Los recientes episodios que terminaron con la salida de la jefe de Gabinete de la Presidencia, Laura Sarabia, y la renuncia del embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, tienen y tendrán consecuencias económicas, políticas y jurídicas. Una de ellas es la devaluación del dólar, divisa que está cercana a cotizarse en $4.000 tras el cierre de $4.180,15 el 8 de junio.
De acuerdo con expertos, esto, aunado a otra serie de situaciones nacionales e internacionales, generaron un escenario de incertidumbre política, que en vez de constituirse en dificultad para el mercado cambiario colombiano, se convirtió en oportunidad.
Cabe recordar que entre el 5, 6 y 7 de junio el dólar devaluó con respecto a la divisa nacional en cerca de $140.
“Es posible que el dólar tenga una tendencia hacia los $4.000 al finalizar junio, debido al comportamiento de los precios del petróleo Brent, de referencia para Colombia, y WTI, a las ganancias en los mercados bursátiles europeo y de Wall Street, a la aprobación del endeudamiento por USD34 billones al gobierno estadounidense, a la posible pausa en el aumento de la tasa de intervención del Banco de la República este mes y a la disminución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en mayo”, indicó el profesor de Hacienda Pública y Presupuesto de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario Henry Amorocho,
Trámite de las reformas estructurales
Una de las consecuencias más evidentes de la crisis político-jurídica reciente se evidencia en la lentitud en el trámite de los proyectos de reformas estructurales de salud, laboral y pensiones.
Paradójicamente, anotó Amorocho, esta situación es bien recibida por los mercados, pues analistas e inversionistas expresaron en reiteradas ocasiones que las actuaciones del Gobierno y el Congreso de la República de no dar a conocer los costos fiscales de las reformas tienen un sabor a improvisación que generó incertidumbre en el horizonte fiscal del país y las expectativas del mercado.
“No es sorpresa que mientras en la Casa Nariño se contiene la respiración, los mercados respiren con alivio ante la expectativa de que se aplacen las reformas para el próximo período de sesiones ordinarias”, agregó el profesor de Hacienda Pública y Presupuesto.
Los factores enunciados anteriormente contribuyeron a que la tasa de cambio colombiana se haya fortalecido con respecto al dólar y a que, al menos en lo que resta del mes de junio, haya una tendencia a la baja, con algunas volatilidades al alza dependiendo de los precios del petróleo.
Para Amorocho, por lo pronto el precio del dólar tenderá a los $4.000 y, por qué no, a los $3.900, según sea la evolución de los hechos de la crisis política, del crecimiento económico nacional y de los mercados internacionales entre junio y julio de este año.
Beneficios para la economía colombiana
La revaluación del peso beneficia a la economía colombiana en la medida que sería conveniente hacer pagos de deuda, también podrían crecer las importaciones necesarias para la producción en el sector de bienes, alimentos y manufactura, así como motivar el ahorro y la inversión en títulos de renta fija por el diferencial que se podría tener por la acelerada devaluación del dólar en la coyuntura.
Sin embargo, y desde otra óptica, el experto indicó que invertir en dólares nunca será malo porque el mercado es volátil y hoy puede bajar el precio de la divisa americana, pero en el corto y mediano plazo de la actual vigencia fiscal el dólar puede oscilar en un rango de precio entre $4.300 y $3.900.
“El panorama cambiario y fiscal muestra que será muy sensible a la suerte de las reformas estructurales que avanzan con lentitud en el Congreso de la República, a las marchas en favor del Gobierno, al mejoramiento de varios indicadores sociales y a la indeterminación de los costos fiscales de las reformas”, agregó el experto.
Anotó que aunque muchas cosas pueden ocurrir mientras se acerca el final de este periodo legislativo, como tomar la decisión de aprobar las reformas en periodos extraordinarios o aplazar su debate para la siguiente legislatura, al menos en el mes de junio se verá una volatilidad de la moneda con manifestaciones de revaluación del peso y de ligeros movimientos al alza de la tasa de cambio peso-dólar.