Un informe del Grupo de Investigación de Accidentes Aéreos (GRIAA) de la Aeronáutica Civil reveló que la avioneta que se siniestró el pasado primero de mayo en la vereda Palma Rosa, zona rural del municipio de Solano (Caquetá), cuando cubría la ruta entre Araracuara (Amazonas) – San José del Guaviare, ya había sufrido un grave accidente.
De acuerdo con el GRIAA, este suceso ocurrió el 25 de julio de 2021 en la pista de San Miguel, en la comunidad indígena de Sonaña, del departamento del Vaupés, en un trayecto que inició aeropuerto Vanguardia de Villavicencio (Meta).
“El 25 de julio de 2021, la aeronave Cessna U206G de Trabajos Aéreos Especiales, Ambulancia, con matrícula HK-2803, fue programada para efectuar un vuelo humanitario desde el Aeropuerto de Vanguardia (SKVV), que sirve a la ciudad de Villavicencio, hacia la pista San Miguel ubicada en la comunidad indígena de Sonaña, aterrizando primero en el aeropuerto Fabio Alberto León (SKMU) que sirve a la ciudad de Mitú, Vaupés”, se lee en el informe.
Ese día, la avioneta despegó a las 8:00 a. m. de la mencionada terminal aérea, en un vuelo calificado de “traslado”, al parecer sin novedad alguna. Posteriormente, la aeronave aterrizó en Mitú (Vaupés) a las 10:30 a. m., en donde se registró un cambio en la tripulación.
Allí abordaron un piloto y un médico, quienes tenían presupuesto aterrizar en la pista San Miguel de dicha comunidad, en el marco de un vuelo humanitario prestado a la Air Medical Service.
Según se conoció en este informe, durante el trayecto hacia la pista San Miguel, el vuelo transcurría de manera normal y aterrizó a las 11:35 a. m. Permaneció en tierra por media hora, mientras el galeno hacía su labor con un paciente.
“Posteriormente, abordaron la aeronave y el piloto explicó al médico y al paciente los procedimientos de emergencia, de acuerdo con lo descrito en el Manual de Operaciones de la empresa”, se confirmó en este documento de la autoridad aeronáutica.
El siniestro
Sin embargo, después de 10 minutos, el piloto detectó un fuerte olor a aceite quemado. Ante esto, decretó la alerta, al percatarse, previa inspección de los parámetros del motor, que la temperatura de aceite y de cabeza de cilindros empezaban a aumentar de forma anormal, mientras la presión de aceite disminuía.
Fue en ese momento en el que priorizó un aterrizaje de emergencia, para lo cual buscó un terreno despejado para llevar a cabo tal maniobra; no obstante, al no ver un lugar adecuado para tal fin, optó por regresar a la pista San Miguel, sin mayor éxito.
Los motores de la avioneta se apagaron y, pese a los esfuerzos del piloto para reiniciarlos, no pudo lograrlo. Por tal motivo, optó por aterrizar en medio de la vegetación de la zona, por lo que golpeó con árboles que precipitaron el siniestro. Tras perder velocidad, la parte delantera de la aeronave se precipitó desde una altura de 15 metros.
Los tres ocupantes, el piloto, el médico y el paciente, terminaron con leves lesiones. “Los sobrevivientes permanecieron unos momentos alejados de la aeronave, previniendo un posible incendio, el cual no ocurrió”, se documentó en este informe.
El documento de la Aeronaútica Civil reseñó que al piloto y los tripulantes les tocó salir de la avioneta accidentada por sus propios medios y caminar por más de dos horas hasta que pudieron llegar a un río, en donde fueron rescatados por un lanchero de la zona, quien los transportó al resguardo Sonaña.
Volvió a operar
Aunque la avioneta no se incineró, sí tuvo daños considerables en la parte frontal del fuselaje, motor y borde de ataque de los planos. Averías que fueron reparadas y por las que la avioneta volvió a volar, hasta que se produjo este nuevo siniestro, que dejó tres muertos y cuatro niños desaparecidos.
Son ellos Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 11 meses, continúa.
“Tenemos varios factores que pueden retrasar la llegada de los menores. La comunicación: debido a tormentas eléctricas en la zona se debe apagar el equipo de comunicación por un lapso de 1 hora mientras pasa la tormenta. De igual manera, no se puede navegar este río lloviendo porque tiene mucho palo y es peligroso para la embarcación. Presumimos que pueden parar hasta que deje de llover”, dijo la compañía Avianline Charters’s SAS, dueña de la avioneta.