Luis Alfredo Garavito tiene admiradores y no estaría arrepentido de sus crímenes

Al interior de La Tramacúa y con su ojo totalmente cerrado por el cáncer que lo afecta, una simple respuesta le hizo pensar al periodista Rafael Poveda que el asesino no está arrepentido de sus actos

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El revelador momento ocurrió en
El revelador momento ocurrió en la última visita que le hicieron a Garavito al interior de la Tramacúa. En la conversación previa a comenzar la entrevista, Poveda le comentó a Luis Alfredo que tenía admiradores, a lo que el asesino aseguró que sí, que tenía uno en Estados Unidos y otro en España, lo que llamó la atención del periodista fue la alegría que le causó el comentario al asesino. Captura Testigo Directo.

Luis Alfredo Garavito ha sido reconocido como uno de los asesinos más despiadados en la historia de Colombia y gracias a su captura en 1999 se encuentra pagando una condena de 40 años de prisión. El asesino actualmente se encuentra en la Cárcel de Máxima y Mediana Seguridad de Valledupar, conocida comúnmente como La Tramacúa, y hasta allí fue el periodista Rafael Poveda, que reveló los detalles de la entrevista que le realizó al asesino, y las razones por las que considera que no está arrepentido de sus 210 crímenes.

Los detalles sobre la reunión con Garavito en la Tramacúa en febrero de 2020 se conocieron en una entrevista que Rafael Poveda le concedió al medio Las 2 Orillas, en donde comentó que más que una entrevista, lo que sucedió fue una charla en donde sintió que Garavito es una persona muy astuta y con un gran don de convencimiento.

“Esa fue una entrevista de cinco horas, más que entrevista fue una charla, lo que uno se dedica a hacer como periodista es comenzar las preguntas los más breves, pero la conversación constante, y ahí nos dimos cuenta que este tipo es un culebrero, mil caras, muy astuto, con un gran don de convencimiento”.

La sensación de Poveda al estar al frente del asesino fue que con su mirada penetrante lo intentaba intimidar durante las cinco horas que duró la conversación sin cámaras, pero lo más complejo para el periodista y su equipo fue ver la manera en la que Garavito se movía e intentaba mostrar los complejo de su estado de salud.

“Robert Dde Niro era un principiante al lado del tipo este y comienza a mostrarnos cómo hacía. Con Kevin, que estaba al lado mío, nos miramos y dijimos ‘Jueputa, qué tipo’”.

La experiencia de Rafael Poveda y su equipo a lo largo del tiempo en el que mantuvo contacto con Garavito no se desarrolló exclusivamente frente a las cámaras, pues todos los días en los que se reunieron con el asesino, él les contaba historias en charlas que comenzaban a las 10 de la mañana, eso sí, fuera de cámaras.

En estas conversaciones, Garavito se sinceraba y les contaba cosas diferentes todos los días, por lo que Poveda tenía que estar pendiente para pedirle a su equipo que movieran las cámaras y aprovechar ese momento íntimo con el asesino, inclusive, el periodista confesó que estaba preparado para grabar con una pequeña cámara en su mano.

“Siempre comenzaba hablando de algo y a mí me tocaba mover la gente, ‘venga pa’ aca’, porque cuando él comienza a hablarte y cuando ya estamos conectados tú no le puedes decir ‘ven y me cuentas eso allá sentados’, pierdes el momento y pierdes como el impulso de lo que el tipo te está contando”.

Pero uno de los hechos que más le llamó la atención a Rafael Poveda en los momentos previos a las entrevistas con cámara, fue uno en el que se dio cuenta que Garavito no está arrepentido de los que hizo ni de los crímenes que cometió.

De acuerdo con Poveda, el revelador momento ocurrió en la última visita que le hicieron a Garavito al interior de La Tramacúa. En la conversación previa a comenzar la entrevista, Poveda le comentó a Luis Alfredo que tenía admiradores, a lo que el asesino aseguró que sí, que tenía uno en Estados Unidos y otro en España, lo que llamó la atención del periodista fue la alegría que le causó el comentario al asesino.

“No nos habían dado tanto tiempo para entrevistarlo, entonces mientras estaban montando las cámaras y los backings, que son los fondos y todo eso, nos pusimos a hablar de varias cosas, estaba mucho más delgado, el ojo ya se le había cerrado. Nos pusimos a hablar y yo le digo ‘Luis Alfredo, usted tiene admiradores’, y al tipo se le alumbra la cara como de felicidad, como cuando te hacen un cumplido y nos dice: ‘sí, tengo una admiradora en Carolina del Norte y una admiradora en España”.

Poveda comentó que cuando se sentaron frente a las cámaras y le volvieron a hacer la misma pregunta, el asesino cambió su respuesta y comentó, “¿cómo alguien puede admirar a una persona como yo?”.

Esa respuesta le hizo pensar a Rafael Poveda que Luis Alfredo Garavito no está arrepentido de lo que hizo, “si tú me vas a decir si este personaje está arrepentido, yo no te tengo que decir nada más”.

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