Luis Alfredo Garavito marcó una época de horror en Colombia. La Bestia o El Monstruo de Génova, como es conocido, aceptó su responsabilidad en la muerte de más de 140 menores de edad, así como personas adultas, en Colombia, Ecuador y Venezuela entre 1992 y 1999, año de su captura.
También es señalado por la violación de, por lo menos, 300 niños en el país. En 1999 fue condenado a 1.853 años por el homicidio y abuso de niños, niñas y adolescentes, según los informes de la Fiscalía General de la Nación, pero la ley colombiana le impuso la pena máxima que es de 40 años.
Han pasado 24 años desde que el Luis Alfredo Garavito ingresó a la cárcel de Valledupar, conocida como La Tramacúa, pero a pesar de eso no dejado de ser noticia.
Recientemente se conoció que Garavito padece cáncer de ojo. La noticia se conoció por el periodista Rafael Poveda, del programa Testigo Directo, que lo entrevistó para incluir sus palabras en sus libros El reflejo de la Bestia y Tras la sombra de Garavito, en los que el periodista relata y describe el perfil psicológico de este asesino serial y violador.
En el encuentro entre Poveda y el Monstruo de Génova se dieron a conocer las imágenes que dejaron en evidencia el avanzado deterioro de Garavito debido al cáncer de ojo.
“Tenemos que mantener esto en cierto sentido vigente, porque no puede volver a pasar de que una persona en nuestro país primero viole a más de 200 niños y posteriormente viole y mate a más de 210 niños, no solamente en Colombia, sino también en Ecuador”, mencionó Poveda en el programa de televisión.
El 25 de enero de 1957 en Génova, Quindío, Manuel Antonio Garavito y Rosa Delia Cubillos fueron padres de su primer hijo al que llamaron: Luis Alfredo Garavito Cubillos, el que tiempo después se convirtió en uno de los asesinos en serie más prolíficos de Colombia y del mundo.
Fue el mayor de siete hermanos. Manuel Antonio Garavito, además de ser su padre, se convirtió en su victimario. De él recibió golpes, toda clase de torturas como quemaduras con velas, cortes con navajas de afeitar, golpes con palos mientras lo ataba a un árbol, entre otras.
A los trece años un amigo de la familia lo violó, tiempo después, trató de vengarse contratando unos sicarios.
Quienes han construido un perfil psicológico de Luis Alfredo Garavito concuerdan en que ese fue el punto de quiebre que lo llevó a convertirse en La Bestia.
Por ejemplo, el perfil criminológico de Garavito, realizado por Karim Sofía Guerrero Hernández de la Universidad de San Buenaventura, dice así:
“A partir de entonces, la víctima se convirtió en verdugo y desarrolló una personalidad agresiva, iracunda, psicótica y paranoica, sumada a una fuerte atracción sexual hacia los niños”.
Antes de comenzar su vida delictiva, Garavito vendía estampitas religiosas mientras recorría el país. “Y aunque su comportamiento era poco sociable con tendencia a la venganza, trataba de calmar aquellos ‘fantasmas’ con cantidades ingentes de alcohol”, se lee en el perfil universitario.
Durante varios años La Bestia o El Monstruo de Génova perpetró cientos de asesinatos movido por un “impulso”. Según él, “todo sucedía de repente y sin planificación”. En su rito criminal, dicen los expertos, la intención era infligir dolor a la víctima, a las cuales en varios casos torturaba vivas, lo que indica que dentro de su perfil estaría el sadismo ´-una parafilia que busca derivar placer del dolor ajeno-.
Las autoridades también han explicado que el pederasta planeaba cada asalto y tortura con mucho cuidado. Para evitar ser descubierto, cambiaba continuamente de aspecto y se disfrazaba de sacerdote, granjero, anciano, vendedor ambulante y hasta profesor.
Después de analizar varias de las escenas del crimen en las que Luis Alfredo Garavito ejecutó sus homicidios y violaciones, las autoridades han asegurado que Garavito podría señalarse como un criminal organizado, aunque sus víctimas eran desconocidas, “el crimen era planeado y procuraba no dejar muchos indicios en las escenas del crimen, podría notarse que no era un asesino psicótico, ya que no era impulsivo”.
Desde 1992 hasta 1999, periodo donde ejecutó la mayoría de sus crímenes, El Monstruo de Génova manejó un modus operandi.
En una primera instancia se pudo detectar que las interacciones con sus víctimas se realizaban en lugares públicos que podría denominarse “escenario primario”; posteriormente, los guiaba hacia lugares externos dónde los agredía sexualmente o los asesinaba, podría decirse que este escenario era “secundario o intermedio”; y para terminar, en bastantes de sus crimines Garavito llevaba los cadáveres de sus víctimas a un lugar cerca del escenario secundario dónde los ocultaba a esta último lugar podría proporcionarle el nombre de “escenario final”.
Según investigaciones realizadas, Luis Alfredo Garavito llegó a recorrer unas cinco veces Colombia y pasó por 59 municipios del país.
Se dice que inventó fundaciones para dictar charlas y así estar cerca de niños, también se mantenía buscando trabajos temporales que les permitiera tener dinero suficiente para seguir adelante con sus crímenes y poder trasladarse por Colombia. Su vida criminal se desarrolló, mayormente, en el Eje Cafetero y el norte del Valle del Cauca.
En otro punto del perfil, realizado por Karim Sofía Guerrero Hernández, se puede destacar que la firma de La Bestia en sus crímenes era manifestada por la violencia extrema con la que actuaba.
“Denotaban la necesidad de expresar irá, venganza y posiblemente sadismo. La forma en la que coleccionaba diferentes artículos de sus víctimas, la cantidad de información que guardaba de los periódicos y el detalle en el que llevaba una agenda de sus crímenes mostraba que sus delitos satisfacían las necesidades de autoafirmación y reconocimiento”.
Por ahora, sobre el futuro judicial de Luis Alfredo Garavito se conoce que su condena terminaría en 2039, cuando tenga 82 años, pero esta podría rebajarse debido a su buen comportamiento dentro de la prisión, su colaboración con la justicia, la sentencia anticipada y su confesión.