Cuál es el municipio de Colombia en el que más rayos caen

De acuerdo con un estudio de la Nasa, este es el cuarto lugar de la tierra con más tormentas eléctricas

De acuerdo con un estudio realizado por La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), y publicado por la National Geographic, un municipio colombiano es el cuarto lugar en el mundo en el que más rayos caen al año.

Se trata de Cáceres, al noroccidente de Antioquia. Municipio al que solo lograron superar el Lago de Maracaibo, en Venezuela; el Parque Nacional Kahuzi-Biega y la ciudad de Shabunda, los dos últimos en la República Democrática del Congo.

Sus casi 38 mil habitantes, aunque temen que un rayo los alcance, han aprendido a vivir con este fenómeno natural, tan peligroso como fascinante. Y es que, a pesar de tener un clima cálido, con un promedio de 32 grados por año, las tormentas son frecuentes y con ellas los casi 6.600 rayos que son registrados por mes.

Las casas, las palmeras, los animales e, incluso, las personas, suelen cruzarse en su camino. De ahí que, las primeras tengan hoyos, las segundas aparezcan partidas a la mitad y las últimos dos mueran de una manera trágica, que, aquí, aunque suene extraño, llega a ser común.

Todos conocen a alguien que murió, o conoce a alguien que conoce a otra persona que perdió la vida al ser alcanzada por un rayo. Al punto en que, son varios los que creen que a Cáceres lo persigue una maldición, sobre la cual, deben protegerse, de maneras naturales y sobrenaturales ¿Cómo no? Con 147 rayos cayendo por kilómetro cuadrado. Los cacereños parecen estar habituados, pero el miedo es algo que no pierden.

Sobre todo, porque conocen casos como el de Doña María Esquivel. Sobre su casa han llegado a caer 4 rayos por año, según dijo, en el 2019, para Caracol Radio “puede ser por las 12 palmeras, sembradas a honor de cada uno de sus hijos”.

Alrededor de su casa, crecían varias palmeras, de las cuales se ha tenido que ir despidiendo y es que, con los rayos, más allá del desastre solo hay incertidumbre: “Ahí caen muchos rayos. Caían rayos por las matas de coco, primero caían y mataba a las matas de coco; eran 12 palmas y solo quedan siete y han caído adentro. Incluso, hubo uno que cayó en la plancha y pasó a una habitación donde dormían dos niños y me dañó un ventilador”.

Según ella, podría deberse a las palmeras. Aunque, a veces sospecha que debajo de su casa hay minerales que, por razones que desconoce, atraen las descargas eléctricas

Pero su familia no es la única marcada por los rayos, en entrevista para El Tiempo, los Soto Mejía, temen que pueda ocurrirles algo similar a lo que su tío vivió hace 50 años:

“Cuando era niño, mi viejo me contó que el hermano de su taita estaba pescando en una mañana con cuatro amigos. Ellos tiraron los lazos, pero empezó a tronar muy fuerte, ya tenían demasiados peces, entonces decidieron parar, pero Raúl dijo: ‘Que me parta un rayo si no clavo el otro’, en ese momento, lo impactó un rayo y falleció. Lo más berraco es que estaba en la mitad de todos, pero solo él sufrió”.

Aunque sostienen una hipótesis distinta a la de los Esquivel: que su casa, la cual no abandonan por ser propia, haya sido construida sobre algún entierro embrujado.

Puede sonar descabellado, pero ellos solo buscan una respuesta a por qué sobre su casa truena 43 veces más que en la capital y 80 veces más que en territorio estadounidense, según reveló para el medio citado Horacio Torres Sánchez, investigador de la Universidad Nacional.

Sin embargo, con respuesta o no, en un solo año aparecieron en su vivienda cuatro huecos, una tubería dañada, varias gallinas muertas, electrodomésticos echados a perder y arboles partidos a la mitad; por lo que, al igual que el resto de cacereños ponen su fe en Monseñor Gerardo Antonio Patiño, el párroco de la iglesia, que, según detalló “tiene oraciones para detenerlas”, porque “con fe, Dios las calma”.