En la última semana, se dio un nuevo remezón en el Gobierno nacional. Como lo anunció el mismo presidente, Gustavo Petro, de su gabinete salieron ocho de sus funcionarios, la salida más cuestionada ha sido la de José Antonio Ocampo, pues el economista le daba un parte de tranquilidad a la mayoría de los sectores que no se encuentran conformes con las decisiones de la administración actual.
Ante las críticas que han salido a la luz que el mandatario colombiano señaló que “asumiría las consecuencias”; sin embargo, de acuerdo con la revista Semana, el cambio en el gabinete se habría dado porque, además de que Ocampo representaba la cuota del liberalismo dentro de la bancada de Gobierno, que se rompió finalmente por cuenta de la reforma a la salud presentada por Carolina Corcho, sería un documento donde desde la cartera de Hacienda se advertía el costo de la transformación que pretende el presidente hacerle al sistema de salud.
Esto no sería nuevo, pues pese a que el primero que salió del gabinete fue Alejandro Gaviria por cuenta de las críticas que le hizo al planteamiento de Corcho y que el presidente ha apoyado de forma incondicional, desde ese momento tanto Gaviria, como el exministro de Hacienda, la exministra Cecilia López, y el exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, Jorge Iván González, advirtieron en un documento al presidente los riesgos que podría traer la reforma de ser aprobada en el Congreso.
Entre las advertencias que se lanzaron en ese momento, los exfuncionarios, que representaban el sector más estable, con más experiencia y menos radical del Gobierno, señalaron que una de las razones por las que debía revisarse el documento sería por qué la reforma sería “impagable”.
Tras la salida del exministro de Educación, parecía que todo al interior del gabinete se había calmado, pero la respuesta a un derecho de petición que el viceministro técnico del Ministerio de Hacienda, Gonzalo Hernández, le respondió al senador del Partido Liberal Alejandro Carlos Chacón, firmó la salida de Ocampo, según lo mencionado por el medio anteriormente citado.
La solicitud hecha por el parlamentario era para que desde la cartera de Hacienda se le explicará el costo fiscal de la reforma de la salud año tras año, ya que en el documento entregado al Congreso algunos costos no quedaban claros. En este sentido, la respuesta llegó y una vez más salió a la luz que el costo es demasiado elevado, ya que ni siquiera con los recursos de la última reforma fiscal se cubría el total del primer año, que equivale a nueve billones de pesos, pues de la última tributaría deben salir recursos para otras necesidades estatales.
Según conoció la revista, los recursos sería distribuido así: “De ellos, 1,9 billones de pesos serían destinados en atención primaria en salud; 756.000 millones de pesos en fortalecimiento de la red pública; 1,5 billones en infraestructura; 121.000 millones de pesos en becas y sistemas de información a profesionales de la salud y 1,2 billones en saneamientos de hospitales públicos”. Los anteriores serían solo los datos del 2024, pero año tras año la inversión sería la misma e iría creciendo, por lo que para el 2033 el costo anual sería superior a los once billones de pesos.
Los cálculos hechos por la cartera que hasta ese momento era dirigida por Ocampo no fueron bien recibidos por la administración ni tampoco compartidos, por lo que el nuevo ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, señaló, para dar un parte de tranquilidad que la proyección económica no es esa. Incluso, que no se tiene que sacar dinero adicional, porque “esa plata ya la pone el gobierno colombiano desde hace varios años”.