La tusa: esto es lo que le pasa químicamente a nuestro organismo

En diálogo con Infobae Colombia, una psicóloga experta en relaciones de pareja y un médico neuropsiquiatra hablan sobre la tusa y todas sus facetas

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Nadie se libra de un desamor, de tener el corazón roto, de pasar por una tusa de aquellas en las que uno cree que no hay salida y nunca más se volverá a amar con la misma intensidad. Incluso, algunos pueden sentir que ya nada tiene sentido. Pero ¿qué es lo que realmente pasa en nuestro organismo cuando pasamos por estos momentos? ¿el amor podría llegar a ser más adictivo que la droga? ¿una tusa podría llegar a ser similar a un síndrome de abstinencia? Para dar respuesta a estas y otras preguntas Infobae Colombia se puso en contacto por separado con la psicóloga y terapeuta de pareja, Lorena Polanía (@lorepolperpsicologia), además del médico neuropsiquiatra Juan Manuel Orjuela (@juan.neuropsiquiatra).

¿Es cierto que el amor es más adictivo que la droga?

Lorena Polanía: “Los estudios indican que al consumir algunas sustancias psicoactivas y al estar enamorados se segregan las mismas sustancias bioquímicas en el cerebro, así como se activan las mismas zonas de este órgano. Por ejemplo, tanto en el consumo de cocaína como en el enamoramiento hay producción de dopamina y serotonina, o sea, en ambas situaciones la persona puede sentir placer, puede sentirse motivada y tener pensamientos enfocados en lo que más le interesa. No podría afirmar que el amor es más adictivo, lo que sí es cierto es que las drogas sin lugar a dudas traen consecuencias nefastas al organismo en términos de salud física y mental. Por el contrario, el amor puede traer grandes satisfacciones si sabemos enfocarlo y cuidarlo en el tiempo”.

Juan Manuel Orjuela: “Lo primero es saber que las drogas habitualmente corresponden a sustancias físicas, por ejemplo, la heroína, la cocaína y la nicotina que son las sustancias más adictivas. Hay otro tipo de adicciones que son más comportamentales como ir al casino o una adicción a las redes sociales... digamos que el amor no sería como una adicción como tal a una sustancia sino que sería una tendencia al apego, a frecuentar a una persona que genera un estado cerebral similar a la recompensa de una droga o de una sustancia, donde hay un placer anticipatorio: la persona que va a consumir tiene como el deseo anticipatorio, la búsqueda de la sustancia, y está el placer consumatorio que es cuando consumen la sustancia experimenta una sensación de hedonismo. Con el amor puede pasar algo similar, hay una anticipación de placer porque me voy a encontrar con esta persona y también hay placer consumatorio en el momento en que la abrazas, la besas o tienes intimidad. Pero yo no hablaría de una adicción al amor, hablaría más bien de un apego que se crea”.

(Shutterstock)
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¿Es verdad que una tusa funciona como un síndrome de abstinencia?

Lorena Polanía: “Cuando estamos enamorados y la relación se acaba nos enfrentamos a algo que se llama duelo afectivo y en este proceso existe la particularidad en nuestro cerebro que se asemeja al síndrome de abstinencia. Al estar con la persona amada sentimos placer, se libera dopamina y al sentir que ya no vamos a tener contacto con la persona se experimentan sensaciones emocionales y físicas parecidas: como la ansiedad, estrés, cambios en el sueño, el apetito, se experimenta un profundo dolor y sensación de no poder continuar sin la persona o sustancia que nos hace liberar la dopamina. Por eso hablamos de síndrome de abstinencia en el duelo emocional o afectivo. Aunque es claro que son dos situaciones sustancialmente diferentes”.

Juan Manuel Orjuela: “Las abstinencias a las sustancias son muy severas, tienen cambios fisiológicos, por ejemplo, una persona que deja de consumir alcohol y tiene adicción puede convulsionar, puede morirse. Igualmente, con la heroína, pueden hacer epilepsias. Entonces no hablamos de una abstinencia similar a una sustancia, pero sí puede haber abstinencias comportamentales... en este caso es la respuesta fisiológica y psicológica frente al distanciamiento y la pérdida de la experiencia amorosa. Sí es cierto que genera síntomas como habitualmente de duelo”.

¿Qué pasa químicamente en nuestro cuerpo cuando nos rompen el corazón?

Lorena Polanía: “En el enamoramiento hay sustancias bioquímicas que produce el organismo como: la dopamina, la oxitocina, la serotonina entre otras, que producen placer, confort, fortalecimiento de vínculos, etc.; cuando nos rompen el corazón baja la producción de estas sustancias y aumenta la producción de cortisol, hormona del estrés, así como la adrenalina que también aumenta para que los signos de alarma sean mayores y entendamos que estamos en peligro. Entonces nos preparamos para estar en una situación de total malestar, inconformidad, y alarma”.

¿Cuáles son las etapas de una tusa?

Lorena Polanía: “Las etapas de la tusa las podemos encontrar en la literatura como las etapas del duelo emocional y estas son generalmente descritas como shock, negación, ira, tristeza y aceptación. En mi experiencia he podido ver que estas etapas no son lineales y se pasa de una a otra o se retrocede, si es que así podemos llamarlo. Lo importante es que, aunque sintamos que hay “retrocesos”, si estamos trabajando en nosotros mismos y apoyados en un acompañamiento profesional, seguramente estaremos acercándonos a la aceptación de la ruptura”.

Juan Manuel Orjuela: “La tusa es una respuesta psicológica de duelo frente a la pérdida de un objeto o experiencia. Hay varias etapas del duelo que están descritas por una psiquiatra llamada Elisabeth Kübler-Ross y ella habla de la negación, la segunda etapa es la ira o rabia, la tercera es negociación, la cuarta la tristeza o la depresión y la quinta es la aceptación”.

Países que no celebra San
Países que no celebra San Valentín. (Composición)

¿Cómo afrontar una tusa? ¿A quién acudir?

Lorena Polanía: “La red de apoyo primaria es fundamental, amigos y familia, así como también buscar apoyo profesional para lograr sanar heridas y encontrar guía ante la incertidumbre de la pérdida”.

Juan Manuel Orjuela: “Lo más importante siempre es no perder el amor propio, cuando uno crea un vínculo afectivo emocional con alguien uno pone en la otra persona parte de un estado emocional o un afecto que se llama la catexia, que es la carga afectiva que pones en alguien... esa carga afectiva es la que uno tiene que ir recogiendo lenta y progresivamente. Cuando terminas con alguien al principio hay ese sentimiento de vacío o de soledad porque esa carga emocional está puesta en el otro y se pierde. Cuando uno hace un duelo debe recuperar esa carga emocional y traerla hacia sí mismo porque finalmente esa carga te pertenecía y se la diste a esa persona... al final terminas recuperando ese amor que te pertenecía... trabajar en sí mismo, muchas veces buscar ayuda psicoterapeuta, hablarlo, escribirlo, no dejar de alimentarse sanamente, cuidar los hábitos de higiene del sueño, actividad física regular, pero no abandonar tu propia vida porque el otro no está”.

¿Qué es lo peor que podemos hacer en medio de una tusa? ¿Qué no se recomienda?

Lorena Polanía: “Podemos encontrar varias conductas que pueden ir en contra del proceso, en este mundo moderno las redes y los medios electrónicos dificultan en gran medida los avances; revisar estados, últimas conexiones, acosar las redes de la pareja, tener cierto contacto con la expareja que pueda confundir el proceso. Pero se deben revisar las particularidades de cada ruptura y situación”.

Juan Manuel Orjuela: “Hay varias cosas. Por un lado, crear una situación de ambivalencia, eso jode mucho a las parejas: que yo te termino hoy pero mañana quiero estar contigo, o te digo lárgate de mi vida, pero mañana te pongo un like. Esos mensajes contradictorios o de doble vía se llaman ambivalencia y esto crea mucho conflicto en las personas porque al fin ¿a quién le creo? a la parte tuya que me dice que no quiero estar contigo o a la parte tuya que aparentemente muestra nuevamente un interés. Se recomienda ser contundentes y maduros con el mensaje y coherencia... y lo otro es darle demasiada importancia a la otra persona al punto de atribuirle un sentido de vida a su existencia; por ejemplo: si no estoy contigo no puedo vivir más,... al final es una conducta que está muy lejana del amor propio... las dos peores cosas podrían ser una comunicación ambivalente o terminar en pensamientos de autoagresión que indican una pérdida del amor propio”.

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