Detrás de la muerte de alias Tuvia, comandante del Frente de Guerra Darío Ramírez Castro del ELN, hubo años de investigación y seguimientos que permitieron conocer sus necesidades, movimientos y dar con su paradero en el momento propicio para asestar el golpe.
El ministro de Defensa, Iván Velásquez, confirmó que el operativo se desarrolló en el municipio de Yondó, Antioquia, el 4 de abril. Este sujeto, al que se atribuyen también los alias de Tobías y Aureliano, era el principal cabecilla de la organización insurgente en el sur de Bolívar, el Bajo Cauca y el nordeste antioqueño.
Comandaba más de 400 alzados en armas en esa zona del país, tenía una fuerte escolta militar como uno de los hombres de confianza del Comando Central, y por una guerra sangrienta que había emprendido en contra del Clan del Golfo para disputar la minería, pero también en contra de la fuerza pública y la población civil.
Su principal función sería la del control de la extracción de oro, en una zona donde se han centrado los esfuerzos contra la minería ilegal. Enviaba lingotes de oro de más de 15 libras mensuales y de 24 quilates, según conoció el diario El Tiempo, para que los encargados de comercializarlo lo recibieran en Venezuela.
El Ejército Nacional señaló a alias Tuvia de reclutamiento de menores. Pero las investigaciones indican que su victimización con niñas y adolescentes iba incluso a someterlas como parejas sentimentales, lo que generó una de las pistas que condujeron a su ubicación.
La violencia en contra de las mujeres, de acuerdo con Semana, llegó hasta golpearlas, cometer abusos y torturarlas. Al parecer, habría sometido a la pareja de alias Visaje a humillaciones, a caminar atada por un pueblo y la ató a un árbol porque la acusaba de delatar al criminal abatido en enero.
Una de las “novias”, según narró un investigador al diario citado, tras descubrir un engaño, llamó por celular a una amiga para contarle lo que había ocurrido. Su conversación fue oída por un agente encubierto que conoció por ese canal un correo humano que le llevaría un encargo en los próximos días a alias Tuvia.
El cabecilla del ELN esperaba un encargo de enlatados, entre ellos latas de atún en agua, que consumía debido a problemas cardíacos. Con el seguimiento de esa encomienda, las autoridades lograron dar con la ubicación exacta para adelantar el operativo que produjo su muerte.
La información habría sido recibida tres semanas antes del operativo cuando se empezó a coordinar la acción con los equipos de inteligencia y una tropa de élite del Ejército, que había llegado a la zona en medio de las acciones de seguridad para atender el paro minero que se tomó el Bajo Cauca.
La situación en la zona lo habría llevado a incrementar sus cuidados personales para mantenerse encubierto, redujo su escolta y habría tomado la decisión de cambiar constantemente de ubicación. Pero el cerco de las autoridades condujo a ubicarlo cuando detuvo su sigilo en una finca de la vereda El Cedro.
Una fuente militar señaló que pasó varios días en ese lugar, citó El Colombiano, lo que generó las condiciones para adelantar el operativo. La madrugada del día de su muerte se le vio distraído y desprotegido, por lo que se dio la orden de atacar a la tropa élite que había ido infiltrándose en su zona de seguridad.
El único muerto de la acción, según reportó el Ejército, fue alias Tuvia, tres escoltas fueron capturados y alias Camila resultó herida. Fue auxiliada por los militares a bordo de un helicóptero para preservar su vida. Se logró incautar material de guerra, intendencia y comunicaciones. Este importante resultado debilita las estructuras armadas y financieras del ELN, así como que un hombre con más de 25 años de vida criminal, siguiera delinquiendo.