El teatro salvó a Ramsés Ramos de ser guerrillero: “Cambié una ráfaga de balas, por una de aplausos”

El actor cartagenero, en su juventud, se vio seducido por la idea de una revolución a través de las armas, pero el arte dramático lo frenó

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En medio del confinamiento, Ramsés Ramos preparó una obra por la que sus colegas creyeron que estaba enloqueciendo (Cortesía - Ramsés Ramos)
En medio del confinamiento, Ramsés Ramos preparó una obra por la que sus colegas creyeron que estaba enloqueciendo (Cortesía - Ramsés Ramos)

Ramsés Ramos es un reconocido actor colombiano que ha pasado por importantes producciones como Sin tetas no hay paraíso y El cartel de los sapos, pero que se ha decantado principalmente por el teatro. Sin embargo, un detalle que muchos desconocen del intérprete es que quería ser abogado, como su padre, y que, creciendo en el contexto violento del país, hasta pensó en hacer parte de los grupos alzados en armas.

En diálogo con Infobae Colombia, el actor recordó el momento en el que, según él, el arte dramático lo “salvó” de engrosar las filas de la guerrilla. Aunque durante su infancia en Cartagena Ramsés había tenido experiencias con algunas obras de teatro, posteriormente estudió Derecho en la Universidad de Cartagena, mientras trabajaba con su padre.

“Yo estudiaba Derecho porque quería que la justicia fuera un valor al que pudiéramos recurrir para poder coexistir como sociedad, para evitar las injusticias”, recalcó el actor, pero señaló que ya en la Universidad y viendo cómo funcionaba el mundo de las leyes, descubrió que en el país en el que vivía predominaban las injusticias.

Esto empezó a molestarlo, al punto de coincidir con los ideales de los grupos revolucionarios, pensando que esta sería la única manera de conseguir un país sin injusticias.

El actor cartagenero estuvo a punto de enfilarse en la guerrilla, pero descubrió en el teatro otra manera de hacer revolución (Cortesía - Ramsés Ramos)
El actor cartagenero estuvo a punto de enfilarse en la guerrilla, pero descubrió en el teatro otra manera de hacer revolución (Cortesía - Ramsés Ramos)

Según Ramos “estudiando Derecho empecé a preguntarme ‘¿para qué estudio esta vaina? ¿para que hacen las leyes si las hacen es para mantener sus privilegios?’. Pensaba que no iba a ser posible desde la ley tener el país que soñaba, porque la gente no respeta la ley. Entonces ¿qué me queda? Me queda transformar el mundo de otra manera y es a través de la revolución”.

Como a muchos otros jóvenes indignados con las injusticias del país, a Ramos los guerrilleros le empezaron a ‘endulzar los oídos’, señalándole que su enojo con la manera en la que operaba el país sólo cambiaría empuñando un arma.

Aunque la violencia que se le presentaba era intimidante, el deseo revolucionario de Ramsés por transformar el país logró convencerlo de hacer parte de los alzados en armas y, cuando estuvo listo para irse con ellos, el teatro llegó a su vida.

Ramsés reconoció que, en ese momento, “los grupos revolucionarios fueron para mí como un manjar, con el que se me pintaba la idea de poder tener ese mundo que quería”. Sin embargo, ver una última obra de teatro en su universidad le cambiaría la vida para siempre. “El teatro fue una salvación tremenda, porque yo andaba con un deseo bastante seguro de irme a la revolución”.

Ramsés Ramos adaptó la obra de William Shakespeare "Otelo" para interpretarla solo (Cortesía - Ramsés Ramos)
Ramsés Ramos adaptó la obra de William Shakespeare "Otelo" para interpretarla solo (Cortesía - Ramsés Ramos)

Fue Comedia sin título, de Federico García Lorca, la obra que abrió los ojos de Ramsés Ramos a una nueva posibilidad de revolucionar su vida y el mundo. “Estando en esas es cuando aparece el teatro en mi vida y me dice ‘este no es el camino; hay otra manera, está el arte’”.

El actor recuerda que en esta obra se hablaba mucho de la importancia del arte en la sociedad y los personajes hacían referencia a temas bastante complicados, pero la reacción del público era diferente a la que los grupos subversivos recibían cuando expresaban sus ideales.

“El teatro se me presenta con la palabra y me demuestra que estas personas (los actores) sobre el escenario hablan de temas que son trascendentes, que son importantes y eso me sorprendía. En esas obras ellos hablaban y tocaban temas muy densos y yo pensaba: ‘no puedo creer todo lo que ellos están diciendo y en lugar de una ráfaga de balas reciben una ráfaga de aplausos’ y yo dije: ‘yo quiero hacer esto’”.

Gracias a esto Ramsés Ramos no sólo se apartó de las filas de la guerrilla, sino que también del Derecho. “Decido dejar el estudio del Derecho y los grupos revolucionarios e involucrarme en el arte dramático, que es otra forma de revolución, es la revolución del alma”.

Cada martes y miércoles del mes de abril Ramsés Ramos presenta "OTELO, Una historia Goti Tropi Caribe" en el Teatro Nacional (Cortesía - Ramsés Ramos)
Cada martes y miércoles del mes de abril Ramsés Ramos presenta "OTELO, Una historia Goti Tropi Caribe" en el Teatro Nacional (Cortesía - Ramsés Ramos)

Actualmente, Ramos está en Bogotá presentando su obra “OTELO, Una historia Goti Tropi Caribe”, cada martes y miércoles a las 8:30 de la noche en el Teatro Nacional. Se trata de una tragicomedia adaptada de la obra del dramaturgo William Shakespeare llamada “Otelo”.

“Traer a ‘Otelo’ a mi contexto; siempre me lo había imaginado como este militar negro marginal cartagenero que se veía envuelto en esta historia de amor, chismes, celos y que terminaba en la fatalidad de la muerte”.

Según la explicación de Ramsés, para hacer que la obra fuera más fácil de sostener pensó en prescindir de personajes y hacerla solo, adaptando la historia a una realidad colombiana y a una historia que lo marcó. “Tenía que hacer una obra que cupiera en una maleta. Encerrado solo en mi apartamento en Cartagena empecé a darle vueltas a todo ese texto”.

Después de ese trabajo consiguió una obra de hora y media en la que interpreta 11 personajes: Desdémona, Brabancio, Miguel Casio, El Duque de Venecia, un Otomano, Emilia y Yago, entre otros. “Cuando la tuve lista y le comentaba a mis amigos y colegas me decían, ‘Negro, pero usted se volvió loco’”.

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