Los constantes enfrentamientos entre grupos armados –que se disputan el control del territorio– y la emergencia climática en el departamento de Arauca han hecho de la educación todo un reto.
Y es que cuando no están confinados a sus hogares por cuenta del fuego cruzado, los niños y adolescentes araucanos se enfrentan a otras dificultades, incluso, en los salones de clase.
Así lo habría denunciado un docente del municipio de Arauquita, junto a una serie de imágenes en las que se ve cómo a falta de escuela los estudiantes del sector conocido como Isla Gaviota deben tomar sus clases en un cambuche improvisado que la comunidad cedió.
Y es que desde el 2018 la Institución Educativa José Acevedo y Gómez dejó de ser apta para que los estudiantes asistan a su sede que, por cuenta de las lluvias, se encuentra en pésimas condiciones.
Al no tener alternativas, tuvieron que reubicarse en un espacio en el que ni siquiera logran separar los salones de los estudiantes por grado académico. Es decir, los más pequeños y los más grandes se encuentran mezclados en la misma “aula” para recibir lecciones que, como es de esperarse, abarcan temáticas distintas.
Peor aún: los estudiantes no pueden recibir su plan de alimentos porque el espacio otorgado a los estudiantes no cuenta ni con cocina ni con comedor. Según declaraciones del docente Joaquín Sandoval a la emisora Blu Radio, estos graves problemas ya están en conocimiento de las autoridades municipales y departamentales.
Ladrones que dejaron sin comida a 200 estudiantes, escribieron una nota de disculpa
Un grupo de ladrones en Puerto Wilches, Santander, logró ingresar al colegio Gabriela Mistral y llevarse la comida de una semana que el Programa de Alimentación Escolar (PAE) había destinado para 200 estudiantes. Sin embargo, un extraño acto de arrepentimiento generó confusión entre las directivas de la institución, que se encontraron con una disculpa que dejó escrita uno de los delincuentes.
En ella se lee: “Mi hija no tiene medicamentos, por eso lo hago. Está internada”. Y aunque, aparentemente, la comida no era para ellos, por evidencias que encontraron en la cocina del plantel, se cree que los miembros de la banda tuvieron tiempo de fritar algo de carne y plátano para comer, antes de darse a la huida.
De acuerdo con el rector, Lazaro Barriga, el robo fue “en una de las escuelas urbanas que se llama Gabriela Mistral. Y es que la situación en Puerto Wilches de seguridad y de orden público está muy deteriorada y pues la inseguridad campea y pues la escuela, junto con otras dos, está en una zona sobre el río y sobre la ciénaga que tiene un descampado por detrás. No sabemos cómo entraron, pero debieron subir el muro por ese lado por donde no los ven y, violentaron la puerta de la cafetería escolar y se robaron la comida de los muchachos de toda la semana”.
Esta sería la quinta vez que ladrones ingresan a la institución y hacen de las suyas, en parte –según dijo en una entrevista concedida para Blu Radio– debido a la negativa de la Secretaría departamental de educación de contratar un servicio de vigilancia.
“Yo hace quince días había reparado la puerta y la había reforzado un poco, pero ahora con lo que pasó me tocará poner una reja especial a ver si esa no la acaban también. Y así como se robaron la comida del PAE, también se robaron un computador viejo que ya habíamos dado de baja. Mire la Gobernación tiene la obligación de prestar la seguridad con celadores nocturnos, pero no lo han hecho”, denunció el rector.