Las mujeres privadas de la libertad en el centro penitenciario El Buen Pastor tienen una oportunidad de aprender y resocializarse. Pues, el Ministerio de Justicia y del Derecho, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB)se articularon con la Consejería Presidencial para crear una estrategia de formación orientada a las reclusas.
Se trata del programa “La ruta emprendedora para mujeres privadas de la libertad” que busca capacitar a cerca de 150 presas en el desarrollo de ideas de negocio y otros oficios. La pintura, la confección, el tejido, la panadería, las manualidades y hasta la marroquinería hacen parte del plan de trabajo que tienen para las nuevas estudiantes.
“Esta ruta emprendedora es el inicio de un trabajo articulado entre entidades públicas y privadas para brindar segundas oportunidades a las mujeres privadas de la libertad”, señaló la consejera presidencial, Eva Ferrer Galcerán, en un comunicado de prensa del Ministerio de Justicia.
La finalidad de esta estrategia es brindar herramientas personales y técnicas a las mujeres para que, cuando estén fuera del centro penitenciario, tengan mayores probabilidades de tener una inclusión productiva. Pues, contarían con una formación de base para iniciar sus propios emprendimientos y sacarlos a flote.
De esta manera, las mujeres no solo tienen la posibilidad de sostenerse económicamente una vez salgan de la cárcel, sino que podrán alejarse de los círculos de violencia que las envuelven.
Según el comunicado del ministerio, esta estrategia de formación durará cuatro meses. En la etapa inicial del proceso, 36 reclusas tendrán la oportunidad de formarse en los siguientes temas: ideas de negocio, planeación financiera, ventas, mercadeo y trámites legales.
Cabe destacar que las capacitaciones tendrán un componente enfocado a la equidad de género, al liderazgo femenino y al empoderamiento económico de las mujeres.
De esta manera, se busca fomentar la generación de empleo, así como convertir las cárceles en escenarios productivos en donde verdaderamente se trabaje por la resocialización. Pues, esto último es, en teoría, es un fin fundamental en la pena que deba cumplir cualquier persona privada de la libertad en Colombia.
De hecho, el Código Penitenciario y Carcelario de Colombia exige que las cárceles del país tengan como objetivo la resocialización de los infractores dentro en el marco del tratamiento penitenciario. Esto, “mediante el examen de su personalidad y a través de la disciplina, el trabajo, el estudio, la formación espiritual, la cultura, el deporte y la recreación, bajo un espíritu humano y solidario”, explica el código.
“Nos permite avanzar hacia el cambio y la humanización del sistema penitenciario, ayudando a las personas privadas de la libertad y funcionarios en la construcción de espacios que permitan la resocialización y el bienestar al interior de nuestras cárceles”, señaló el director general del Inpec, coronel Daniel Fernando Gutiérrez.
Sin embargo, el viceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa, Camilo Umaña Hernández, dijo que el proceso de resocialización no se lleva a cabo únicamente en los centros penitenciarios, sino que “debe ir más allá”. Pues, está enfocado en pensar en las capacidades que las reclusas podrán poner al servicio de la economía cuando cumplan sus respectivas penas.
“Desde la CCB estamos comprometidos con que existan más y mejores empresas”, señaló David Castaño, vicepresidente de Fortalecimiento Empresarial de la Cámara de Comercio de Bogotá. Pues, se espera que los negocios que las mujeres pongan en funcionamiento al salir sean sostenibles.
“La ruta emprendedora para mujeres privadas de la libertad” en El Buen Pastor es apenas el inicio de un proyecto macro, cuyo objetivo es el fortalecimiento de espacios productivos en las cárceles del país. Dicha estrategia será liderada por la institución estatal INNpulsa, que enfoca su trabajo al desarrollo económico de Colombia y al cierre de brechas sociales, a partir de emprendimientos y apoyo a las mipymes.