Así fue cómo los niños indígenas rescatados en la selva dejaban pistas para ser encontrados, según contó su abuelo

Don Narciso, el abuelo de los menores rescatados en la selva de Caquetá, entregó nuevos detalles de la manera como sobrevivieron en la selva

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Don Narciso, abuelo de los niños, hablando desde el Hospital Militar. Foto: Ministerio de Defensa.
Don Narciso, abuelo de los niños, hablando desde el Hospital Militar. Foto: Ministerio de Defensa.

La historia de sobrevivencia de los hermanos Lesly Mucutuy (13 años), Soleiny Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (4 años), y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy (un año) en la inhóspita selva amazónica colombiana durante 40 días sigue sorprendiendo a la opinión pública a medida que se conocen más detalles.

Tras intensas e incesantes labores de búsqueda, los menores fueron encontrados en Solano (Caquetá) y de allí fueron transportados hasta San José del Guaviare, donde un avión C-295 adecuado como ambulancia los llevó a Bogotá para que fueran remitidos al Hospital Militar con el fin de que se les brinde la mejor atención física y psicológica.

Desde ese centro médico habló el abuelo de los niños, don Narciso, con funcionarios del Ministerio de Defensa y dio nuevas revelaciones acerca de la forma en que sus nietos lograron sobreponerse a las extremas condiciones de la selva de los departamentos de Caquetá y Guaviare.

Según dijo, cuando Lesly notó que los adultos que viajaban en la avioneta habían muerto, rescató a su hermana Cristin de los escombros y junto con sus otros hermanos estuvieron esperando a que alguien llegara a rescatarlos al lugar del siniestro, mientras se alimentaban con tres kilos de fariña, una harina hecha a base yuca amarga, que es rica en proteínas, calorías y vitamina B, entre otros nutrientes.

“Ella abrió la maleta de la mamá, sacó la ropa, rompió y envolvió. Llevaban 3 libras de fariñas, cogieron eso y quedaron alrededor del avión por cuatro días esperando a ver si alguien podía ir a recogerlos”, contó el abuelo.

Cuando ese alimento se les acabó, tuvieron que adentrarse en la selva para buscar más alimentos, aunque no sabían muy bien qué camino tomar. No obstante, dejaban pistas de los lugares en donde acampaban por si los estaban buscando.

El hombre explicó también que Cristin pudo sobrevivir porque Lesly pudo darle tetero de a pocos y que cuando se acabó la alimentó con agua. Agregó que cuando no pudieron más del cansancio, los cuatro hermanos decidieron quedarse esperando en un solo lugar a ver si finalmente alguien los encontraba.

Soldados colombianos atienden a cuatro niños sobrevivientes de una avioneta Cessna 206 que se estrelló en la selva, en límites entre los departamentos de Caquetá y Guaviare. Foto Fuerzas Militares de Colombia/Presidencia
Soldados colombianos atienden a cuatro niños sobrevivientes de una avioneta Cessna 206 que se estrelló en la selva, en límites entre los departamentos de Caquetá y Guaviare. Foto Fuerzas Militares de Colombia/Presidencia

Sobre Wilson, don Narciso contó que “primero el perro andaba con ellos. Se iba y el perro regresaba otra vez y se iba. Pero ya después el perro se desapareció”. Agregó así mismo que los menores nunca sintieron miedo y que para protegerse de la lluvia utilizaban ramas y hojas anchas.

Fuerzas Militares confirmaron que seguirá la búsqueda hasta encontrar a Wilson. @FuerzasMilCol/Twitter
Fuerzas Militares confirmaron que seguirá la búsqueda hasta encontrar a Wilson. @FuerzasMilCol/Twitter

“Me abrazaron, “que papá, que papá”, “que nos vamos”. Yo le dije que no nos vamos todavía, porque los médicos tienen que mirarlos, porque ustedes estuvieron mucho tiempo en el monte y después ustedes van a quedar en las manos de Bienestar Familiar y después de eso vamos a llegar a un acuerdo para que hagan entrega”, dijo el abuelo sobre el momento en el que se encontró con sus nietos.

Acerca del momento del rescate, comentó que les preguntó a los niños si recuerdan quién fue la persona que los encontró, a lo que ellos le dijeron que fueron cuatro rescatistas, pero que no reconocen quiénes fueron.

Algo que pudo haber dificultado las labores de búsqueda es que cuando los menores veían o escuchaban helicópteros, miembros de las Fuerzas Militares o de las comunidades indígenas, se escondían porque pensaban que los iban a castigar.

“Cuando sonaba un helicóptero, ellos se metían debajo de una palizada, debajo de palos grandes, por miedo, y cuando los buscaban los paisanos y el Ejército a 10 metros, ellos se quedaban quietos y le tapaban la boca a la pequeñita para que no llorara. Entonces cuando los mismos indígenas buscaban en la región donde ellos vivían ellos nunca contestaban, porque pensaban que si los encontraban les iban a dar juete”.
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