Por séptima ocasión, el principal oleoducto del oriente colombiano fue objeto de un atentado. La tubería de crudo sufrió una baja de presión en el sector entre Caño Limón-Banadía en el municipio de Arauquita, que se habría producido por instalación de explosivos, hasta el momento, por cuenta de desconocidos.
La empresa Cenit, encargada del transporte del grupo Ecopetrol, señaló que activó Plan de Emergencia y Contingencia (PEC) desde el 14 de abril tras evidenciar una caída de presión en el tramo de la tubería, debido a un daño producido por terceros a la altura de la vereda San Rafael, zona rural del municipio de Arauquita, departamento de Arauca.
El hecho fue reportado al Consejo Municipal de Gestión del Riesgo de Desastres de Arauquita sobre las acciones que adelantan para atender la emergencia. Así mismo, señalaron que el Ejército Nacional desarrolla operaciones para asegurar el área y brindar acompañamiento al personal técnico que reparará el oleoducto.
Tanto Cenit como Ecopetrol rechazaron las “acciones ilícitas” e hicieron un llamado para que cesen los delitos contra la infraestructura debido a que pone en riesgo la integridad de las personas y tiene consecuencias para el ambiente, las actividades de las comunidades y la industria.
“La compañía hace un llamado a la comunidad de este sector para que se abstenga de acercarse al sitio del incidente, hasta tanto culminen las labores de evaluación, reparación, limpieza y recolección a que haya a lugar”, señalaron a través de un comunicado.
Este el séptimo ataque que se registra en contra del oleoducto en el primer trimestre del año, en acciones asociadas con grupos armados ilegales, principalmente el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que utiliza las afectaciones de la infraestructura para presionar sus fines delictivos.
La ONG Crudo Transparente señaló que solo durante el mes de marzo se presentaron cuatro atentados contra la infraestructura del Caño Limón Coveñas, un ataque al Trasandino (Nariño) y dos ataques al campo Cira Infantas (Santander). El primero había sido víctima de siete hostigamientos en los departamentos de Arauca y Boyacá.
Esa organización alertó también sobre un aparente incremento de la conflictividad social por protestas, bloqueos y manifestaciones en contra de compañías petroleras en Arauca, Caquetá y Santander. Por ejemplo, en San Vicente del Caguán se registró una protesta de varios días por parte de campesinos en contra de la operación de la Emerald Energy que requirió la atención del Gobierno nacional, tras la retención de 79 uniformados de la policía, uno de ellos murió y también un civil.
La Cámara Colombiana de Bienes y Servicios de Petróleo, Gas y Energía, (Campetrol) también alertó sobre las consecuencias de este tipo de hechos para el sector energético. Según el balance petrolero para el último trimestre de 2022 y el primer bimestre de 2023, “se prevé una caída de 2,5% en la producción promedio diaria de crudo este 2023, una cifra que se explicaría principalmente por el aumento de los conflictos de orden público en las regiones donde se realiza actividad extractiva”.
Sostiene que el gremio, “durante el trimestre de 2022 tuvo una producción de 771 KBOPD (barriles de crudo por día) – un incremento anual de 3,6% (26,5 KBOPD) – sin embargo, la producción preliminar de petróleo en el mes de febrero de 2023 registró una disminución de 13,6 KBOPD (una caída del 1,8% respecto al mes de enero del mismo año), lo que significa una pérdida de recursos para la economía colombiana cercana a los $410 millones de USD para todo el 2023″.
“Las exportaciones son clave para fomentar el ingreso de divisas al país que, en un panorama de aumento de la TRM, tiene una incidencia directa en la economía nacional. En ese sentido, el sector sigue generando los recursos necesarios para los programas sociales del gobierno central y las regalías que requieren las regiones”, indicó Nelson Castañeda presidente ejecutivo de Campetrol.