En la noche del dos de mayo de 2023 se anunció el nuevo incremento que tendrá el precio de la gasolina por galón para mayo, el cual fue de 600 pesos a nivel nacional. Aunque el ACPM no registró cambios, con el aumento en el precio del combustible para vehículos ya son ocho las ciudades que venden el galón de gasolina corriente por encima de 12 mil pesos. Y es que por más que el precio del ACPM, el combustible que utilizan los vehículos de transporte y de carga, no haya registrado un aumento, el precio de la gasolina sí puede llegar a afectar todos los aspectos de la economía nacional.
Así lo analizó el Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo) y según un documento publicado, el precio que cancelan los colombianos por la gasolina tiene dos problemas, que se calcula con la cotización del valor internacional del petróleo y el alto porcentaje de impuestos por galón.
En Colombia, el precio del galón es determinado por el precio del productor que equivale a un 51%, los impuestos nacionales y territoriales suman un 26%, un 7% del biocombustible correspondiente al etanol, 10% de distribución y 6% para transporte y otros costos.
Según Cedetrabajo, “Esta fórmula tiene dos grandes problemas: primero, los impuestos son más de una cuarta parte del precio, lo que implica que la tarifa de la gasolina se convierta de facto en un medio de tributación indirecta; segundo, la mayor parte de los demás componentes se basa en los precios internacionales y está denominado en dólares”.
Desde 1998, los colombianos están pagando el precio del petróleo, no a lo que cuesta producirlo en el país, sino al precio que se estima sería vendido en el mercado internacional, esto porque, según la teoría, el productor puede vender los barriles en donde mejor le paguen, por lo que habría que recompensarle la diferencia del precio para que decida venderlo al interior del país.
El precio del productor, que también hace parte de la ecuación, también se calcula por factores externos. En este caso, se cuantifica de acuerdo al precio de en la Costa del Golfo de los Estados Unidos menos el costo que implicaría transportarlo hasta allá, donde también se tienen en cuenta los fletes correspondientes.
“La lógica detrás de ese modelo es que Ecopetrol podría vender el petróleo en el extranjero a ese precio”, explicó el Centro de Estudios del Trabajo.
Lo mismo ocurre con el costo del etanol y biodiesel, pues su precio se establece según valores internacionales, por ejemplo, a los productores de etanol se les paga según el precio del azúcar en Londres, por eso, los colombianos se ven afectados por la fluctuación en la tasa de cambio.
“La cotización internacional tampoco obedece al costo de producción. Los precios del petróleo dependen de factores geopolíticos, como los conflictos internacionales o las decisiones de la OPEP, del mercado de futuros y de la especulación financiera sobre los precios del petróleo”.
Uno de los primeros anuncios que hizo Gustavo Petro desde que asumió como presidente de la República fue el de aumentar el precio de la gasolina con el fin de reducir el déficit que presentaba el Fondo de Estabilización de Precios que correspondía, en el segundo semestre de 2022, al 2.5% del PIB un valor total de 39 billones de pesos.
El fondo fue diseñado para suavizar la fluctuación del precio internacional del petróleo y debía subsidiar el faltante entre el precio que arroja la fórmula y lo que en verdad pagan los colombianos por cada galón. El problema es que estaba pensado que el fondo se financiara con el superávit de los momentos en que el precio internacional del petróleo bajara, pero esto fue declarado inexequible por la Corte Constitucional, por lo que no se permitió ahorrar los balances positivos.
“La estructura deficitaria se atenuó por el comportamiento inverso entre el precio internacional del petróleo y el precio del dólar en Colombia. Pero en periodos en que esa relación inversa se rompe, como ocurrió en 2022, el déficit del Fondo queda en evidencia”.
Los impuestos también tienen una presencia importante en el precio del galón, pues en la fórmula se pagan cinco: el impuesto nacional a los combustibles, el IVA al componente fósil, el impuesto al carbono, el IVA en la distribución mayorista y sobretasa.
En total, suman el 26% del precio final de la gasolina y cada vez que sube el petróleo también se incrementan esos impuestos, por lo que en la práctica, “el precio de la gasolina se está usando como un instrumento de tributación indirecta, que afecta a todos por igual”.