El feminicidio de Érika Aponte fue el punto final de una cadena de eventos que, aunque daba muestras del peligro que corría, nadie detuvo para evitar la tragedia. El centro comercial Unicentro fue escenario de varios episodios de violencia por parte de Christian Rincón en contra de la víctima antes del asesinato.
El hecho que le dio a entender a Aponte que su expareja la podía asesinar y por el que se le otorgaron medidas de protección, sucedió en el mismo centro comercial donde ella trabajaba. Nazario Aponte, padre de la víctima, sostuvo que el personal de seguridad ya había sacado a Rincón del centro comercial por haber ido a hacerle escándalo a su expareja, citó Blu Radio.
Los compañeros de trabajo de Jeno’s Pizza, lugar donde trabajaba, también habían presenciado las escena de reclamo del hombre que llegaba hasta su lugar de trabajo, especialmente en los últimos días, luego de que ella decidió terminar la relación por descubrir una infidelidad.
El hecho que más preocupó a Érika ocurrió el 7 de mayo, según conoció el diario El Tiempo, pero la víctima solo lo denunció cuatro días después a través de una llamada de vida a la Secretaría Distrital de Integración Social. Ese día, según narró, Rincón se presentó nuevamente en su lugar de trabajo.
Aponte estaba cerrando el local sobre las 10:30 de la noche para irse a su casa, cuando apareció su ya entonces expareja. Le dijo que necesitaba verla, que la amaba y que necesitaba estar con ella. La mujer le dijo que solo estaba con él por su hijo en común, lo que despertó una discusión.
La pelea llegó hasta el parqueadero donde ella tenía su moto, pero antes de se subiera, Cristian le dijo que esperara. El hombre se acercó a la motocicleta con un cable y lo conectó. El sujeto había estado previamente en el parqueadero para quitarle una bujía al vehículo de Aponte sin que nadie lo advirtiera.
Ella le preguntó por qué había hecho eso y él le contestó que, si no lo hacía, ella se habría ido sin hablarle. El hecho causó terror en Érika, quien pensó Christian podría haberle alterado los frenos sin que ella se diera cuenta, por lo que supo que su vida corría peligro.
“Me da miedo que me vuelva a buscar en el trabajo o que me haga algo”, advirtió Aponte y clamó por ayuda de la Policía para tener seguridad. Sin embargo los antecedentes no valieron para impedir que Rincón entrara al centro comercial, con la ruta más cercana a la pizzería donde trabajaba la mujer, el Día de las madres, cuando decidió asesinarla.
“Si la Policía ya tiene conocimiento de eso deberían ponerle más atención, no estoy diciendo que haya un policía todo el tiempo, pero al menos hubieran podido compartir la información para evitar una tragedia, para coordinar con el centro comercial. Si ellos hubieran coordinado se hubiera evitado lo qué pasó”, señaló el padre de la víctima a Blu Radio.
Aponte trató de alejarse de su agresor, se fue a vivir a Soacha con sus padres, y había denunciado los hechos, pero su asesino se anticipó y llegó con un arma una vez más al local donde trabajaba. Ella estaba en la caja, tomando el pedido de un cliente, cuando la abordó.
La joven de 26 años se tomó un momento para salir del puesto y hablar con él, pero pocos segundos después gritó y corrió por su vida. Él la siguió y le propinó varios disparos antes de dispararse a la cabeza.
Denuncie la violencia de género
Para denunciar hechos de violencia basada en género se puede comunicar con la Fiscalía General de la Nación en el número a nivel nacional 018000919748, desde su teléfono celular a la línea 122 o en Bogotá en el 601 5702000. El número 155 atiende a mujeres víctimas de violencia para orientarlas o a través del 123 también se puede recibir atención.