El magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán fijó un hito en la Historia de Colombia, pues es considerado como el catalizador del Bogotazo, uno de los acontecimientos más importantes de La Violencia (1920-1960), como se ha denominado el periodo de la historia nacional caracterizado por el enfrentamiento entre conservadores y liberales.
Por eso, el 9 de abril es una fecha emblemática para la sociedad colombiana, a la que se ha otorgado casi que un aura mística, un día destinado a la reflexión sobre los proyectos de país que nunca fueron, y usado para conmemorar el recuerdo de las víctimas que han dejado los múltiples conflictos que vividos en el país.
“Yo no soy un hombre, soy un pueblo”, no es solo una de las más famosas frases del político bogotano, sino también un presagio del significado social que adquiriría su muerte. El 9 de abril Colombia se transfigura en un espacio de la memoria, en el que la ciudadanía vierte sus emociones.
Lejos de perder su vigencia, la muerte de Gaitán se encuentra revitalizada, de ello se encuentran dos testimonios: la lucha de sus descendientes por consolidar un espacio permanente de memoria y las discusiones en redes sociales que cuestionan el relato mítico del personaje y se alejan del hombre.
En el primer caso, la lucha se localiza en la hija del caudillo, Gloria Gaitán, que desde hace años lucha para qué la antigua vivienda familiar se convierta en el Centro Cultural Gaitán, en el que colombianos y visitantes oigan el eco de las luchas del político.
Recientemente, en declaraciones para la W Radio, la heredera del legado hizo un llamado al Gobierno nacional, pide que se tomen medidas decisivas en pro de la consolidación del proyecto. Es muy factible que este sea escuchado, más si se tiene en cuenta que María Gaitán Valencia (hija de Gloria y nieta del caudillo) es la actual directora del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Sin embargo, Gloria Gaitán también denunció que los actuales tenedores de la casa han sido negligentes en la salvaguardia del patrimonio cultural, tanto del inmueble como de los muebles. Demandó respuestas sobre la perdida de objetos y el abandono institucional.
“Lo que han hecho en la casa museo es romper todos los objetos sacar los muebles que son patrimonio cultural histórico de la nación y dejarlo en esta obra a la intemperie, bajo la lluvia y el mugre y ellos justificaron eso alguna vez dieron alguna explicación de por qué lo hicieron, pues yo le he pedido mucho a la rectoría de la Universidad Nacional que denuncie a los delincuentes”, declaró Gloria Gaitán para el medio antes mencionado.
A pesar de que este espacio se encuentra bajo la custodia de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia, desde el 2005, son pocos los avances que se han hecho en su apertura al público, a pesar de que el espacio cuenta con un guion y montaje museográfico.
Ante los cuestionamientos, funcionarios de la universidad respondieron que actualmente se encuentra en curso una reconstrucción documental, cuyo propósito es determinar las responsabilidades y presentar un informe de que paso a la familia Gaitán. Pues se asumió que sí hubo perdidas en elementos patrimoniales, causado por malas prácticas en la conservación de bienes muebles.
El llamado al Gobierno nacional para apoyar este espacio no es nuevo; de hecho, el 21 de marzo el vocero Carlos Garay convocó a una protesta pacífica en el sitio, para el próximo 9 de abril del 2023. El líder aseguró que se tratará de una protesta pacífica en la que unirán su voz en solicitud la continuidad de las obras, de forma que el Centro Cultural Gaitán sea terminado.
El otro frente de combate se encuentra en las redes sociales, es encabezado por investigadores y expertos en el periodo de estudio, una de sus cabezas más visibles es Olga González, Doctora en Sociología por la Escuela en Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Su posición está sentada en una columna de opinión, publicada en El Espectador.
En el texto, la doctora explica como una parte fundamental del ejercicio político de Gaitán se ha ocultado, favoreciendo su imagen como vocero de las causas populares. En sus argumentos cita su apoyo al candidato conservador en las elecciones de 1942, el ataque al segundo gobierno de López con tesis similares a las de Laureano Gómez o sus comentarios racistas y xenófobos en contra de Gabriel Turbay.
Esta investigadora ha cuestionado varios puntos de la narrativa planteada por la familia Gaitán, no porque busque desprestigiar la imagen del caudillo, sino porque plantea comprender al hombre. Una tarea a la que se encuentra obligada desde su formación académica.
“Tú le cuentas a la gente que Gaitán fue racista en la campaña del 46, que tuvo alianzas con conservadores, que los gaitanistas fueron violentos y él no censuró la violencia, y no te creen”, aseguró González en declaraciones para la BBC Mundo.
Una posición fundamentada en una extensa consulta de fuentes, como la que fue divulgada durante la primera semana de abril por parte de Señal Memoria, cuando el historiador Felipe Arias, parte del equipo de esta entidad oficial, hizo público uno de los audios del discurso de Gaitán, que tradicionalmente había sido recortado de otras recopilaciones.
Aunque parecen hechos aislados, este combate por el pasado está enlazado con las tensiones sociales en torno a la memoria colectiva. Representada en el derribo de estatuas, debates sobre la apropiación del patrimonio cultural y construcción de nuevos espacios/mecanismos de memoria. Que lejos de resultar preocupantes revelan el interés que existe en la sociedad por el pasado, a pesar de que algunos autores habían condenado la sociedad actual al presentismo.