Luego de 13 años viviendo juntos, Efraín García y Carmen Gómez decidieron unir sus vidas en matrimonio, a pesar de la diferencia de edad, que no es poca.
Y es que, después de todo, Don Efraín –músico y agricultor– cumplirá 101 el 28 de julio. Mientras que, Carmen apenas va para los 68.
Cuando se conocieron, Don Efra rondaba los 87, 17 de ellos estando viudo, y Carmen, que trabajaba en un restaurante de Sopetrán (municipio al suroccidente de Antioquia) estaba a punto de celebrar los 55.
Sin embargo, en esta historia, la edad es lo de menos. Después de todo, la curiosa pareja encontró el amor en la última etapa de la vida. Misma que han sabido aprovechar al máximo, gozando de un estado de salud envidiable: Don Efra, por ejemplo, “tiene todavía todo su conocimiento, él sabía que estábamos haciendo, que estábamos preparando y en este momento él se encuentra muy contento”, comentó orgullosa su nueva esposa, en entrevista para Caracol Radio.
Los hijos jamás fueron un inconveniente. Todos están grandes y en el caso de Carmen, que tiene dos de sangre y uno de crianza, los tres se mostraron felices desde que conocieron la noticia del matrimonio.
La conquistó siendo un caballero, de esos antiguos, con palabras dulces y canciones románticas: “Yo me quedo aterrada con él, porque a pesar de los años que tiene jamás he llegado a recibir una mala palabra de él. Eso fue lo que más me encanto de él, esa formalidad, esa sencillez, de todo. Él es más bien calladito... él habla si le sacan las palabras”.
Según Carmen, todo empezó con una invitación sencilla, en la que logró conocerlo realmente y hacerse a una idea del tipo de hombre que era Efraín: “Yo iba para allá a comprar una carnita en una carnicería, cuando él estaba tomando ahí en una cantina, cuando yo pase y me silbó (…) ya de paso volvió y me llamo y me preguntó ¿usted no me acepta para tomarse una Coca-Cola?”.
Aceptó a la primera, conversaron y desde entonces sintió que le gustaba su forma de ser; por lo que, siguieron conociéndose y no habiendo pasado un mes, él tuvo un detalle que terminó de conquistarla:
“A los 15 días me llevó una serenata a donde yo estaba viviendo en la casa, ahí a Sopetrán, y entonces (mis hijos) quedaron fue muy encantados de él (...) eso es lo que más me atrajo, el amor de él”.
El “periodo de enamoramiento”, como algunos lo llaman, estuvo marcado por las visitas de Don Efra al restaurante en el que trabajaba, a tomarse un “tintico”, hacerle algo de visita y verla trabajar “y hasta aquí vamos bien”, confiesa Doña Carmen.
“Cuando el me conquisto casi como a los dos o tres meses me vine a vivir con él ahí mismo, porque él estaba solito”, así como ella, que llevaba “mucho tiempo” sin estar una relación, “por lo menos 7 u 8 años sola”. De ahí que se abriera a la idea y terminara siendo recompensada con una boda de ensueño. “Hermosa” como ella dice.
La ofició el sacerdote en la iglesia del pueblo, él los ayudó a ambos a cumplir con los demás sacramentos, necesarios para dar el sí en el altar. “La hija de él (Don Efra) nos colaboró mucho para el matrimonio”, todos se alegraron. Los hijos de Carmen y los hijos de Efraín estuvieron de acuerdo desde un principio con su unión, que, a pesar de darse en la tercera edad, esperan mantener para el resto de sus vidas, como juraron en la iglesia antes ambas familias.