Con la captura esta semana en Colombia de siete mexicanos, pertenecientes al clan mexicano de Sinaloa, se confirman otra vez los estrechos vínculos entre las bandas narcotraficantes del país azteca y las del territorio nacional, que precisamente es la nación que más produce cocaína en el mundo.
Los aprehendidos por las autoridades colombianas, en ayuda con las de Grecia y Guatemala, deberán responder, de acuerdo con la Policía Nacional, por “conspiración para importar hacia los Estados Unidos 400 gramos y más de mezclas y sustancias conteniendo una cantidad detectable de fentanilo”; “conspiración para distribuir y posesión con la intención de distribuir 400 gramos o más de mezclas y sustancias conteniendo una cantidad detectable de fentanilo”, y “conspiración para cometer lavado de dinero”.
Sin embargo, la relación entre los criminales de las dos naciones es de vieja data. De hecho, desde la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN), en Colombia, se ha evidenciado que los narcos colombo-mexicanos vienen fraguando estrategias desde hace décadas para mantener sus estrategias criminales en auge y no desaparecer.
De acuerdo con las autoridades de las dos naciones, los integrantes de los clanes de Colombia y México se alían para contrabandear fentanilo, coca, armas y otros estupefacientes y material bélico con el que se posicionan, cada vez más, en el continente americano.
De hecho, en la operación que se conoció recientemente, que dejaría a dos de los narcos mexicanos extraditados en los Estados Unidos, también resultó un narco guatemalteco que sería el puente en Centro América con los delincuentes colombianos y mexicanos para fortalecer el negocio. Se trata de Humberto Beltrán Cuen, alias “Don Chino”, quien tiene 70 años y es uno de los delincuentes más buscados por su trasegar criminal en el expendio de alucinógenos y armas para fines ilícitos.
En la operación San Martín, como las autoridades de los tres países denominaron a esa estrategia con la que se logró la captura de los mexicanos, permitió evidenciar, entre otras cosas, cómo operan las labores delictivas de esos narcos: desde el 2014 varios de los hoy aprehendidos trabajaban comercializando fentanilo que venía desde China, lo que despertó la suspicacia de la Fuerza Pública y, tras años de seguirles la pista, por fin los detuvieron.
Incluso, dentro de la metodología de los narcos, también estarían participando agentes de la mafia de Estados Unidos, que entregaban sus dineros mal habidos y los transformaban en criptomonedas para posteriormente cambiarlo a efectivo y así pasar desapercibidos por las autoridades.
Es más, la Dirección Antinarcóticos de la Policía de Estados Unidos, así como el Gobierno de ese país, han advertido de una fuerte presencia de los carteles de Jalisco y Sinaloa en Colombia, principalmente en ciudades como Cali y Medellín. Allí, de acuerdo con las autoridades del gigante norteamericano, se estarían fraguando estrategias para conseguir más recursos con el fin de invertirlos en en los cultivos de coca, insumos químicos, laboratorios de producción de cocaína, bodegaje, transporte marítimo y aéreo de la mercancía ilícita.
La Defensoría del Pueblo de Colombia, incluso, ha evidenciado que varios de esos narcos mexicanos se hacen pasar por empresarios que buscan invertir en la nación cafetera, pero a la final solo utilizan millones ilícitos para seguir delinquiendo y así manejar todo el tema del narco desde y hacía Colombia, con destinos como Centroamérica, Estados Unidos y el mismo México.
“Emisarios del Cartel de Sinaloa que hacen presencia en el departamento del Cauca y que realizan coordinaciones precisamente para el envío desde la producción y el envío de narcóticos hacia México y de allí hacia otros países, particularmente Estados Unidos, pero también sabemos que Europa tiene una alta afectación por la llegada de estupefacientes a estos destinos”, señaló hace unas semanas el director de la Policía Antinarcóticos, el coronel Edgar Cárdenas Vesga.