El viernes 9 de junio se confirmó el hallazgo en las selvas del Guaviare de los cuatro niños desaparecidos tras el accidente de una avioneta Cessna 206 el primero de mayo, en la que se convirtió en una historia que mantuvo en vilo a todo el país. Pasaron 40 días en los que las Fuerzas Militares y un grupo conformado por las comunidades indígenas de la región buscaron a los pequeños exhaustivamente en medio de la espesa selva.
Entre las dificultades propias de una búsqueda de esta naturaleza y hasta un caso de fake news, así se desarrollaron 40 días de drama y suspenso que tuvieron un final feliz.
Accidente y primeros intentos de búsqueda
En la mañana del primero de mayo, la Aeronáutica Civil reportó el accidente de una avioneta Cessna 206, de matrícula HK 2803, mientras sobrevolaba el río Apaporis, en medio de la selva entre los departamentos de Caquetá y Guaviare.
La aeronave, con siete ocupantes a bordo, cubría la ruta Araracuara–San José del Guaviare, cuando desde la tripulación se notificó una falla en el motor de la avioneta, por lo que se declaró estado de emergencia. Según la Aeronáutica Civil, el último contacto con la avioneta se produjo 175 kilómetros al sur de San José del Guaviare.
Una vez se confirmó el accidente, las autoridades desplegaron un operativo de búsqueda y salvamento denominado Operación Esperanza, con el fin de encontrar a los siete ocupantes: Hernando Murcia Morales, el piloto; Herman Mendoza Hernández, el director de la fundación de profesionales indígenas Yetara, y Magdalena Mucutuy Valencia, la madre de Lesly Mucutuy (13 años), Soleiny Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (4 años) y Cristian Neriman Ranoque Mucutuy (entonces de 11 meses, y que cumplió un año de edad en medio de la selva).
Se desplegaron helicópteros y hasta un avión fantasma sobre la zona donde se tuvo contacto con la avioneta por última vez. El 2 de mayo, el padre de los niños, Manuel Ranoque, se mostró tan desconsolado durante una entrevista con Noticias Caracol que hasta se ofreció a buscar él mismo a los posibles sobrevivientes del accidente. Aun así, se mantuvo esperanzado de que aparecieran los tripulantes:
“Yo ya he enfrentado muchas veces esto. Tuve una hermana perdida casi un mes y luché hasta encontrarla, porque es una hermana muda, especial, y de igual manera ella retornó. Entonces, yo pienso que en estos momentos el esfuerzo no se va a perder”
Para facilitar la coordinación del operativo, la Aeronáutica Civil y la Fuerza Aérea Colombiana instalaron un Puesto de Mando Unificado (PMU) en la zona del siniestro a partir del 4 de mayo para coordinar de manera efectiva las labores de búsqueda y de rescate de los tripulantes de la avioneta. Una vez instalado se dio la orden de que los trabajos terrestres y fluviales continuarán en el perímetro donde se obtuvo el último registro de la aeronave.
Mientras continuaba la búsqueda de los tripulantes, la abuela de los niños, Fátima, grabó un audio que fue reproducido en el lugar de los hechos con megáfonos. El mensaje estaba tanto en español como en el dialecto indígena de la comunidad de la que hacen parte. En el mensaje, la mujer le pedía a sus nietos estar atentos a la presencia de los socorristas:
“Le pido su favor, tienen que estar quietos porque el Ejército los está buscando, si escucha el micrófono, ellos los van a traer”
El 8 de mayo se anunció la suma de 60 unidades élite de las fuerzas especiales del Ejército Nacional a los operativos en campo, con el fin de apoyar las labores de búsqueda terrestre y fluvial que se venían realizando hasta ese punto.
Aparece la avioneta y un refugio creado por los niños
Transcurridas dos semanas del accidente, el 15 de mayo, la Aeronáutica Civil confirmó el hallazgo de la avioneta en inmediaciones de la vereda Palma Rosa, en zona rural del municipio de Solano, en el departamento de Caquetá. Tras corroborar la información suministrada por el Puesto de Mando Unificado, al día siguiente se notificó que se encontraron los cuerpos sin vida de los tres adultos que tripulaban la aeronave.
“De acuerdo a la información que hemos recibido del área de búsqueda, se han avistado los cuerpos de los tres adultos que estaban en la aeronave. Continuamos la búsqueda”, informó la entidad. La patrullera Lily Carmona y la subintendente Fabiola Santamaría, quienes encontraron la aeronave, le contaron a Noticias Caracol que las labores de rescate representaron dificultades por el terreno debido a que “al caminar se enterraban”. A la vez, las Fuerzas Militares informaron que gracias a un perro que formaba parte de las labores de búsqueda en tierra, encontraron un refugio hecho con palos y ramas, así como elementos que pertenecían a los niños, como unas “moñitas” y un par de tijeras.
Germán Camargo, coordinador operativo de la Defensa Civil, confirmó esta información y señaló que la abuela de los niños identificó un biberón que le pertenecía a su nieta.
Tras el hallazgo de la aeronave y de este refugio, se intensificó la búsqueda de los cuatro menores que seguían desaparecidos, por lo que se ordenó un vuelo de perifoneo en la zona, mientras continuaban las labores de búsqueda en tierra. La Aerocivil anunció que un equipo judicial se dispuso para llegar al sitio donde se encontró la avioneta “para realizar los actos urgentes con los tres cuerpos sin vida que allí fueron hallados”. Los cuerpos fueron trasladados al helipuerto del Batallón de Infantería de Marina 32, ubicado en San José del Guaviare. De igual manera, se pidió apoyo a las comunidades indígenas de la zona con el fin de facilitar las labores de hallazgo.
Gustavo Petro celebró el supuesto hallazgo de los niños con información sin confirmar
Transcurridos dos días desde que se encontró la avioneta, el 17 de mayo Gustavo Petro publicó en su cuenta de Twitter que los niños perdidos habían sido encontrados. “Después de arduas labores de búsqueda de nuestras Fuerzas Militares, hemos encontrado con vida a los 4 niños que habían desaparecido por el accidente aéreo en Guaviare. Una alegría para el país”, trinó el mandatario.
Pero aunque la alegría del país no tardó en hacerse notar, en cuestión de minutos se convirtió en una gran decepción: la información no fue confirmada por las autoridades ni por las Fuerzas Militares, a quienes Petro atribuyó el hallazgo. Fuentes del Ejército aseguraron que no habían tenido contacto con los menores, lo que desató duras críticas al Presidente por publicar información sin verificar en su cuenta oficial. Las familias de las víctimas y de los niños desaparecidos en el accidente aéreo también rechazaron lo ocurrido.
Al día siguiente y tras eliminar el mensaje, el mandatario aseguró que compartió información que no había sido confirmada por fuentes oficiales. “Lamento lo sucedido. Las Fuerzas Militares y las comunidades indígenas continuarán en su búsqueda incansable para darle al país la noticia que está esperando”, escribió. Además, aseguró que la Aeronáutica Civil (Aerocivil) y el PMU confirmaron que se habían encontrado huellas frescas en la zona y que aún no estaban en contacto con los cuatro niños.
Petro recibió la información a través del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), de que había indicios de dónde podrían estar los cuatro menores, pero de acuerdo con la directora de la entidad, Astrid Cáceres, las difíciles condiciones meteorológicas sumadas a las dificultades propias del terreno, no se podía confirmar la noticias. En todo caso, reiteraron que las labores de búsqueda continuaban y existían indicios de que los niños seguían con vida. También señaló que existía la posibilidad de que los niños estuvieran bajo el cuidado de una comunidad indigena, pero recalcó que era una información todavía por confirmar.
Continúan las labores de búsqueda
El 18 de mayo, el coronel Iván Mauricio Meza, comandante del Comando Aéreo de Combate No. 6, informó que el avión fantasma de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) se sumaba a las labores de búsqueda. Su función consistía en lanzar bengalas para iluminar la zona y ayudar a las unidades terrestres (en ese momento eran más de 100 uniformados destinados a la búsqueda). El militar reiteró que la fuerza “seguirá disponiendo de todas sus capacidades en esta misión”:
“Las tripulaciones de la aeronave AC47 han realizado sobrevuelos durante la noche lanzando bengalas a 6.000 pies de altura iluminando el área de búsqueda. Esta misión se realizó con el fin de ofrecer luminosidad a los niños y de esta manera puedan guiarse en esta inhóspita selva del Caquetá, llegando al lugar donde se encuentran las tropas de búsqueda”
Las labores de la Operación Esperanza arrojaron nuevos resultados alentadores, pues las tropas en tierra hallaron huellas frescas en la zona en la que buscan a los menores. De acuerdo con el comunicado:
“Las Fuerzas Militares hallaron nuevas huellas que serían de los menores. En esta ocasión fue cerca a un riachuelo en donde las Fuerzas Especiales encontraron esta pista que llena de energía a los más de 100 hombres insertados para esta misión humanitaria”
En las imágenes divulgadas por parte de las tropas, se evidenciaban pisadas en la tierra húmeda que, por su tamaño, se concluyó que correspondían a los niños, por lo que estarían cerca de donde se encontraba el equipo de rescate. Esto llevó a que el 20 de mayo se sumarán a las labores de búsqueda 50 soldados de las Fuerzas Especiales. A su vez, el presidente Petro confirmó que el PMU sumó un total de 85 indígenas de diferentes comunidades “con experiencia en rescate y áreas selváticas, a la búsqueda de los niños”. En ese momento el radio de la búsqueda en la Operación Esperanza era de unos 30 kilómetros.
Con el paso de los días se reportó ayuda internacional para agilizar las labores de rescate, dirigida especialmente a las comunidades indígenas, que consistieron en morrales con agua y alimentos. Naciones Unidas contribuyó con un helicóptero más para rastrear la zona. El 25 de mayo se pronunció el padre de los niños, Manuel Ranoque, quien reconoció la complejidad del momento emocional, pero aseguró que no perdía la esperanza de que aparecieran los niños:
“Anímicamente, puedo decirle que no estoy bien porque esto es un golpe duro, pero sí tengo mucha fe en que posiblemente estaré con mis hijos, con mi familia, que es lo más importante”
Un día después, el 26 de mayo, el Ejército informó que uno de los desaparecidos, la bebé Cristin Ranoque Mucutuy, cumplió ese día un año de edad en medio de la selva. Mientras reafirmaron su compromiso con la búsqueda de los pequeños, felicitaron a la menor:
“Desde todos los rincones de la geografía nacional los colombianos nos unimos en oración para que ella y sus tres hermanos estén bien y que pronto podamos celebrar la vida juntos. Desde el Comando de las Fuerzas Militares invitamos a todo el país para que celebremos su cumpleaños con una oración por ella y sus hermanitos, con la esperanza de que pronto puedan reunirse con su familia y para que permanezcan fuertes mientras los hallamos”
El rescate
Los primeros indicios de que el rescate de los pequeños estaría cerca llegó el 29 de mayo, cuando el brigadier general Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, comandante del Conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, entregó nuevos detalles de la Operación Esperanza. El militar reveló que durante las labores de búsqueda pasaron a pocos metros de los cuatro niños, pero las dificultades del terreno seguían jugando en contra de sus esfuerzos:
“Creemos que hemos pasado a unos 200 o 300 metros de ellos. Hemos encontrado evidencias y hemos corroborado con los GPS, como cuando hallamos los dos pañales, uno usado, que pasamos a cerca de 100 metros de ellos. Pero es que allí, a 20 metros, ya no se ve nada”
Entre los hallazgos reportados en ese momento destacó la presencia de huellas frescas en la zona, con rumbo hacia el norte de la zona; lo que alimentó la ilusión de hallarlos sanos y salvos:
“Creemos que estamos muy cerca. Hay un caño, El Arará, que desemboca en el río Ariari, hacia el norte; y hacia el suroccidente otros afluentes que desembocan en el río San Jorge. La probabilidad más alta es que fueran hacia el río San Jorge: allí no hay comunidades, es una zona totalmente virgen. Creemos que cambiaron de rumbo hacia el norte y al oriente y los indicios nos dicen que irían hacia el río Apaporis”
El 5 de junio, a 35 días de la desaparición de los niños, se supo que el Ejército estaba recurriendo a cintas reflectivas para señalar caminos que les pudieran servir a los pequeños para llegar a los puntos de seguridad donde se encontraban los equipos de rescate. También dispusieron de unos 600 silbatos colgados en las cintas para que los niños los pudieran utilizar para marcar su posición.
Finalmente y cuando se cumplían 40 días de búsqueda, en la tarde del 9 de junio fuentes de las Fuerzas Militares confirmaron que los cuatro niños fueron hallados. Minutos más tarde, el presidente Gustavo Petro dio detalles de la situación de los cuatro menores. Señaló que los niños se encontraban débiles, por lo que cuando se le preguntó si viajaría al Guaviare para ver personalmente a los niños dijo: “Dejemos que los médicos hagan su valoración y ya sabremos”. Así mismo, resaltó que es “un regalo para la vida que nuestros niños hayan sido cuidados por nuestra selva”. El mandatario aprovechó para recalcar la labor tanto de las Fuerzas Militares como de las comunidades indígenas de la región:
“Las comunidades indígenas que estuvieron en la búsqueda y las Fuerzas Militares conjuntamente encontraron a los niños, 40 días después. Estaban solos. Ellos mismos lograron un ejemplo de supervivencia total que quedará en la historia. Esos niños son hoy los niños de la Paz”
Un helicóptero se desplazó hasta el municipio de Solano (Caquetá), en donde fueron encontrados los niños. La intención original era que fueran trasladados a Villavicencio o Bogotá, pero debido a las difíciles condiciones meteorológicas la extracción se demoró y tuvieron que ser trasladados a la base militar de San José del Guaviare donde ya fueron estabilizados por el personal médico, según informó el Ministerio de Defensa.
De este modo 40 días de búsqueda, drama y suspenso que paralizaron a todo el país concluyeron con un milagro, aun en medio del pesar por la muerte de los tres adultos que tripulaban la aeronave.