De acuerdo con los datos revelados por el Sistema de Matrícula Estudiantil (Simat) del Ministerio de Educación, en 2021 más de 393.000 estudiantes perdieron el año (4,27%), cifra que dobla a la del 2019 (año prepandemia), cuando se reportaron 203.010 estudiantes repitentes (2,2%). Esos fueron los últimos datos publicados por la entidad, ya que actualiza la información cada año vencido.
Aquella información denotaría que el impacto de la pandemia sigue afectando al sistema educativo, incluso después de haberla superado y dos años después de que los estudiantes volvieran a las aulas de clase.
Luz Karime Abadía, codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana (LEE), coincidió con este punto. Al respecto, le dijo al periódico El Tiempo: “Si todo hubiera vuelto a las mismas condiciones de la época prepandemia, volveríamos a cifras cercanas al 2 por ciento de tasa de repitencia. Esto nos dice que no se hizo mayor cosa en términos de nivelación académica, lo que sigue afectando a los estudiantes. Es muy grave, porque son ineficiencias en la sociedad y el individuo. Es una persona que perdió un año de su vida, y va a tener que emplear otro año. Esto le va a generar una desventaja a futuro”.
No obstante, hubo una mejoría respecto a 2020, año en el que la pandemia afectó más significativamente a los colegios. En aquel entonces, 491.722 estudiantes perdieron el año, lo que se traduce en un 5,43%.
Pero, los datos revelados por el Simat respecto a la tasa de repitencia demuestran también una brecha en el nivel académico entre los colegios públicos y los privados, así como entre regiones. Un total de 383.834 estudiantes tuvieron que repetir el año en colegios públicos, es decir, 4,94%. En el caso de los colegios privados, la tasa fue de apenas 0,65%, para un total de 9.540 estudiantes.
En el caso de las regiones, hay algunas como Magdalena (3,09%), Bogotá (3,29%) y Atlántico (3,82%) que están por debajo del promedio; mientras que, en contraste, hay otras con tasas muy altas como Amazonas (14,74%), Vichada (11,13%) y Guainía (10,23%). Estas últimas son zonas del país en las que el acceso al servicio educativo suele ser complicado, la cobertura suele ser baja y el nivel académico se ve afectado.
Incluso antes de la pandemia, la tasa de repitencia en Colombia era alta si se la compara con el escenario internacional. De acuerdo con los resultados de las pruebas Pisa 2018 (últimas en ser aplicadas), el país ocupó el segundo lugar en este ránking, compuesto por los 78 países miembros de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que aplicaron el examen. Además, el 41% de los estudiantes colombianos que participaron en la prueba afirmó haber repetido un año al menos en una ocasión.
Por lo tanto, 5,98% de los estudiantes que se matricularon en un colegio para el 2022 lo hicieron en un grado menor al que deberían estar respecto de su edad, lo cual significa un atraso en su proceso educativo.
Según le dijo el analista Ricardo Rodríguez al diario anteriormente mencionado, las consecuencias de atrasarse en este proceso pueden ser graves. “Está demostrado que el retorno de inversión más beneficioso para la sociedad es la educación. Por ende, las afectaciones de cualquier factor educativo son enormes. Y esta problemática nos habla de falta de acceso, de dificultades económicas y de mala calidad académica. Todo ello nos lleva a potencial desperdiciado en términos económicos, falta de trabajadores capacitados y, por ende, alta informalidad laboral, bajos salarios y proyectos de vida truncados”.
Por su parte, Abadía le dijo también a El Tiempo: “Lo que muestra la literatura y nuestra experiencia es que cuando un estudiante pierde el año, además de que se desmotiva, tiene una probabilidad más alta de que abandone sus estudios. Y esto es más fuerte en personas de bajos recursos. Pero además se ve que su desempeño académico puede incluso seguir bajando”.