Luego del aterrizaje en Bogotá del segundo vuelo con 137 colombianos deportados desde Estados Unidos en la mañana del jueves 11 de mayo, varios de los connacionales retornados continuaron denunciando malos tratos y violaciones a sus derechos humanos por parte de las autoridades estadoundienses.
Uno de los migrantes colombianos que llegó deportado en el primer vuelo que arribó en la mañana del miércoles 10 de mayo a Bogotá, denunció ante las cámaras de Noticias Caracol que pasó más de 10 días sin que le permitieran bañarse.
“El primer día que llegamos nos bañaron, después de ese día no nos volvieron a dejar bañar, duramos 11 días sin bañarnos, sin nada, no nos daban calzoncillos, los calzoncillos de los hombres eran como unas tangas de mujeres, eso era lo que le daban, donde nos metían nos vigilaban las 24 horas”, contó al noticiero bogotano el migrante colombiano que prefirió resguardar su identidad.
A renglón seguido, el connacional relató al citado medio que, incluso, los autoridades estadounidenses los esposaron de manos y pies.
“Nos esperaban eran unas cadenas y unas esposas, y nos amarraron como unos perros y nos metieron a un bus todos encadenados delante de los hijos de nosotros y así nos montaron al avión y así nos trajeron hasta Bogotá, amarrados de la cintura a los pies y de la cintura a las manos, que no podíamos hacer nada”, recordó el colombiano a Noticias Caracol.
Manuel Garzón, otro de los colombianos expulsados de Estados Unidos corrobó la situación. En entrevista con el Diario Las Américas, el connacional aseguró que en el vuelo en el que fue enviado a Colombia “venía esposado de pies y manos”.
“La verdad por tratar de buscar una ayuda no creí que pudieran tratar a un ser humano de esa manera, llevarlo a ese nivel tan bajo”, expresó Garzón al medio estadounidense.
El noticiero bogotano, Citytv, también recopiló el testimonio de otra mujer que denunció haber recibido tratos “humillantes” por parte de las autoridades estadounidenses, mientras esperaba a ser deportada junto con sus hijos menores de edad.
Según su testimonio, una vez fueron detenidos por los oficiales estadounidenses, permanecieron cerca de 10 días encerrados en celdas, en los cuales fueron alimentados con agua, papas, manzanas y hasta un “pan negro” que les ocasionó problemas estomacales.
Además, contó al citado noticiero que los esposaron del cuello, manos y pies, y los amarraron desde sus barrigas antes de abordar el avión con destino a Colombia sin siquiera haberles informado previamente que serían deportados a su país de origen.
La mujer, al ver que ella y su familia estaban siendo tratados como “delincuentes”, se opuso a que los oficiales esposaran a sus hijos menores de edad, situación que desencadenó en que las autoridades estadounidenses hicieran uso de la fuerza contra ella y su esposo. “Se reían de nosotros”, aseguró la connacional en diálogo con el noticiero bogotano.
“El trato hacia las mujeres era horrible, nos humillaban”, agregó la mujer a Citytv.
Las malas condiciones a las que se vieron expuestos los colombianos deportados de Estados Unidos incluso fue denunciada por el director general de Migración Colombia, Fernando García, quien en diálogo con el mismo noticiero relató que varios menores de edad que venían en los vuelos arribaron en “muy malas condiciones”.
“Hubo niños que llegaron en muy malas condiciones, llegaron vomitando y con una fuerte tos, estos menores están siendo atendidos”, dio a conocer García a dicho medio.
Tras la llegada del segundo vuelo de connacionales deportados a Bogotá, el director general de Migración Colombia aseguró que continuarán las conversaciones con Estados Unidos “hasta que la integridad de los colombianos retornados se pueda garantizar por parte de las autoridades estadounidenses”.