Es un secreto a voces: en Corabastos, la central de abastos más grande del país y punto neurálgico del abastecimiento y la seguridad alimentaria del país, está confluyendo toda una serie de dinámicas delincuenciales, que se están desarrollando entre miles de familias de vendedores de verduras y hortalizas que, tal vez sin quererlo, quedaron atrapadas entre el fuego cruzado de diversas bandas delincuenciales que quieren hacerse al control del territorio.
Ubicada en Kennedy, una de las localidades con los indices de delincuencia más elevados, la plaza de mercado más grande del país y la segunda más grande de Latinoamérica ha sido identificada, desde hace 12 años, como un nodo crítico en muchos de los circuitos a través de los cuales operan los negocios y mercados ilícitos de la ciudad.
Así lo concluyó un libro denominado, Mercados de Criminalidad en Bogotá, un estudio realizado por la Corporación Nuevo Arco Iris en 2011, pero que en mayo de 2023 volvió a figurar entre la opinión pública, pues todas las actividades delictivas de las que dio cuenta dicho estudio, se han visto considerablemente exacerbadas a terrenos verdaderamente preocupantes 12 años después.
Sí, son 12 los años de distancia que hay entre esta primera alarma alrededor de Corabastos, pero, ahora, con nuevos jugadores en el ajedrez delictivo de la ciudad, el llamado de atención escaló de color.
Y es que, de acuerdo con la Policía Metropolitana de la ciudad, en estos momentos hay tres bandas delincuenciales predominantes por hacerse al control de este lugar, una de ellas, el Tren de Aragua que, hasta no hace mucho tiempo, era una banda completamente desconocida en Colombia.
Las otras dos son Los Maracuchos y Los Satanás, todas cuentan con una gran cantidad de migrantes venezolanos y es bien sabido que están enfocadas en mover el negocio del narcotráfico hacia otras localidades de la capital del país.
Las labores de inteligencia de la Policía, además, han detallado que estos grupos se están disputando a sangre y fuego esas economías ilegales, las cuales tienen su punto más grave en las puertas 6 y 8.
La intervención del 18 de marzo
Para ejemplificar qué tanto se ha deteriorado la situación, el pasado 18 de marzo, la Secretaría de Seguridad Convivencia y Justicia y la Policía Metropolitana, a través del Comando Corabastos y el Comando Púrpura, realizaron una intervención en la UPZ 80 de la localidad de Kennedy, en donde se encuentra la central, y lo que encontraron alrededor de las puertas 7, 8 y 9 de la central, fueron todos los fenómenos, en su peor expresión, de los que ya se han hecho diversos tipos de denuncias.
En esta intervención integral se hallaron 29 gramos de droga (marihuana y bazuco) que estaba escondida en contadores de servicios públicos, cinco armas blancas, cuatro automotores que tenían el sistema de identificación adulterado, otros con orden de embargo vigente, dos celulares que tenían reporte de hurto y varias cédulas de ciudadanía que eran comercializadas.
“El objetivo de estas intervenciones integrales es hacerle frente al trabajo infantil, el microtráfico, la extorsión y la invasión del espacio en barrios como María Paz y Patio Bonito. Gracias a estos operativos integrales se ha podido desarticular bandas de crimen organizado como ‘Los Camilos’, ‘Los Satanás’ y del ‘Tren de Aragua’, quienes utilizaban el sector para cometer delitos y realizar actividades ilegales”, indicó en aquel entonces la Secretaría de Seguridad.
Explotación sexual y violencia de género
Y lo que fue aún más preocupante: el Comando Púrpura sensibilizó a 63 mujeres que han sido víctimas de explotación sexual y violencia de género que viven en paga-diarios.
Estos fenómenos, a los que se ha sumado la presencia de explotación infantil, fueron denunciados en detalle por el concejal del Centro Democrático, Humberto Amín, en un debate de control político que le hizo al tema, denominado ‘Emergencia social y criminalidad UPZ Corabastos’ y en el que denunció la instrumentalización sexual de la mujer en zonas aledañas de esta central, en donde son rifadas.
“Corabastos es un “cartuchito” o “cartuchín”, como lo conocen, es la muestra del descuido en el que se tiene la ciudad. Esta es una zona de tolerancia, indigencia, drogadicción e inseguridad, en donde existen rifas que instrumentalizan a las mujeres”, indicó hace dos meses el concejal, quien profundizó sobre esta práctica:
“Personas del sector me han informado a través de mensajes de audio y de texto que se están realizando sorteos o rifas, en donde el premio es obtener una relación sexual con una mujer más una botella de alcohol, Esta instrumentalización de la mujer en este caso y el flagelo de la prostitución en todas sus modalidades debe ser algo prioritario para las autoridades. No podemos permitir este tipo de conductas que atentan contra la integridad de las mujeres”, agregó el cabildante.