Lo defendió con una olla, las divertidas anécdotas de Sebastián Carvajal, actor de ‘Ana de nadie’, y su mamá

Aunque ahora el actor y la señora Patricia recuerdan las anécdotas y se ríen, muchas tienen que ver con el comportamiento inapropiado de Sebastián cuando era pequeño

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Sebastián contó que la señora
Sebastián contó que la señora Patricia era muy brava y que cuando tenía que castigar al actor por sus fechorías no dudaba en pegarle muy duro, pero también reconoció que en su pubertad fue un muchacho “muy loco”. Tomada de Instagram @sebastiancarva

Sebastián Carvajal se ha convertido en uno de los actores más relevantes de la televisión colombiana en los últimos tiempos. Gracias a su carisma en pantalla y a su belleza física, Carvajal se ha vuelto el sueño de más de una televidente. Lo que no saben muchas de sus seguidoras es que Sebastián pasó momentos divertidos con su mamá, incluido, una anécdota en la que la señora Patricia tuvo que salir a defenderlo en una pelea con una olla en la mano.

Las anécdotas que Sebastián vivió con la señora Patricia se dieron a conocer en el programa de entrevistas del comediante y empresario Alejandro Riaño en ‘The Juanpis Live Show’, donde Carvajal dejó ver momentos de su niñez y comentó algunas divertidas vivencias que tuvo con su mamá mientras crecía.

En su relato, Sebastián comenzó por contar que la señora Patricia era muy brava y que cuando tenía que castigar al actor por sus fechorías no dudaba en pegarle muy duro, pero también reconoció que en su pubertad fue un muchacho “muy loco”.

“Mi mamá es muy brava, me pegaba muy duro, yo era muy loco, ahora ya estoy más tranquilo, ahorita soy un zen”.

La primer anécdota que compartió Sebastián tuvo que ver con una fechoría que hizo mientras vivía en un conjunto en donde quiso jugarle una broma a la persona encargada de la seguridad del conjunto.

“Mi mamá me dejaba solo en la mañana y yo no sé cómo hacía pero me salía del conjunto y me parchaba con todos los ñeritos del barrio, entonces resulta que con todos los parceritos que tenía en el barrio, ‘¿qué vamos a hacer hoy?, hagamos una cagada’, entonces todos como que, ‘hagamos una cagada en el conjunto de Sebas’ y yo: ‘hágale’. Compramos un pegalocas y entonces yo con ese pega, ‘marica peguémosle el citófono al celador para que el man no lo suba’”.

Sebastián confesó que realizó la fechoría mientras la persona de seguridad se encontraba en el baño. Al parecer, lo que utilizó para pegar el citófono a la consola funcionó muy bien porque la persona de seguridad no pudo continuar con su trabajo, por lo que debieron revisar las cámaras para saber quién fue el culpable.

“Vieron las cámaras, se dieron cuenta que fui yo, me tocó pagar toda la consola de citófonos del conjunto”.

El problema es que su mamá no contaba con las condiciones económicas para pagar el daño, por lo que tuvo que castigar a Sebastián por el daño causado en la cabina de seguridad del conjunto. Según el actor, el castigo llegó luego de que fuera a almorzar con su mamá y su hermana a un restaurante cerca del conjunto, en donde la señora Patricia tomó las medidas correctivas.

“Yo dije ‘ay jueputa, ¿qué pasó?, se dieron cuenta me salió mal la jugada’. Y llegó mi mamá y coge una cuchara y me la clava en la mano y yo: ‘ay jueputa’, lo más hijueputa es que la cuchara clava, como si fuera tal cuchillo, y me fui pal colegio con la mano llena de sangre”.

La segunda anécdota que compartió Sebastián tuvo que ver con otro dolor de cabeza que le dio a la señora Patricia cuando vivían en Venezuela. Cuando Sebastián tenía 13 años quiso aprender a pelear para poder conquistar mujeres, por lo que ingresó a cursos de artes marciales mixtas.

El problema estuvo cuando casó una pelea con una persona que, según el relato, medía cuatro metros, por lo que su mamá tuvo que salir a defenderlo con una olla para que no le pegaran muy duro.

“Te estoy hablando de los 13 años cuando mi mamá se mamó y dijo: ‘ya no me aguanto más a Damián el anticristo y lo mando para Venezuela’. Yo me acuerdo de que me iba a agarrar a pelear y me sale un man como de cuatro metros, un king kong, y yo, ‘marica me van a cascar’, y salió mi mamá con una olla, con un rulo hablando resantanderiano: ‘¿qué pasa gonorrea con mi hijo?, marica el man se timbró y yo, ‘ahora sí marica, páresele a mi mamá'”.

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