Es oficial: el general Henry Sanabria abandona la dirección de la Policía Nacional por orden del presidente de la República, Gustavo Petro. Esta noticia, que se dio durante la mañana de este miércoles 12 de abril, despertó amores y odios entre quienes celebraban la salida del litúrgico uniformado y quienes aseguraban que se le estaba violando el derecho a la libertad de culto.
Varios aliados del jefe de Estado destacaron su decisión en la que, entre otras cosas, se confirmó que el reemplazo de Sanabria será el general en retiro William Salamanca, que, de acuerdo con Petro “es un mayor general de la Reserva, con más de 37 años de experiencia en la institución”.
Al respecto, congresistas como María José Pizarro celebraron que Salamanca llegue a reemplazar a Sanabria y aprovechó, mediante su cuenta de Twitter, para reiterar su compromiso con la población femenina colombiana: “Una oportunidad para implementar el enfoque de seguridad humana del presidente Petro y como lo he manifestado, mi lugar está con los derechos de las mujeres”, aseguró.
Así mismo, la representante María Fernanda Carrascal, del Pacto Histórico, le tiró nuevos dardos al saliente dirigente policial quien, recordemos, aseguró a los medios de comunicación que enfrentaba la criminalidad en el país con exorcismos y cuestionó el uso del condón porque, a su juicio, es abortivo.
“Celebro esta decisión del Presidente. La Policía no puede estar en manos de alguien que no entiende que sus posiciones personales pueden poner en peligro a quienes debe proteger”, aseveró la legisladora.
De igual manera, el exsecretario de Gobierno de Bogotá Luis Ernesto Gómez le tiró pullas a Sanabria por sus creencias religiosas: “Muy acertada decisión. Necesitamos menos exorcismos y más estrategias de seguridad ciudadana”, señaló el exfuncionario.
A algunos sectores de la oposición poco y nada le gustó que el jefe de Estado sacara a Sanabria de la Policía. Por ejemplo, el representante José Jaime Uscátegui, del Centro Democrático, calificó como una “retaliación del presidente Petro” porque el saliente dirigente habría sacado a la luz pública el escándalo de los policías secuestrados en San Vicente del Caguán. “Es lamentable y nos preocupa que las decisiones del alto Gobierno se estén tomando con ese criterio”, señaló el congresista.
De esa colectividad también reaccionó la senadora uribista Paloma Valencia, quien aseguró que la destitución de Sanabria estaba relacionada con su fe católica, la misma que no dudaba en hacer pública en sus -muy polémicas- redes sociales.
“La salida del General Sanabria tiene que ver con su postura religiosa, pero sobre todo se debe a haberle contado al país verdadero secuestro que se vivió en los Pozos en el Caquetá”, sentenció Valencia.
Sin embargo, no todos los legisladores opositores se opusieron a la decisión del presidente Petro. Por ejemplo, el senador David Luna, de Cambio Radical, destacó al nuevo jefe de la institución y aseguró que su llegada representaba “un parte de tranquilidad para la seguridad ciudadana”.
Además, se desbordó en elogios hacia él: “Un policía a carta cabal, ser humano excepcional, promotor y defensor de los derechos humanos y del respeto por nuestros policías”, trinó el exministro TIC en su cuenta de Twitter.
Desde el mismo Gobierno nacional rompieron el silencio tras el revolcón al interior de la Policía. Otro de los jefes de Sanabria, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, hizo público su agradecimiento con el general en un escueto mensaje de Twitter. Eso sí, una que amplió más sus palabras fue la jefa de gabinete de la Presidencia de Colombia, Laura Sarabia, quien escribió:
“Le agradezco al General Henry Sanabria por su trabajo comprometido al frente de la Policía. Y le doy la bienvenida al General William Salamanca. Su amplia experiencia en DDHH y sus 37 años de servicio en la institución, son garantía de su trabajo”, señaló.
Por ahora, las redes sociales siguen inundadas de mensajes, tanto a favor como en contra, de que Henry Sanabria abandone la Policía Nacional, protagonista en la estrategia de Paz Total del gobierno Petro.