“Apareció Wilson”. La frase, corta, pero esperanzadora, es tendencia en redes sociales, pese a que el perro que ayudó a encontrar a los niños que se perdieron en la selva del Guaviare aún no aparece tras alejarse del radar del guía el 18 de mayo del 2023.
La vuelta del animal es esperada por Colombia, ya que se convirtió en héroe nacional al guiar a uniformados de las Fuerzas Militares a los menores en pleno terreno hostil.
Wilson es un pastor belga malinois, pertenece al Ejército Nacional y es experto en búsqueda de cosas perdidas. Para lograr que tenga esta característica tuvo que ser criado y adiestrado, lo cual tiene un precio.
De acuerdo con el criador Jonathan Cabra, Wilson, así como otros perros adiestrados, con normalidad se alimentan con concentrado comercial, del normal, cuyo bulto vale $150.000.
“El bulto se compra de acuerdo al tamaño del animal. Los cachorros pequeños comen pocas cantidades. A medida que crecen aumentan la cantidad de alimento”, afirmó Cabra a Infobae Colombia.
Anotó que también los adiestran para cuidar fincas, para que estén pendientes de que no les pase nada a otros animales.
A su vez, informó que el hecho de que los adiestren les da un valor especial.
“La persona compra un cachorro, de dos a tres meses, que, dependiendo de la línea genética, puede costar desde un millón hasta siete millones de pesos. Este animal (Wilson) tiene que estar muy bien sacado por todo lo que hace. Hay importadores que traen este tipo de animales a Colombia y los crían acá. Estos están alrededor de $14 millones a $15 millones con línea genética pura, o sea, la calidad de pureza de la cual viene la línea genética de los padres”, indicó.
Aceptó que es un alto costo, pero son animales que valen la pena.
Puntualizó que el promedio de vida de estos perros especializados para trabajar en búsqueda, para trabajar en antiexplosivos, que se dedican antinarcóticos, tienen una duración de 15 años como máximo, que es el tiempo normal para los que se dedican al trabajo. Otros pueden llegar a los 17 o 18 años y tienen una mejor calidad de vida al finalizar esta.
Entonces, teniendo en cuenta el ciclo de vida y el valor del bulto de concentrado, al año (12 meses) una persona puede gastar $1.800.000, mientras que durante los 15 años, a medida que crecen, la inversión podría ser de $27.000.000.
El criador aclaró que el pastor belga malinois es muy diferente al pastor alemán, que por su displacia de cadera tiene un mal terminal, una mala vejez.
“Más que el olfato, no pierden su capacidad de movimiento en el tren posterior, que sí ocurre con el pastor alemán, los cuales terminan arrastrándose”, concluyó Jonathan Cabra, al resaltar que perros como Wilson son muy protectores de la manada a la que pertenecen.
La escuela de Wilson
Wilson, al igual que Ulises, que no soportó la agresividad de la selva y, entre llagas y fuertes vómitos, tuvo que regresar de la selva antes de encontrar a los niños perdidos. Ambos estudiaron en centros de entrenamiento canino, entre ellos la Escuela de Entrenamiento y Reentrenamiento de la Escuela de Ingenieros Militares en Bogotá.
Esta es también un centro de aprendizaje para militares, según contó El Espectador. En este, a cada uniformado le corresponde una pareja canina, de tal forma que se crean binomios de trabajo.
“Desde 2006, por esa Escuela, han pasado más de 17.000 parejas, entre ellas la que conformaba Ulises con su adiestrador. Ambos estaban recién graduados de la especialidad de rastro e intervención, luego de 14 meses de capacitación. Como ellos, son cientos los binomios que son entrenados para aprovechar las habilidades caninas en misiones cruciales para el Ejército”, precisó el medio.
El fundador del centro en la Escuela de Ingenieros Militares de Bogotá, Edgar Fontecha, afirmó que los perros llegan sin entrenar, pero tienen unas características que las vamos contemplando en el entrenamiento.
“Lo que hacemos aquí en el centro de entrenamiento es jugar. Este es el mejor trabajo del mundo, entonces a mí me pagan por venir a jugar, y jugamos con el perro. Entonces, cuando hablamos con el alumno o guía, no le decimos vamos a trabajar, sino vamos a jugar porque es un juego”, enfatiza el entrenador”, dijo el militar.
Es de anotar que Wilson y Ulises se especializaron en rastro en intervención. Durante 14 meses fueron entrenados para hacer diferentes maniobras desde helicópteros, como descenso de soga o rapel. Fueron capacitados en superación de obstáculos e intervención de objetivos, dado que esta especialidad se utiliza para acompañar tropas en operaciones desarrolladas tanto en zona selvática, como urbana. Están plenamente capacitados para ingresar al interior de establecimientos, viviendas y, en este caso, la densidad de la selva hasta hace poco inexplorada del Guaviare.