrutia.
El dinero que hasta el momento se ha invertido en la restauración ecológica de El Zuque se ha visto reflejado en los 25.000 árboles plantados, en la reubicación de 93 individuos de flora y en el reclutamiento de 196 brinzales de especies leñosas. Además, ya se hizo el traslado de maíz tostado, uva camarona, romerillo amarillo, mano de oso, trompo y anís a diferentes viveros de la Secretaría de Ambiente.