Café Oma, y Presto solicitaron acogerse al proceso de reorganización en el marco de la Ley 1116 de 2006.
De esta manera, Restcafe, propietaria de la marca Café Oma, y Frayco, de la marca Presto, anunciaron que con esta decisión legal buscan cumplir con las obligaciones con sus proveedores, acreedores y arrendadores.
Las compañías anunciaron que la inflación, el costo de los insumos, el aumento de las tasas de interés y el impacto en el consumo, los llevaron a tomar esta decisión “con el objetivo de viabilizar las dos marcas hacia un futuro más sólido”.
Del mismo modo, anunciaron que “los colaboradores de ambas empresas tendrán derechos y garantías frente al proceso y seguirán con el pago de salarios y prestaciones sociales. La normativa establece herramientas que aseguran la continuidad de las operaciones y la empleabilidad. Café Oma y Presto continúan creyendo en el mercado colombiano y su objetivo con esta decisión es mejorar la experiencia con sus consumidores, ofreciendo un servicio y productos de alta calidad”.
De acuerdo con la última medición de Euromonitor la marca de café Oma tiene 4% del negocio que hoy lideran Juan Valdez, con 22%, y Tostao, con 19%. En cuanto al negocio de las hamburguesas, está liderado hoy en día por la marca de Nutresa, El Corral, que se queda con 43,20%, vale recordar que recientemente este restaurante cambió de dueños.
En segundo lugar, está Colombia Arcos Dorados, que maneja la franquicia de la marca internacional de McDonald’s, con 18,3%. En esta franja, Presto alcanza 5,1% de una torta que mueve $2,8 billones.
En 2020, después de un ejercicio de evaluación, las directivas de Oma decidieron cerrar un 30% de los puntos de venta de 220 en total. Mientras que en Presto clausuró el 4% de un total de 180.
La reorganización empresarial
La reorganización empresarial es una figura establecida en el régimen de insolvencia que permite normalizar las relaciones comerciales y crediticias de las organizaciones mediante su restructuración operacional, administrativa, de activos o de pasivos.
Este proceso se prevé para las sociedades que tengan dificultades en cumplir sus obligaciones o estén a punto de cesar pagos a sus proveedores.
De acuerdo con datos de la Superintendencia de Sociedades, desde 2007 a marzo 31 del presente año se han aceptado 2.078 procesos de reorganización empresarial en el país. En lo corrido del año van 79 validados. Allí, la empresa y sus acreedores hacen negociaciones y llegan a un acuerdo, en el cual se realizan los pagos según establece la ley (trabajadores, impuestos, bancos y proveedores).
Para empezar el proceso de reorganización, la empresa debe presentar ante la Supersociedades los cinco estados financieros básicos de los últimos tres años y con corte al día de la solicitud. Inventario de activos y pasivos, memoria explicativa de las causas de la insolvencia y flujo de caja para pagar.
Se emite el auto de iniciación. Ese documento contiene órdenes para el deudor como la publicación de avisos o la entrega de información a los acreedores. Se nombra un promotor quien será el encargado de asistir a las negociaciones y que los bienes del deudor sean adjudicados a los acreedores.
Es un documento donde se relaciona a quién debe y cuánto dinero debe la empresa. También define cuántos votos tiene el acreedor sobre el acuerdo de reorganización. Si es acreedor, debe buscar al promotor para que incluya su crédito en el proyecto de graduación y calificación del mismo.