La fuerza de Cristin: su llanto fue clave para encontrar a los niños en la selva del Guaviare

Los rescatistas indígenas contaron que los menores “ya no tenían fuerza, no podían gritar porque la voz tampoco les daba”

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El llanto de la bebé
El llanto de la bebé Cristin fue cable para encontrar a los niños en la selva del Guaviare

Rescatistas indígenas cuentan detalles del rescate de los cuatro menores que se encontraban desaparecidos desde el 1 de mayo, tras el accidente de la avioneta que cubría la ruta entre Aracuara (Amazonas) y San José del Guaviare.

Mientras se continúa celebrando este recate, los indígenas que duraron 25 días recorriendo la entrañable selva en búsqueda de los menores relatan los minutos que pasaron antes de hallarlos. En una entrevista con Noticias Caracol, aseguraron que fue el llanto de la bebé Cristin el que los llevo al anhelado encuentro.

Cabe destacar que los cuatro niños, Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 y Tien Noriel Ranoque Mucutuy, de 4; Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de un año, por el momento se encuentran en el Hospital Militar en Bogotá, mientras se recuperan de los 40 días que duraron en medio de la naturaleza.

En dicho medio, dos de los rescatistas contaron en detalle cómo fue el encuentro, pues en un momento llegaron a dudar si en realidad lo que veían era a los niños, ya que por las largas jornadas de caminata la guardia indígena había presentado alucinaciones.

Edwin Manchola de 31 años, el mayor del grupo, fue el primero en ver a los niños, iba junto a cuatro indígenas más de su pueblo Jiri Jiri. Él relató que iban despacio cuando en medio del cansancio y las extrañas visiones que tenían, sintieron el llanto de la bebé.

“Yo vi el objetivo, pues caminando en la selva, vi que una rama se movió, en una distancia de 30 o 40 metros aproximadamente”, dijo Manchola.

“Yo escuché a los niños llorando, yo les dije a mis compañeros ‘manitos son los niños’, Nicolas corrió y les habló en nuestro idioma; los menores nos reconocieron inmediatamente, ellos corrieron hacia él, que fue el primero que los abrazó y, les dio ese aliento que necesitaban”, agregó Edwin Manchola para el medio en mención.

La guardia indígena viajó desde el Putumayo hasta Bogotá para poder visitar a los niños luego del rescate de los menores. Además, relató que es impresionante porque el grupo de búsqueda es un grupo muy joven, son personas entre los 18 años hasta los 31 años.

Este grupo que se encargó de rescatar a los niños cuenta que la naturaleza fue la que los guio hacia el lugar donde ellos debían moverse, pues en un momento se detuvieron por el cansancio y el agotamiento que tenían en sus piernas, pero sienten que la esperanza nos los detuvo.

Por otro lado, Miguel Romayo Capojui, jefe de la guardia indígena Murui, expresó: “Nico cuando levanto la cabeza vio a la niña mayor con la bebé en los brazos y con los otros en las manos”.

“Ellos ya no tenian fuerza, no podian gritar por que la voz tampoco les daba”, expresó Romayó en la entrevista.

Luego de ese momento, “ellos reaccionaron con alegría, haciendo preguntas. Nosotros les dijimos que veníamos de parte de su abuelo, de su papá, nosotros somos su familia”, luego los menores hablaron con ellos, “inclusive el niño se levantó y dijo que tenía mucha hambre, dijo que quería comer fariña, arroz con chorizo y quería tomar chicha”.

De igual manera, sus rescatistas se mostraron regocijados por hallarlos vivos tal y como la naturaleza se los había llevado, cuentan las fuerzas de los niños se renovaron, el campamento improvisado que ellos armaron lograron dejar ver su destreza, resiliencia y fuerza que superó las expectativas de sus mayores indígenas.

Esto se refleja en el refugio que los menores construyeron, pues tenían un toldillo con ramas, además, con hojas de plátano y bijao habían tendido como un colchón.

Por otro lado, los rescatistas relataron detalles del ritual que hicieron y en que cantaron cuando hallaron a los menores para poder “liberarlos a ellos y luego empezar toda la operación de rescate”; es decir, para trasladarlos desde dónde los encontraron.

Se conocieron las primeras imágenes de los niños encontrados en Guaviare y miembros de la guardia indígena, minutos después de ser hallados por los integrantes de los miembros de rescate.

Espiritualmente, hicieron una ceremonia en donde primero realizaron venteo con tabacos, les dieron agua para purificar y prosiguieron a quemar incienso para tratar de “quitar el mal humor que ellos tenían por el calor de la selva y que ellos se acogieran al calor de sus rescatistas”.

Como ellos expresan, ese ritual es para traer a los menores “de la oscuridad a la luz”, luego caminaron dos horas más hasta encontrarse con el grupo de las fuerzas militares.

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