En el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Flora y Fauna Silvestre, se recupera una tayra o Viejo de Monte que, de acuerdo con la Secretaría de Ambiente, hacía las veces de mascota en una vivienda al norte de Bogotá.
Así lo habría constatado el Grupo de Protección Ambiental y Ecológica (GUPAE) de la Policía Metropolitana, al recibir el ejemplar de manos de su “cuidador”, en un operativo realizado en el barrio La Campiña, de la localidad de Suba.
El animal, de la familia de las nutrias y las comadrejas, fue trasladado a la oficina de la Secretaría, en la terminal de transportes del Salitre y, tras una revisión exhaustiva, determinaron que se trataba de una hembra en estado juvenil, con una baja condición corporal y apego humano; lo que, dificultará aún más su liberación.
De ahí que, basados en su diagnóstico, la tayra deba ser internada “en el Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Flora y Fauna Silvestre de la entidad, donde se le estará brindando la atención integral necesaria para su recuperación y posteriormente evaluar si es posible reintegrarlo a su hábitat natural o si debe ser reubicado con una institución que salvaguarde su vida y bienestar a largo plazo”.
En un momento en el que, al menos 20 mil individuos de fauna silvestre han sido recuperados, desde el inicio de la actual Administración. Por lo que, la Secretaría reiteró su “llamado a las personas para que se abstengan de comprar, movilizar o aprovechar individuos de fauna silvestre sin los respectivos permisos o licencias ambientales”.
¿Viejito de Monte?
La Eira barbara, mejor conocida como tayra, viejo de monte o ulamá, al igual que las nutrias y las comadrejas, forma parte de la familia de los mustelidaes. Mamíferos de tamaño medio y apariencia amable que, en su mayoría, suelen ser carnívoros.
Aunque, la tayra –nativa colombiana– es considerada omnívora. De ahí que, pueda encontrarse en territorios al nivel del mar y hasta los 3.200 metros de altura.
De acuerdo con La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es una especie en preocupación menor; sin embargo, se desconoce su densidad poblacional en territorio colombiano; por lo que, al igual que el resto de animales silvestres, no debe extraerse de su hábitat natural.
De lo contrario, el infractor deberá enfrentar el Código Penal que “contempla penas entre 48 y 108 meses de prisión para quienes se apropien, extraigan, exploten, mantengan o se aprovechen sin permiso de animales silvestres en el país”. Y la Ley 1333 de 2009, que “contempla multas diarias hasta por cinco mil (5.000) salarios mínimos mensuales legales vigentes y la restitución y/o la restauración del daño, sin perjuicio de las acciones civiles, penales y disciplinarias a que hubiere lugar, para aquellas personas que sean identificadas cometiendo este delito”.
De ahí las recientes declaraciones de la secretaria de Ambiente, Carolina Urrutia, “no hay costumbre que valga. El consumo de carnes o de huevos de animales como las tortugas y las iguanas es un delito y, además, afecta gravemente a esas poblaciones de animales (…) por favor, no traigan animales silvestres. Ahí tampoco hay costumbre que valga. Porque la abuelita tenía lora no quiere decir que nosotros podamos tenerla. Estas actividades, el tráfico de fauna –además de afectar gravemente a los ecosistemas y a las poblaciones de los especímenes que se trafican– son delitos y pueden acarrear multas de hasta cinco mil salarios mínimos vigentes y cárcel de entre 48 y 108 meses”.
En Bogotá, puede reportar los casos de tráfico y tenencia ilegal de fauna silvestre al correo electrónico fauna@ambientebogota.gov.co o a las líneas telefónicas:
- Unidad móvil de Rescate de Fauna Silvestre: 317 4276828
- Terminal de transportes Salitre: 318 8277733
- Oficina Central: 601 377 8854 o 318 7125560