La carrera 11, entre calles 64 y 100 se llenó de espantapájaros rosas. Pero no se trata de una estrategia para ahuyentar a los bien conocidos ‘pinches’ u otra de las 159 especies de aves que sobrevuelan Bogotá.
En realidad, las coloridas figuras –hechas con materiales reciclables– forman parte de una campaña que busca persuadir a la alcaldesa Claudia López de seguir adelante con su proyecto del corredor verde por la carrera séptima, con el que, de acuerdo con el grupo ciudadano ‘Empecemos, tendrían que talarse más de 400 árboles en la Carrera 11, para construir un carril extra que aligere el tráfico de los vehículos que no podrán movilizarse, en sentido norte-sur, por la Séptima, entre las calles 92 y 28.
De acuerdo, Nicolás de Francisco, uno de los voceros de la iniciativa, lo que buscan es “expresar nuestro descontento con el capricho de Claudia López, que le puede costar a los bogotanos más de 2.5 billones de pesos. Pero no solo va a afectar la Carrera Séptima, también va a talar más de 400 árboles en la carrera 11″.
Y es que, de llegar a talarse, el ecosistema de la capital del país; sobre todo en la localidad de Chapinero, podría deteriorarse, afectando no solo a sus 166 mil habitantes, sino también, al medio millón de personas que conforman su población flotante.
Para uno de los vecinos de la Carrera Séptima: “Es una contradicción decir que vamos a construir un ‘corredor verde’ a dos calles de la 11, cuando aquí pensamos talar 411 árboles. Yo creo que es un mensaje claro el que le queremos transmitir a la alcaldía de Bogotá y es un rechazo a que todos estos árboles maduros, que nos dan vida, que embellecen el sector, no deben ser talados por acortar, además, los senderos peatonales por donde se movilizan cientos de personas a diario”.
Pero no solo dejarán tanos espantapájaros como les sea posible, “La tarea implica también recolectar firmas, difundir información y realizar acciones pacíficas de activismo con ciudadanos que promuevan la preservación de los árboles”, según dijo de Francisco para Blu Radio.
En una de sus cuentas, además, señaló que, aunque los 411 árboles son una estimación, por lo que su impacto ambiental podría ser aún peor de lo que se piensa en un principio. De ahí, que intenten ponerle un alto al proyecto antes de que inicie; ya que, en caso de ponerse en marcha:
“Deberán talar muchos árboles. Hasta ahora no hay ni diseños, ni estudios, ni siquiera un render que nos permita ver en realidad cuáles y cuántos son los árboles que en su plan está talar. Por esta razón, desde hoy, iniciamos una campaña con varios vecinos del sector”.
La alcaldía estaría ignorando no solo el impacto de la tala indiscriminada, sino también el retroceso que significa a sabiendas de que, en 2023, la ciudad se comprometió a sembrar la misma cantidad de árboles que ha sembrado en los últimos 3 años: 400.000, para cumplir la meta del cuatrienio, de sembrar 802.000.
“Los árboles de la zona son fundamentales para la calidad del aire, el comercio, la seguridad, la libre locomoción, la biodiversidad, y su tala supondría un grave impacto ambiental y social para los vecinos” y para quienes pasan gran parte del día en la localidad, se movilizan por la zona o la visitan de manera recurrente, dijo De Francisco al medio citado.
Por lo que se comprometió a seguir haciendo activismo en contra de lo que, más que una obra, considera un “ecocidio”. Señalando que “ese corredor verde que nos están pintando, no es tan verde”.