El fútbol colombiano vive una gran polémica por la decisión de Dimayor para solicitar el regreso de las mallas a los estadios, una medida que buscaría el fin de la violencia por parte de algunos aficionados que han invadido la cancha y agredido jugadores.
Se trata de un tema que parecía cosa del pasado, pues desde el mundial Sub-20 de 2011 se removieron esos elementos de seguridad en la mayoría de escenarios deportivos y en los últimos 10 años los quitaron de casi todos los estadios en el territorio nacional.
Por esa razón, en la actualidad es poco común encontrar estadios que aún conserven las mallas para separar a los espectadores de los deportistas o en su defecto solo en una que otra tribuna considerada “popular”, tanto en primera como segunda división.
Las mallas en la Liga Betplay
Los 20 equipos de la Liga Betplay 2023 juegan en 18 estadios que cumplen con las mínimas exigencias para la realización de partidos profesionales, siendo el Atanasio Girardot y El Campín los únicos que son utilizados por dos equipos en el mismo certamen.
Sin embargo, ninguno de ellos cumple con lo que señaló la Dimayor respecto a contar con una malla de seguridad alrededor del campo de juego y solo en tres escenarios deportivos existe ese elemento de seguridad, pero en las tribunas populares.
En el estadio de Palmaseca y el Metropolitano de Techo usan dicho elemento en los sectores detrás de la portería, mientras que el Alberto Grisales de Rionegro la tiene en la tribuna oriental, debido a que es el único lugar donde puede albergar a aficionados de los equipos visitantes pero depende de la Alcaldía si se utiliza o no dicha gradería.
De resto, todos los escenarios deportivos quitaron las mallas y reforzaron durante años tanto la seguridad como las sanciones a quienes invadan la cancha, pero los recientes hechos evidenciaron que esas acciones no dieron resultado.
La Primera B dejó las mallas
Aunque sea difícil de creer, muchos estadios en Colombia avanzaron en temas de modernidad y una de ellas fue no volver a construir mallas de seguridad, como era común en el siglo XX, y el mejor ejemplo de ello se encuentra en la Primera B porque muchos equipos juegan en escenarios sin esos elementos.
Solo hasta 2022 un equipo presentó esa medida y fue Cortuluá, que para 2022 estuvo en el 12 de Octubre, que tiene mallado en todas las tribunas excepto la parte occidental, pero a partir de 2023 se mudó al estadio Raúl Miranda de Yumbo, que recientemente fue adecuado para la actividad profesional.
Otro caso curioso está en La Independencia de Tunja, donde juegan Patriotas y Boyacá Chicó, ya que durante mucho tiempo tuvo la malla en las graderías sur, que no se remodelaron, pero al no permitir público en esa zona por su poca capacidad y lejanía con la cancha se desmontaron.
Opciones al mallado
Aunque la Dimayor informó que era necesario que se revivieran las mallas de seguridad en los estadios, existen dos opciones para no recurrir a esa medida y es la adecuación de las tribunas con el objetivo de que los aficionados queden alejados de la gramilla.
Un ejemplo de ello está en el estadio Daniel Villa Zapata, cuyas dos graderías están a casi tres metros del suelo y mejora la vista para los asistentes a los espectáculos deportivos, al igual que en el Polideportivo Sur de Envigado y el Hernán Ramírez Villegas de Pereira.
También está la fosa que consiste en una trinchera alrededor del estadio con una determinada profundidad, como la que tiene el estadio Metropolitano de Barranquilla o el Metropolitano de Itagüí, aunque en ambos no cubre la totalidad de las graderías.