Quiénes son los poderosos dueños de la mina de esmeraldas que fue asaltada por un escuadrón armado en Boyacá

Se trata de herederos y socios de Víctor Carranza Niño, a quien se le conocía por ser el ‘zar’ de aquella industria por la poderosa presencia de su imagen en ese mercado

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El 10% que tiene una
El 10% que tiene una empresaria identificada como Ruby Solanyu Rocha

Casi una decena de personas se convirtieron en noticia, a finales del mes de abril, luego de que decidieran asaltar una de las minas de esmeraldas más grandes del país, llamada Cunas, en zona rural de Maripí, occidente de Boyacá. En medio de sus acciones, los señalados delincuentes retuvieron a los cerca de 50 empleados de la empresa Esmeraldas Santa Rosa que trabajaban dentro de ella. Gracias a la acción del Ejército y la Policía Nacional, se logró recobrar el control de la estructura. En medio de la coyuntura, ¿quiénes son los dueños de la mina?

Se trata de herederos y socios de Víctor Carranza Niño, a quien se le conocía por ser el ‘zar’ de aquella industria por la poderosa presencia de su imagen en ese mercado. El negocio del fallecido comerciante de esmeraldas ha sido distribuido en varias partes. Por ejemplo, durante el año 2010, Jesús Hernando Sánchez Sierra consiguió quedarse con el 25% de la compañía a través de la firma Emerald Planet. A él se unen al negocio cinco de sus familiares, tal y como lo expuso el diario El Tiempo en una de sus más recientes investigaciones.

Sánchez Sierra, es importante destacar, sobrevivió luego de quedar en coma a causa de un atentado del que fue víctima en la zona rosa de Bogotá, el 11 de octubre de 2012. En aquel momento recibió 11 impactos de bala, lo que hizo que estuviera internado en un hospital, inconsciente, durante dos meses. Fue sometido a 17 cirugías.

Al porcentaje de la compañía que tiene Sánchez Sierra se suma el 12% que adquirieron de ella los hermanos Hugo y Orlando Rodríguez Daza a través de la empresa Minesco S.A.S.; y el 10% que tiene una empresaria identificada como Ruby Solanyu Rocha.

Otro 23% de la mina que fue víctima de los ladrones le pertenece a Eight International, compañía de los herederos de Víctor Carranza; mientras que otro 30% es de Carlos Alberto Molina, heredero del clan de Gilberto Molina, a través de la compañía Thorn Investment Limited, con sede en Houston, en Estados Unidos.

Se trata de herederos y
Se trata de herederos y socios de Víctor Carranza Niño, a quien se le conocía por ser el ‘zar’ de aquella industria por la poderosa presencia de su imagen en ese mercado

El incidente en la mina

La compañía, a través de sus redes sociales, informaron de lo sucedido y aseguraron que dentro de sus compromisos está proteger el bienestar de sus trabajadores.

“Un grupo de hombres fuertemente armados y al parecer con explosivos, irrumpió en las instalaciones de nuestra compañía y sometió a los vigilantes que prestan seguridad a nuestros trabajadores. Este grupo despojó a los vigilantes de sus armas de dotación e ingresó a los frentes de trabajo de los niveles más profundos de la operación minera, reteniendo a la fuerza a más de 50 de nuestros trabajadores”, iniciaron diciendo desde la vocería de la empresa en una misiva.

“De inmediato, activamos nuestros protocolos de seguridad y dimos aviso a las autoridades y a la administración municipal, priorizando en todo momento la protección de la vida de nuestros trabajadores y vigilantes. La Policía Nacional y el Ejército Nacional ya se encuentran en el lugar y están coordinando las acciones a seguir”, añadieron sobre el incidente.

“Nuestro compromiso es garantizar la seguridad y el bienestar de nuestros trabajadores y velar por el cumplimiento de la ley. Agradecemos la solidaridad de la comunidad y les aseguramos que estamos trabajando para resolver la situación lo antes posible. Los mantendremos informados”, concluyeron desde Esmeraldas Santa Rosa luego de pedirle a los familiares de las víctimas secuestradas no entorpecer la investigación y mantenerse bajo la calma.

Según se supo en el momento, cuatro de los delincuentes huyeron con lo que se habían robado. La policía les logró incautar una escopeta, una pistola 9 milímetros y ocho barras de indugel.

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