En un encuentro con los almirantes y generales de las Fuerzas Militares en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, el presidente Gustavo Petro expuso su política de seguridad, reparando en que hoy el conflicto no tiene la impronta ideológica, sino que gira en torno al narcotráfico y a las economías ilegales. Por lo que insistió en su llamado a combatirlas y acabarlas.
“El arma del enemigo no es el fusil, es el dinero, el dinero puede quitar el poder del Estado en el territorio”, dijo el presidente Petro.
Para acabar con estas economías ilícitas, el presidente advirtió que hay que empezar por dificultar sus circuitos, para esto, la inteligencia militar y fuerza en el terreno, que deben adecuarse a las nuevas condiciones del conflicto, que dijo está en una tercera fase, siendo la segunda el conflicto con las guerrillas nacidas en los sesenta.
En esta tercera fase, el presidente dijo que ya no es una lucha por cambiar el Estado ideológicamente, sino que buscan, estos actores, poder de delinquir en complicidad, o no, de las autoridades. “Todo empezó a girar en la economía ilícita”.
“La economía ilícita tiene sus formas de mantenerse en el territorio, que es el terror y el dinero, la economía ilícita no nos tiene de enemigos, no es insurgente, mientras en la segunda fase (de la violencia) la guerrilla iba por el Estado, y por tanto contra los que defendieran ese Estado, esta no nos tiene de enemigos, si nos dejan traquetear no hay problema”, dijo el presidente Petro.
Señaló, también, que estas estructuras criminales, con sus ejércitos privados financiados por las economías ilegales que insiste en que hay que combatir, representa una dificultad para el Estado, ya que “pueden prolongarse en el tiempo porque, mientras haya un mercado que permita contratar personas hacia la guerra, pueden seguir ese mercado”.
Esto, para el presidente es consecuencia de la ausencia del Estado, la pobreza y la falta de oportunidades para los jóvenes, que estas estructuras criminales ven como “un insumo que compraron con plata, les pagaron sueldo, se murieron, van al otro día, vuelven con la plata y los reemplazan”.
Sometimiento y negociación
En el encuentro con los almirantes y generales de las Fuerzas Militares, el presidente también habló de la política de paz total, señalando que la ley diferencia la negociación política, del al sometimiento de la justicia, “que es una negociación jurídica, se establece entre jueces y delincuentes; no es política, no versa sobre el poder”. Esto le dio pie para señalar que en esta tercera fase del conflicto tanto el ELN como las demás estructuras criminales están es guerra, no por tomarse el Estado, sino por el control del territorio y de las economías ilícitas.
“El ELN ha variado, no es un grupo insurgente como antaño, está peleando territorio por la economía ilícita”, anotó.
También habló del Clan del Golfo, diciendo que el frustrado cese al fuego con esta estructura criminal se dio porque ellos entendieron que ese cese al fuego era carta blanca para “traquetear”. Y puso de ejemplo lo que sucedió cuando la fuerza pública entró a destruir las dragas ilegales: la respuesta del Clan del Golfo fue ordenar un paro armado.
“Ellos pueden decir ‘sí aceptamos cese al fuego’, lo dijo y ¿cómo concibió el cese al fuego? Que el Estado no viene a luchar contra nosotros, no se mete aquí en el territorio; pues chévere, porque nosotros seguimos haciendo lo que estamos haciendo que es traquetear”.
Sobre la respuesta del Clan del Golfo a la ofensiva en contra de las dragas, esenciales para la minería ilegal, dijo: “La experiencia con el Clan del Golfo nos demostró que apenas fuimos por las dragas y las dinamitamos estalló el paro, o sea que no dinamitáramos las dragas. ¿Qué nos mostró eso? Que el tema sí eran las dragas ahí en esa región”.
El presidente insistió en que la orden es que la tropa permanezca en el territorio y lo cope: “Eso se puede contrarrestar fácilmente, la tropa se mueve, fluye, tiene que fluir. Si la tropa se mueve, no puede permanecer por mucho tiempo, la prevención es fundamental”.