Un hombre transportaba 296 tortugas hicoteas al interior de un vehículo marca Renault, cuando fue sorprendido por agentes adscritos a la Dirección de Tránsito y Transporte. De acuerdo con la información que compartieron las autoridades, los animales estarían destinados a consumo humano en vísperas de la Semana Mayor.
En la vía que conecta los municipios de Planeta Rica y Sincelejo, agentes de la Policía Nacional capturaron a un hombre que transportaba 296 tortugas hicoteas en 12 costales de fique al interior de un vehículo.
De acuerdo con la información que compartieron las autoridades, el destino de los animales era consumo humano, pues la carne de las tortugas hicoteas es muy apetecida y tiene gran demanda en días anteriores a la Semana Santa.
El hombre que transportaba los animales fue capturado por el delito de aprovechamiento ilícito de los recursos renovables, por lo que las autoridades ambientales recordaron que la caza, transporte, comercialización y tenencia ilegal de fauna silvestre son prácticas consideradas como delito ambiental los cuales, son sancionados conforme a la Ley 1333 de 2009, “Proceso sancionatoria ambiental”.
En el artículo 328 del Código Penal, en el que se habla sobre el aprovechamiento ilícito de los recursos naturales renovables, establece que las personas que se apropien, extraigan, exploten o mantengan en cautiverio fauna silvestre, pueden terminar con penas entre 48 y 108 meses de prisión.
A qué se debe el consumo de la tortuga en Semana Santa
La profesora del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, Elizabeth Ramos se ha encargado por más de 25 años a realizar investigaciones arqueológicas en la Región Caribe, por lo que ha tenido la oportunidad de estudiar la relación que tiene el consumo de la tortuga hicotea con la Semana Santa el cual, publicó en un artículo titulado “La tortuga hicotea: entre la tradición y la extinción”.
Para los habitantes de la Región Caribe el consumo de la tortuga hicotea durante la Semana Santa es una costumbre que lleva varios siglos, el problema es que este tipo de tortuga se encuentra en peligro de extinción desde hace, por lo menos, 20 años, según el Instituto Humboldt, por lo que su tráfico y consumo es ilegal en el país.
Aun así, este tipo de animales es de los que más decomisan las autoridades en la lucha contra el tráfico de fauna en Colombia, llegando a alarmantes 6.000 animales incautados por año.
Según el estudio de la profesora Ramos, la tradición del consumo de tortuga hicotea en esta región del país se remonta a tiempos prehispánicos, cuando las comunidades podían consumir sin problema las especies que encontraban en los ríos y las riberas.
El consumo de este tipo de animal se vio reforzado con la llegada de los españoles, pues en medio de la expansión de la religión católica en el nuevo mundo, se justificó la preparación de la carne de la tortuga para Semana Santa porque solo se permitía comer “carne blanca” para estas fechas.
Para las comunidades estaba claro que, si solo se les permitía el consumo de carne blanca, la tortuga, al ser un reptil, estaba permitida como parte de la dieta que se podía consumir en tiempos de la Semana Mayor.
Según la profesora Elizabeth Ramos, “hay toda una legislación que prohíbe el consumo, unas vallas inmensas que le informan a la gente que comprarlas y prepararlas es ilegal, las autoridades ambientales intentan hacer un gran trabajo, pero igual la hicotea se vende sin problema en las plazas de mercado, en restaurantes de todo tipo y la policía es consciente de ello”.
Para la profesora Elizabeth Ramos, el consumo de tortuga hicotea está naturalizado porque todos los miembros de la familia participan en esta costumbre, pues los hombres son los encargados de conseguir el animal y las mujeres de prepararlos; inclusive, para estas personas comer carne de tortuga es un augurio de buena suerte, pues creen que tendrán prosperidad y bienestar en sus vidas.