Hoy, jueves 6 de abril, se celebra una de las fechas más importantes para la tradición católica en lo que respecta a la Semana Mayor. Durante la jornada se conmemora el inicio del Triduo Pascual; es decir, el periodo de tiempo que hay entre la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Según la tradición, hoy se celebra la que fue la última reunión de Jesús con los 12 apóstoles para cenar. Se recuerda el lavado de pies que se le hizo al profeta del catolicismo por parte de sus discípulos en agradecimiento a su labor.
Este día, representado en una clásica obra de arte de Leonardo Da Vinci llamada la Última Cena, también tiene dentro de sus conmemoraciones el momento en el que Jesús fue traicionado por Judas, quien lo besó previo a que el llamado hijo de Dios fuera arrestado por militares.
“Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados (...) Yo os digo que no beberé más de este fruto de la vid hasta el día que lo beba con vosotros de nuevo en el reino de mi Padre”, recoge la historia del catolicismo acerca de lo que dijo Jesús en el encuentro con los apóstoles.
“Llegada la tarde, Jesús se puso a la mesa con los doce discípulos, y mientras comían les dijo: ‘En verdad les digo que uno de ustedes me entregará’. (...) Tomó la palabra Judas, el que iba a entregarle, y le dijo: ‘¿Acaso soy yo, Rabí? Y él respondió: ‘Tú lo has dicho’”, se lee en el Evangelio según San Mateo, en La Biblia.
“Dormid ya y descansad, que ya se acerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos, vamos, ya llega el que va a entregarme”. Mientras hablaba, apareció Judas, a quien antecedía una gran turba compuesta por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. A este grupo le había dado una señal que se convirtió en una referencia de la cultura occidental: besaría a Jesús para señalar su identidad y que pudieran detenerlo”, relata el libro sagrado.
“Amigo, ¿a qué vienes?”. Acto seguido, aparecieron sus detractores y lo detuvieron. En ese momento, uno de los que estaba con Jesús tomó una espada e hirió la oreja de uno de los agresores, a lo que el profeta le contestó con otra frase memorable: “Vuelve tu espada a su lugar, pues quien toma la espada, a espada morirá”, añade.
Se suma a la lista de recuerdos la ida de Jesucristo hacia el Monte de los Olivos hasta llegar a la finca ‘Getsemaní’, luego del lavatorio de pies. Allí exclamó a Dios: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:39-46).
“Entonces vino Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: ‘sentaos aquí mientras yo voy a orar’. (...) Comenzó a entristecerse y angustiarse. Entonces les dijo: ‘Triste está mi alma hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Y adentrándose un poco se postró sobre su rostro, orando y diciendo: ‘Padre mío, si es posible, pase de mi este cáliz; sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como tú quieres’”, relata, textualmente el Evangelio según San Mateo.
Durante el Jueves Santo, teniendo en cuenta la coyuntura, los feligreses realizan actividades como la visita de las siete iglesias: la primera es ‘Jesús en el huerto’, la segunda es ‘Jesús en casa de Anás’, la tercera es ‘En casa de Caifás’, la cuarta es ‘En casa de Pilato’, la quinta es ‘En casa de Herodes’, la sexta es ‘De nuevo en casa de Pilato’, y la séptima es ‘El santo Sepulcro’.