Durante una visita de los príncipes William y Kate a Aberfan (Gales), un bebé protagonizó un tierno y divertido momento cuando le robó la cartera de 900 dólares a la futura reina del Reino Unido.
El príncipe y la princesa de Gales arribaron el viernes 28 de abril a Aberfan para rendir homenaje a quienes perdieron la vida durante el corrimiento de tierras de la mina de carbón en octubre de 1966.
Tras recorrer un jardín conmemorativo, situado en el lugar donde se encontraba la escuela de Pantglas antes de ser alcanzada por una avalancha, la pareja real se tomó un tiempo para saludar al público.
Fue allí cuando tuvo lugar el cómico y tierno momento. En las imágenes se puede ver al pequeño Daniel de un año jugando con la cartera de Kate mientras todos los presentes, incluida la princesa, estallan en carcajadas.
Lucy Williams, la madre del bebé, intenta quitarle la cartera a su hijo para que se la devuelva a Kate, pero este no parece estar interesado en regresársela. De hecho comienza a llorar cuando su madre de a poco va logrando quitársela de las manos.
Muy amablemente, la princesa dejó que Daniel continuara jugando con su cartera mientras saluda al resto del público, que no para de reír.
En declaraciones a ITV News, Lucy explicó cómo Kate la hizo sentir bien en lo que podría haber sido un momento algo incómodo.
La cartera de Kate está valuada 695 libras (alrededor de 900 dólares).
El gesto de rebeldía de Carlos III que habría desatado su mala suerte desde 1953
A casi una semana para la coronación de Carlos III, las noticias que envuelven a la Corona británica no dejan de circular.
Lo que ahora despierta el interés del público está relacionado con las superticiones en torno al reinado del primogénito de Isabel II, e incluso hasta con su duración en el trono. Dada la antiguedad de la realeza, existen muchas creencias que han transcendido en el tiempo y que aún hoy condicionan la visión que se tiene sobre los habitantes del Palacio de Buckingham.
Recientemente, se conoció que el monarca habría tenido un gesto con una relevante pieza de la corona, que lo habría condenado a una vida de mala suerte.
Esto ocurrió cuando el entonces heredero a la corona era apenas un niño de cuatro años. Carlos estuvo presente en la coronación de su madre, la reina Isabel II en 1953.
En su primera aparición en la Abadía de Westminster, el príncipe estuvo sentado entre la reina madre y la princesa Margarita.
Los registros del momento mostraron a Carlos visiblemente molesto, se cree que por la sustancia que le aplicaron en su cabello para mantenerlo fijado. Las fotos de ese día dejaron ver al joven heredero con una mirada que denotaba la incomodidad que esto le producía.
En uno de sus actos de rebeldía, el pequeño príncipe posó sus pies sobre la sagrada corona de San Eduardo, lo que rápidamente generó comentarios sobre el futuro al que estaba siendo condenado.
Para los conocedores en temas que atañen exclusivamente a la realeza, esto fue interpretado de inmediato como un “mal augurio” para el futuro rey de Inglaterra. ¿El motivo? Tocar o ponerse la corona antes de su entronación es considerado como una acción de mala suerte para cualquier sucesor del trono.
El gesto de Carlos, que no pasó desapercibido, fue visto desde entonces como un acto de mala suerte que marcaría su destino.