En los últimos días, opera un particular ejército en Cartagena de Indias. No se trata de militares, sino de técnicos egresados de la Escuela Taller de la ciudad (Ectar). Su misión es la de restaurar y realizar tareas de mantenimiento de las más icónicas edificaciones de la ciudad: sus murallas.
Las labores de los técnicos hacen parte del Plan Anual de Mantenimiento aprobado por Ministerio de Cultura, un requisito indispensable cuando se trata de intervenciones en Bienes de Interés Cultural declarados.
Entre las tareas desarrolladas se encuentra el lavado y consolidación de juntas. Las tareas se desarrollan no solo en las murallas, también en las fortificaciones como el baluarte de San Ignacio o el fuerte de San Fernando de Bocachica.
El trabajo de los técnicos de la Escuela Taller de Cartagena iniciaron en mayo, con otros de los baluartes de La Heroica (San Lucas y Santa Catalina). Su trabajo se concentró en las tareas de limpieza, donde se retiraron las impurezas por medio de un proceso técnico, el cual consistió en:
Retiro del polvo en seco, el lavado de en húmedo para lo que se usa agua, jabón neutro y cepillos de cerda plástica. Finalmente, se consolidaron las juntas entre los sillares (rellenar los espacios entre las piedras) paro lo cual se utiliza un mortero con cal, lo cual se realizó en 1.160 metros cuadrados, solo en el sector de “La Tenaza”.
“Es muy satisfactorio ver el trabajo de la mancha o ejército amarillo de la Escuela Taller en diferentes puntos de manera simultánea. A través de jóvenes en formación bajo la metodología ‘Aprender haciendo’, y de técnicos egresados que laboran como contratistas, aportamos no solo a la conservación del patrimonio de los cartageneros, a su embellecimiento y disfrute, sino también a la movilidad y cambio social de la ciudad”, afirmó el director general de la Ectar, Rafael Cuesta Castro
Parece una labor sencilla, aunque laboriosa, no obstante, se debe destacar que los principios de la restauración indican que cualquier intervención debe ser reversible, lo que significa que cualquier aplicación pueda retirarse sin que esto afecte la integridad de la pieza.
La Alcaldía de Cartagena explicó que, luego de estas tareas, el ejército amarillo, como denominan a los funcionarios de la Etcar, se trasladó a San Ignacio y San Francisco Javier, donde actualmente trabajan en otros en 514.36 metros cuadrados.
Pero no son los únicos presentes en el “campo de batalla”, también asisten varios profesionales en Seguridad Industrial y Salud Ocupacional (Siso), maestros de obras y arquitectos restauradores. Todos estos se encuentran debidamente uniformados y usando los implementos de protección reglamentarios, hecho que evidencia la comparación con el ejército.
Desde mayo también se han remplazado los bolardos de la zona contigua a la muralla, los cuales fueron instalados por primera vez en el 2015 con el objetivo de recuperar las zonas verdes de la edificación, las cuales eran empleadas como parqueaderos en el pasado.
Con esta medida no solo se pretende evitar el deterioro de los cimientos de las murallas, sino que también se propone recuperar el espacio público, destinado para la práctica de actividades deportivas.
En el caso del fuerte de San Fernando de Bocachica, ubicado en el sur de Tierrabomba, 908.43 metros cuadrados fueron sometidos a mantenimiento. Un aspecto importante de mencionar es que todos los contratistas que trabajaron en esta labor son originarios del corregimiento.
“Estamos impactando toda la superficie interna de la plaza de armas, incluyendo la rampa de acceso a la plataforma superior, toda la contramuralla del flanco curvo y los demás elementos que están cerrando esta plaza de armas en su totalidad. El ejercicio se hace aplicando la misma metodología autorizada por el Ministerio de Cultura, que es una limpieza en seco y posteriormente en húmedo”, explicó el director de Obras de la Escuela Taller Cartagena de Indias, Mario Zapateiro Altamiranda