Uno de los retos para las instituciones educativas sigue siendo combatir los casos de acoso escolar o bullying que, según registros de la ONG “Bullying sin fronteras”, sigue creciendo en el territorio nacional. De hecho, se conoció que Colombia está entre los países con mayores índices de niños víctimas de este tipo de violencia.
En el Día Internacional Contra el Bullying, los casos de acoso escolar, siguen sin ser un hecho aislado y una oportunidad para mirar de cerca este tema. La violencia en esta modalidad se presenta, principalmente, entre compañeros. Las agresiones y molestias infligidas de manera repetida, repercuten en una forma de maltrato físico, verbal o psicológico cuyas víctimas ven comprometida su autoestima.
Muestra de ello, son los 8.981 casos que se presentaron en los años 2020 y 2021 con graves situaciones de casos de bullying, según conoció esa entidad, lo que agudiza la situación a la actualidad, pues en el último registro de 2022, Colombia aparece en el puesto número 10 del top de los 30 países con mayores casos.
En este sentido, poner en marcha estrategias que permitan prevenir, tratar y detectar situaciones de acoso escolar es no solo importante, sino también una necesidad. Por ello, instituciones educativas están poniendo en marcha estrategias que van en pro de mejorar esta situación.
Estrategias para combatir acoso escolar en colegios
En el marco de este camino, Infobae conoció la estrategia puesta en marcha en el Colegio Monterrosales llamada “0 Bullying”, contada por Daniel Rivero, representante legal de la institución, quien dio a conocer el modelo basado en prácticas restaurativas que ha permitido conocer, prevenir y hasta empoderar a los estudiantes, siendo este último un elemento clave.
De acuerdo con Rivero, se trata de una medida que “... consiste en enseñar a nuestros estudiantes a tener la capacidad de ser asertivos y de actuar con confianza para prevenir el acoso antes de que comience. En definitiva, trata de desarrollar la confianza en sí mismo”.
Incluso, la toma de medidas a tiempo, también dota a los niños, niñas y jóvenes con herramientas para desenvolverse en distintas situaciones que les permitan detener posibles casos relacionados a tiempo.
Fue así que, tras cinco años de haberlo puesto en funcionamiento, detectaron tres grandes ejes que podrían ser cruciales para combatir el acoso escolar en este tipo de entornos. Estos se basan en empoderar a los mismos estudiantes para poder identificar los casos a tiempo. Estos son:
Confianza en sí mismo
Si bien las instituciones pueden reforzar este aspecto, es necesario mencionar que también se trata de una medida que se desarrolla a partir de los primeros años de vida. En este sentido, mejorar la confianza de los niños, niñas y adolescentes implica validar sus emociones desde la crianza.
A esto se suma el reconocimiento verbal de sus cualidades y el espacio para compartir sus expresiones emocionales, incluyendo escenarios para la toma de decisiones y aprendizajes que le permitan descubrir más de sí.
Identificar amistades de posibles casos de acoso
En los colegios, los docentes pueden enseñar a los estudiantes a evaluar situaciones clave que les permitan identificar momentos en los que se sientan excluidos o no tenidos en cuenta, e incluso invalidar sus emociones u opiniones. Estos son escenarios que permiten encender las alarmas para supervisar si se trata o no de un caso de acoso.
La evaluación de emociones y sentimientos desempeñan un papel fundamental que el niño va aprendiendo a reconocer, lo que le permite, también, poner en conocimiento tanto de cuidadores como de educadores, si es víctima.
Tomar acción ante una situación de presión social
La formación integral de los niños, niñas y adolescentes les permite tener las herramientas necesarias para identificar conductas que no se deben permitir bajo ningún motivo. De esta manera, también incluye en valoración, peticiones que se deben considerar y la importancia de decir “NO”, ante una solicitud de otro.
Importancia de implementar medidas de acción en instituciones educativas
A través de este tipo de acciones, instituciones como esta, contribuyen a que los niños puedan estar preparados para otros escenarios del mundo real donde sepan cómo detener una situación de acoso escolar incluso antes de que inicie. Así como también, “neutralizar el comportamiento agresivo de una manera que minimice cualquier riesgo que pueda surgir”.
Aquí la capacitación familiar y docente es también un elemento clave, pues son quienes guían a los estudiantes en este proceso. Incluso, permite también trabajar en casos donde los niños ya llegan con cicatrices de este tipo de violencia y necesitan trabajar en su amor propio.
“Es importante los colegios fundamenten su parte convivencial, así como fundamentan su parte académica, que existan herramientas claras para trabajar la convivencia y que en la institución se cuente con un modelo sólido y fundamentado para tratar los conflictos de los estudiantes a fin de evitar impactos negativos en su formación, crecimiento y desarrollo”, aseguró Rivero.