En el año 2019, Colombia se conmocionó ante la caída de Ómar Ambuila, el exfuncionario de la Dian que se aprovechó de su cargo, como jefe de carga, para permitir la operación de una red de contrabando a cambio de millonarias coimas con las que le daba a su familia una vida llena de lujos y extravagancias. El caso es especialmente recordado por la manera en que las autoridades advirtieron la corrupción del funcionario: con las redes sociales de su hija.
Jenny Ambuila compartía a través de su cuenta de Facebook luciendo el millonario estilo de vida que llevaba. Bolsos y joyas de marcas de diseñador como Louis Vuitton, Channel; un Lamborghini rojo de más de 300 mil dólares y de una camioneta Porsche blanca que usaba para ir a estudiar a la universidad de Harvard, en Estados Unidos, llamaron la atención de las autoridades que en ese entonces identificaron que todos estos lujos tenían un origen ilícito.
La situación, incluso cuatro años más tarde no para de indignar a los colombianos; especialmente este sábado cuando se conoció que Jenny Ambuila justificó ante las autoridades de Estados Unidos que sus padres le habían regalado todos esos objetos para lidiar con su “depresión” y salvar su vida.
La revista Semana reveló un documento confidencial del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en el que se detallan las labores que las autoridades de ese país realizaron para identificar de dónde provenían los millones que Jenny Ambuila presumía en redes sociales. Pues bien, el trabajo de investigación a la joven reveló que ella afirmaba estar atravesando por problemas de depresión, por lo que sus padres le compraron el lujoso vehículo.
En el momento en el que se conoció todo el caso, se dijo que Jenny Ambuila había señalado que sus millonarios ingresos se debían a su trabajo como influenciadora en las redes sociales. Sin embargo, lo que se lee en las más de 100 páginas del documento “Caso legal sensible del Departamento de Seguridad Nacional”, es que la joven declaró a las autoridades de ese país, otra versión.
“Estaba muy deprimida en ese momento y quería el Lamborghini, me salvaron la vida”, señaló Jenny Ambuila en su declaración a las autoridades estadounidenses. Sobre el motivo de su afección de salud mental, la joven también planteó que su gran problema viviendo en los Estados Unidos era que “en Miami se necesita demostrar que tienes dinero para ganar dinero”.
Estas declaraciones se las dio Jenny Ambuila a los agentes Ross Spencer y Deven Williams cuando estos realizaban un registro en su casa en Miami por orden de un juez. Aunque la hija de Ómar Ambuila quería demostrar que sus lujos eran justificables, señalando que sus padres “van a la iglesia todas las semanas y son supersantos”, terminó por hacer una reveladora confesión.
Si bien las autoridades podían creer que, en efecto, Jenny Ambuila tenía unos padres amorosos que complacían a su hija con regalos, lo que quedó claro en esa conversación es que la familia no tenía como justificar legalmente sus compras. Sobre el Lamborghini rojo, que tanto presumía en sus redes sociales, la joven señaló que “mis padres me compraron el auto como regalo de cumpleaños” porque estaba “muy deprimida”.
“Mi papá me dijo que necesitaba conseguir trabajo y me aconsejó que no comprara el Lamborghini, él hubiera preferido que invirtiera el dinero, pero yo le dije que quería el Lamborghini porque quería vivir la experiencia”, agregó Ambuila en su declaración a los uniformados estadounidenses.
El documento que conoció la revista Semana demuestra que las autoridades de ese país pudieron establecer que el lujoso vehículo había costado 300.000 dólares, dinero que resultó de la venda de una casa en Ciudad Jardín de Cali que realizó Ómar Ambuila. Establecieron que el exfuncionario de la Dian “transfirió 1.000 millones de pesos colombianos al concesionario Lamborghini desde una compañía colombiana propiedad de su primo. Además, se pagó un depósito de otros 20.000 dólares con una transferencia bancaria hecha por su madre”.
Ante las irregularidades que encontraban las autoridades en todos los lujos de Jenny Ambuila que no se pagaban con su dinero, según lo que se lee en el documento confidencial revelado por la revista colombiana, los agentes le cuestionaron a la joven “cómo su padre podía comprarle un automóvil de 300.000 dólares con un salario de 5.000 al mes”.
Según registraron las autoridades estadounidenses, “la señorita Ambuila dijo que le debe dinero a su primo (sic), que ha prestado dinero al banco y agregó que sus padres no han hecho nada malo, que ni siquiera beben licor, que van a la iglesia todas las semanas y son supersantos”.