La reforma a la salud ha generado múltiples debates políticos, debido a que varios de los puntos de esta incluyen temas polémicos, como lo es la inclusión dentro del modelo preventivo de la medicina tradicional de conocimiento, la cual es practicada por curanderos, sobanderos, yerbateros o taitas, un método que aún es muy utilizado en la actualidad en Colombia.
Gran parte de la población colombiana recurre en algunos casos a automedicarse ante dolores o malestares; en algunos casos son las madres y abuelas quienes invitan a los miembros de su familia a tomar remedios caseros para aliviarse de estos problemas, en la mayoría de los casos, estas recetas son provenientes de la medicina tradicional o ancestral, la cual es usada principalmente por las comunidades indígenas.
A pesar de los avances tecnológicos que ha presentado la medicina en los últimos años, en Colombia aún se pueden encontrar sobanderos, curanderos, parteras, yerbateros o taitas; personas que habitualmente recogen este tipo de conocimiento de sus antepasados con quienes aprendieron a sanar desde recetas caseras y terapias que para los profesionales de la salud se pueden considerar empíricas, sin embargo, existe un gran porcentaje de personas que creen más en ellos que en la medicina convencional.
La corteza del sauce, opio, canela, manzanilla, totumo, caléndula o yohimbe, son algunas de las plantas o elementos más utilizados por estas personas para preparar remedios para los distintos malestares que pueda presentar una persona, a esto se le suma en algunos casos, rezos, rituales y la petición de que la persona afectada tenga fe en el proceso que lleva a cabo el curandero o yerbatero.
El frío de un muerto, casos de “hielados” o la caída del cuajo, son problemas que la medicina tradicional o ancestral afirman remediar, problemas que no son considerados de la misma forma por los médicos profesionales, ya que son enfermedades o malestares que nacen desde la creencia de las personas; para ello los curanderos tienen remedios, ungüentos, cremas, esencias o procedimientos con los que estas personas afirman se quitará el mal y que es aceptado y creído por las personas.
Múltiples hogares en el país consideran que cuando un niño padece de diarrea y dolor en la parte baja del estómago, esto significa que el pequeño se encuentra “descuajado”, lo cual se origina, según los curanderos o yerbateros, por una caída fuerte que haya presentado el afectado, por lo que es necesario sobar al menor de edad con un masaje practicado en el estómago y finalmente levantarlo de los pies; desde la creencia ancestral de estas personas, esto sirve para que el “cuajo” vuelva a su lugar.
En algunos casos los procedimientos suelen ser mucho más drásticos, ya que algunos de los remedios recetados o preparados por estas personas, incluye tomar sangre directamente de animales puntuales, tener cábalas o llevar a cabo comportamientos paso a paso, o acciones que para la medicina convencional son impensables. En el llano, los menores suelen ser introducidos al vientre de una vaca negra recién sacrificada como parte del remedio para curar a un pequeño “hielado”.
Y a pesar de que muchas personas suelen desmeritar o no confiar en este tipo de tratamientos, algunos de los remedios caseros más utilizados en el país suelen ser procedentes de este tipo de medicina, dentro de estos se incluyen recetas simples de miel y limón para el mal de garganta, hasta el uso de la caléndula para ayudar a que una herida cicatrice de una mejor manera.
A esto se le suma la labor de los sobanderos, quienes se encargan de realizar terapias en los lugares que las personas afirman tener dolor. Antes de ir al doctor, algunas personas optan por ir hasta donde estos individuos para sanar dolores en las piernas, brazos o espalda, ya que luego de algunas sesiones de masajes con aceite en la zona, los afectados afirman encontrarse mejor.
La creencia de las personas por los sobanderos ha generado que en Bogotá exista una zona de establecimientos en los cuales afirman curan todo tipo de dolor, sobre la Avenida Caracas, entre la calle 5 y 6, los bogotanos encontrarán grandes letreros con los nombres de los sobanderos; El negro Palindo, el Caldense, el Tigre y el negro Ismael son algunos de los nombres que se pueden leer en estos anuncios.