Hoy la paternidad suele ser una responsabilidad desafiante y profundamente reflexiva, una experiencia que hace que los nuevos padres busquen aquellos medios que logre atender las múltiples situaciones que demanda la vida con los hijos.
Según la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, la evidencia científica hoy disponible y los avances en la compresión del desarrollo humano han promovido la transformación cultural, por lo que emergen nuevas alternativas de crianza, con resultados promisorios para la construcción del sujeto desde lo emocional, cognitivo y moral de las nuevas generaciones.
Para Ivonne Grau, psicóloga clínica de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz y coinvestigadora en parentalidad basada en modelos relacionales; la crianza positiva, respetuosa, consciente y entre otras que irán surgiendo en futuro próximo se basan en dos pilares fundamentales:
- El reconocimiento de los niños, niñas y adolescentes como sujetos legítimos y titulares de derechos y deberes, miembros nuevos en una cultura que los acoge, les protege y garantiza su pleno desarrollo integral.
- Los avances provenientes de las distintas disciplinas, entre ellas la psicología y la neurociencia afectiva que revelan los beneficios que devienen de los vínculos seguros, los buenos tratos, la claridad de las normas y los límites que dan estructura y las potencialidades de la enseñanza sin miedo y coerción. Mientras que devela, con serias investigaciones, los efectos desfavorables de los malos tratos en el desarrollo del cuerpo, el cerebro, la biología, el sistema de creencias y el comportamiento ajustado socialmente de los niños.
Conforme al “Modelo de Intervención Relacional Basado en la Confianza (Tbri)”, profundizado por Ivonne Grau y su equipo, se debe tener presente los siguientes aspectos para instituir una crianza positiva:
Reconocer de donde parte su historia como padre
Reconocer su experiencia como hijos y comprender que no solo se requiere conocimiento teórico y formación parental, sino también reparación personal. Para Grau, los sujetos deben encargarse de los afectos de la experiencia derivada de una crianza tradicional, en las que los padres “hicieron lo que pudieron” con la información y las herramientas del momento.
“Responsabilizarnos de nuestro proceso de reparación nos ayuda a identificar los botones rojos que tocan nuestros hijos y disparan patrones automáticos. ¿cómo reaccionaban nuestros padres frente a nuestro estrés o necesidades emocionales? ¿Qué esperábamos de la reacción de nuestros padres cuando nos equivocábamos o cometíamos un error?”, explicó la psicóloga clínica de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
Equilibrar la estructura y el cuidado
De acuerdo con la profesional, en la línea del equilibrio los límites y las normas son factores necesarios, así como el cuidado y las experiencias de afecto. El punto crucial explicado por la psicóloga es el de comprender cómo equilibrar la estructura para el cambio del comportamiento en todos los niños.
“Proporcionar estructura a los niños cuando necesitan cuidado, impide la confianza. Proporcionar cuidado cuando los niños necesitan estructura, impide el crecimiento”, sumó Grau.
Proporcionar orientación y apoyo emocional
La experta añadió que la meta a la base de todo lo que se realiza con los niños es la conexión que promueven las habilidades sociales y de regulación, apoyadas en los siguientes ítems:
- Compartir el poder genera confianza y conexión. El niño ya no es receptor pasivo, sino un actor activo, participativo de relaciones más horizontales en la crianza, con un sentido y posición de humano, a quien guiamos y con quien compartimos el poder.
- Dar opciones. Las opciones deben constar de elecciones con las que ambos estén contentos. Le damos valor a su voz y ejercitamos la participación, el pensamiento crítico, la solución de problemas, la negociación y la cooperación.
- Establecer Acuerdos: en los acuerdos, a veces la respuesta es sí y a veces la respuesta es no. El involucramiento del cuidador en la comunicación recíproca con un niño produce una relación de mayor confianza para llegar a establecer compromisos.
- Términos de valor para la vida: son guiones que se utilizan para desarrollar relaciones saludables. Da a los cuidadores y a los niños un lenguaje que puedan usar para comprender, comunicarse y aprender habilidades valiosas.
A su vez, ese tipo de lenguaje no solo contribuye a los niños a desarrolla una voz de una manera respetuosa, adecuada, sino, que además proporciona a los cuidadores herramientas para involucrar a los niños en una comunicación saludable dentro de la relación.
Otros puntos a tener en cuenta
Establecer límites y tener expectativas altas, aunque razonables para la edad y capacidad
Para Grau la meta explícita de la corrección es enseñar, orientar, entrenar y corregir. Enseñar el qué, el cómo y permitir la efectividad, permitiendo que el niño ensaye la conducta más efectivamente para motivar el cambio y la percepción de capacidad.
Crear interacciones lúdicas y creativas
En este punto la experta sugirió incluir el juego y la interacción juguetona como un elemento estratégico infalible si “se hace en el momento y de la forma acertada”, sin importar la edad del niño o adolescente.
“El juego desmonta el miedo y la defensividad, mientras promueve la exploración y el aprendizaje, semejante al interruptor de la luz, si el cerebro está en modo juego no puede estar en modo miedo o retaliación”, precisó la psicóloga clínica de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
Comunicar y crear anticipadamente rutinas y planes del día
Esta acción permitirá a los padres prepararse para los cambios de actividad, facilitando las transiciones en la vida diaria que constituyen la principal fuente de resistencia y conflicto con los niños o adolescentes.
Complicidad a través de Sumar Rituales a la Rutina
Finalmente, Grau explicó que la complicidad a través de sumar rituales a la rutina son acciones que se añaden a las prácticas diarias y que proporciona un ambiente cálido, agradable y predecible para el niño.
“Por ejemplo: nos cepillamos juntos los dientes, me peinas mientras como la merienda, bromear antes de salir a estudiar, poner a media luz la habitación mientras hablamos o escuchamos la canción favorita, masajes antes de dormir, un saludo especial al llegar o partir, escuchar música al despertar, leer al dormir, contar historias del día, entre otros que surjan naturalmente en la relación” aclaró Grau.