Al ritmo de trends y audios virales, Sor selfie y las religiosas de Jesús-María intentan seguirles el paso a sus estudiantes, en su ya famosa cuenta TikTok, que nació en medio de la pandemia, como una estrategia para acercarse a los jóvenes y enseñarles que maestras y monjas también tienen una vida.
La idea, bien se ha dicho, salió de Marta Monero, hermana que hace 20 años se inclinó por la vida religiosa en una comunidad de origen francés, dedicada a la educación cristiana, especialmente, en ambientes de extrema pobreza.
Sor selfie —como la conocen sus seguidores— es normalista, licenciada en biología e hizo, recientemente, una especialización: evangelización en ambientes virtuales, que la ha ayudado a conectar con sus estudiantes del colegio Jesús María (Medellín), dentro y fuera de la pantalla.
Nació en el barrio Castilla, de la comuna cinco (al noroccidente de la capital antioqueña), y creció en medio de la violencia y la delincuencia, de bandas que se disputaban el control del territorio. Sin embargo, encontró “dos oasis”: la parroquia, en donde era catequista y participaba del grupo juvenil, y el colegio. Lugares que fueron su salvación de aquella situación social tan difícil.
“Mi vocación vienen desde muy pequeñita. Mi mamá siempre nos llevaba a misa los domingos y, como a los 6 o 7 años, ella nos metió a un grupo que se llama ‘Infancia misionera’. Ahí conocí a unas hermanas que no eran las de mi colegio, sino las de la parroquia del barrio —las hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana— y me encantaba estar con esas monjitas. Yo le decía a mi mama los 31 de octubre «mami, disfráceme de monjita» entonces mi mama me mandó a hacer el hábito de esas religiosas y yo salía con ellas a pedir dulces (…) quería ser como ellas”, recordó en una entrevista concedida para Infobae Colombia.
Sin embargo, llegó la adolescencia y con ella se vio sumergida en una profunda crisis en la que empezó a preguntarse: “¿Cuál monja? ¿Cuál religión?” y terminó alejándose de la Iglesia. Pero, cuando estaba en grado noveno sucedió algo a lo que denomina su “antecedente judicial” —mismo que, según ella, tienen casi todos los curas y las monjas— se agarró del pelo en el colegio con una compañera que llevaba haciéndole ‘bullying’ todo el año, y aquello la llevó a tener su “experiencia fundante de Dios”, porque llegó a desconocerse, así que sintió la necesidad de volver a acercarse a él.
Un llamado que siguió escuchando una vez salió del colegio —en el que, años después, sería coordinadora—. Averiguó e inició con las hermanas una experiencia vocacional, y allí se quedó. Le gustó eso de poder ayudar a los otros a través de la educación, porque, como ella dice: “Realmente, la educación es una herramienta muy poderosa para cambiar muchas situaciones de injusticia y desigualdad social”.
La comunidad de Jesús-María
Todas las comunidades religiosas tienen algo a lo que se le conoce como ‘el carisma’, una gracia que los fundadores reciben y llegan a los religiosos y religiosas de su congregación. Y Marta se inclinó por la educación cristiana; el poder llevar el amor, el perdón y la misericordia de Dios. Justo lo que ofrecían desde Jesús-María. Su fundadora, Claudina Thevenet, vivió en la revolución francesa y su experiencia fundante fue el perdón: vio como asesinaban a dos de sus hermanos, supo quiénes eran los asesinos, y su perdón hizo que recogiera a las hijas de aquellos hombres y las educara para cambiar su entorno a través de la educación.
Algo similar a lo que buscar hacer Sor selfie con su trabajo. Además, claro, de reivindicarse frente a los rumores que dicen que las que entran a la vida religiosa son ‘las bruticas’, las que nunca aprendieron nada, las que nunca tuvieron novio, las que no se enamoraron, las solteronas, las que tuvieron decepciones amorosas, o las que solo saben cocinar, cuidar niños o atender ancianos.
Al entrar a la formación religiosa, como el resto de sus compañeras, tuvo cinco años de discernimiento, en los que estudió filosofía y teología para saber si lo que en realidad quería era entregarle su vida a Dios. Pero, una vez tomó la decisión, vinieron sus estudios profesionales. Hizo una licenciatura en biología y luego se especializó en evangelización virtual. Ya que, siendo educadora entendió que debe estar a la vanguardia para responder a los retos y necesidades de sus estudiantes.
“Siempre hay dudas y eso nos pasa tanto en la vida religiosa, como en el matrimonio e, incluso, la soltería. Pero estas dudas, realmente, son acerca de si seré capaz con los votos, o si esto será para mí ¿Es algo que Dios me pide o es algo que me inventé? ¿Será esto para mí? Que rico sería tener hijos o casarme; son cosas que llegan a pensarse. Obviamente, están todas esas dudas porque las posibilidades siempre van a estar ahí, pero yo los votos no los veo como un sacrificio, sino como un compromiso. Cuando uno ama uno se compromete. Así como cuando te casas”, explicó.
Ella se comprometió a amar a Dios y que su amor sea universal; es decir, que vaya a todas las personas a las que sirve. Siendo así, “los votos no se convierten en un sacrificio o en una cadena, sino en un compromiso de amor”.
Entiende, sin embargo, que a lo largo de ese compromiso pueden presentarse dudas, pero la vocación es un proceso en el que se elige, y se elige todos los días. Lo que no quiere decir que no existan momentos de crisis. Lo que más le ha costado de ser religiosa es trabajar desde antes que amanezca y admite que la vida comunitaria, a veces, suele ser difícil, aunque, también llega a sentirse como una bendición. Sobre todo, cuando aprende, comparte y lidia con ciertos momentos en los que puede sentirse sola. “Unas por otras”, comentó.
En un día normal se levanta entre las 5:30 y las 6:00, se toma un espacio de oración personal y luego baja al colegio, para acompañar a las niñas en la eucaristía y en los rezos comunitarios. Está en el colegio hasta las 4:00 de la tarde y entre 5:30 y 6:30 tiene exposición del santísimo, rezo de vísperas y el rosario. Solo después de esto y de hacer las tres comidas junto con el resto de la comunidad tiene un momento de esparcimiento al que llaman recreo, antes de quedar libre. Pero los fines de semana y vacaciones los vive como cualquier otro mortal, visita a su familia, sale a ‘vitrinear’, toma algo con sus amigos, viaja y descansa de todo lo que hizo en la semana.
Para esto recibe un monto de dinero cada mes, pero por voto de pobreza da cuentas a una ecónoma, con el objetivo de no gastar su dinero en lujos, solo en necesidades. Algo que la ayudó a darse cuenta de lo mucho que gastaba de manera innecesaria, en un mundo en el que muchas personas ni siquiera pueden darse el lujo de ahorrar.
Sor Selfie: nace una estrella del Internet
Llegó a TikTok buscando un recurso pedagógico, luego de que sus alumnas no pudieran regresar al colegio por cuenta de la pandemia. Entonces, recordó a su sobrina quien, unos meses antes, se la vivía pegada a la aplicación; por lo que, una vez decretaron el confinamiento, pensó que todas sus estudiantes debían estar haciendo lo mismo.
Así que abrió su canal con dos objetivos: 1. Acercar a las alumnas del Jesús-María a lo que hacen sus profesoras fuera del salón de clases y 2. Que los jóvenes vieran que la vida religiosa sigue siendo una opción, lejos de todos los mitos que la rodean. En suma, quería abrir una ventana para reconectar con ellas, demostrándoles que las maestras y las monjas también tiene una vida.
Así la comunidad de hermanas del barrio Castilla descubrió que las redes podían ser un apostolado, porque sin salir del colegio, estudiantes y padres de familia les enviaban mensajes, agradeciéndoles por alegrar sus días con el contenido que subían. Y así fueron sumándose más religiosas.
Un momento clave, sin duda, en el que Sor selfie, además, se cruzó con la evangelización en ambientes virtuales, una especialización en la que, sin pensarlo dos veces, se inscribió para darle más profundidad y peso a su misión en la web: compartir el mensaje del amor de Dios. “Muchos se informan a través de redes, así que, ¿por qué no formarse en la fe también a través de estos canales?”, se preguntó.
Entre risas, en medio de su charla con Infobae confesó que las ideas para sus videos salen “del espíritu santo”. A diferencia de los más jóvenes, no es una nativa virtual, pero, entre más ve trends, canciones y challenges, más ideas se le ocurren, para darles la vuelta. Lo que le recuerda un pasaje (Marcos 7:15): “no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre”.
Sor selfie quiere que Dios sea conocido y amado y esa es su función en las redes, que la gente se encuentre con un Dios amoroso y cercano, en lo cotidiano y simple, como hacer ‘scroll’, así que “¿por qué no usar las redes de una manera positiva?”.
“Hay gente que me ha mandado al infierno y otros han sido más compasivos y me han mandado al purgatorio”, comentó entre risas, y es que hay a quienes no les parece que una moja pueda estar en redes sociales evangelizando, y piensan que es algo del demonio. Pero hay, también, quienes han logrado acercarse a Dios con su labor.
“De pronto les sorprende ver a una religiosa haciendo esto, pero las religiosas somos seres humanos y seres alegres. Y lo que yo quiero es romper estereotipos. Que pensemos que la vida religiosa es alegre y cercana y entramos a ella porque estamos enamoradas de Jesús y de la vida que llevamos”, lo entienden sus más de 370 mil seguidores.
Entre ellos, cientos de jóvenes, que, de acuerdo con las religiosas, tienen sed de infinito y por ello buscan espiritualidad y la experiencia de sentir a Jesús en sus vidas. Una experiencia de la que ellas dan fe, porque las ha llevado a sentirse profundamente amadas y a trascender.
De ahí que, en su llamado, intenten ayudar a otros a acercarse a Dios y a la iglesia: “Está metido en una religión. Sí. Pero si nosotros no hacemos que esto sea diferente, nadie lo va a hacer. Tú que eres bautizado, tú que eres iglesia, trabaja porque la iglesia sea diferente, si no te gusta la iglesia actual (…) trabaja por hacer de esa iglesia, la iglesia que soñamos y que soñó Jesucristo en un principio, la iglesia que nos acoge a todos, que nos ama y que nos lleva a la presencia del padre”, en un momento en el que, desde el catolicismo, saben que necesitan de la presencia de los más jóvenes, a quienes, el papa Francisco ya ha llamado a hacer lío, incluso, desde la santa institución.