Una máscara ceremonial de la cultura Calima, que muestra el rostro de un chamán con expresión adusta, mientras está en un trance, es la descripción que ofrece Millon et Associés, una casa de subastas francesa, que ofertará la pieza al mejor postor el lunes 3 de abril.
La máscara Calima está incluida en la subasta “Los Imperios de Luz (IV) Colecciones Privadas Europeas de Arte Precolombino”, y aunque se trata de una pieza patrimonial invaluable, desde la casa de subastas calculan que su valor comercial oscila entre 8.000 y 12.000 euros.
No es la única pieza testimonio de las sociedades prehispánicas que será ofertada el 3 de abril. Junto con la máscara Calima serán ofertados pectorales, estatuillas, vasos, ídolos elaborados por culturas como los Inca, Toltecas, Tayrona o Chimú, por mencionar algunas.
“La riqueza, la belleza, los misterios y la técnica del arte precolombino aún despiertan mucha admiración. La casa de subastas Millon, a través de esta venta, ofrece una oferta original con hermosas piezas de colecciones representativas de este arte con el poder de la fascinación atemporal. En la casa de subastas Drouot se pondrán a la venta varias piezas importantes de importantes colecciones privadas europeas recopiladas en la década de 1970, un centenar de obras de culto de las Américas centradas en las diferentes culturas precolombinas”, se lee en un fragmento de la información sobre la venta a realizar por la casa Millon.
La situación no pasó desapercibida por las embajadas de Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Panamá y Perú, en París; que emitieron un comunicado conjunto en el que “objetan en los términos más enérgicos la venta de estos objetos” e hicieron un llamado a parar estas subastas.
En el documento califican como deplorable la acción, el mantenimiento del comercio ilícito, una práctica que socava el patrimonio cultural, la historia y la “identidad de nuestros pueblos”, además de fomentar el saqueo, el tráfico ilícito, blanqueo de capitales.
También alertaron del impacto al conocimiento de la humanidad, pues estos mercados incentivan las excavaciones ilegales, destinadas a la extracción, lo que obstaculiza la investigación arqueológica, antropológica e histórica que permite la comprensión de la cultura material producida por estas comunidades del pasado.
Una de las consecuencias de las subastas, venta y comercialización del patrimonio cultural mueble es la perdida del contexto en las que fueron producidas, lo que les otorga valor cultural, histórica y simbólica, así pasan de ser testimonios del pasado a simples piezas decorativas para el disfrute de particulares.
Los países firmantes explicaron en el documento, que este tipo de subastas también menoscaban la cooperación entre los Estados, enfocada en la protección del patrimonio cultural, ataca la integridad de las culturas, en detrimento del conocimiento humano.
“Estamos comprometidos con una diplomacia activa, en defensa de nuestros patrimonios por la vía jurídica, en lo bilateral con el gobierno francés, y en lo multilateral, principalmente vía la UNESCO. En el caso de Francia, el marco jurídico que regula las ventas y subastas de los bienes culturales establece que la restitución de las piezas depende de la voluntad del poseedor privado, lo que limita sensiblemente nuestro marco de acción”, se lee en el documento.
El comunicado también deja en claro que existe disposición para colaborar con medidas concretas, que permitan la protección del patrimonio cultural y el combate al tráfico ilícito. Proponiendo acciones de sensibilización que permitan el reconocimiento de estas piezas como parte de la historia de la humanidad.
Así mismo, hicieron un llamado a que los actuales poseedores de este tipo de bienes a que realicen entregas voluntarias, para que estos puedan volver a sus sitios de origen y sean estudiados en su contexto. Es el caso de Stefano Spaccapietra, un ciudadano suizo que el 1 de marzo entregó a las autoridades colombianas en su país una urna elaborada por la comunidad Chimila.
Esta noticia se conoce en medio de la política de repatriación de piezas, emprendida por la actual administración del Ministerio de Relaciones Exteriores, que ha publicitado la recuperación de distintos artefactos culturales, así como su compromiso con el expolio cultural.
No obstante, resulta necesario también el fortalecimiento de los mecanismos de control y registro del patrimonio cultural en el país, ya que estos son los únicos elementos que permiten la lucha contra el trafico ilegal de bienes culturales.