Norte de Santander, Nariño y Cauca son algunos de los departamentos colombianos que más azotados se han visto por la devaluación del precio de la hoja de pasta de coca, que es la moneda de cambio que en varios municipios de esas regiones ha sido insignia durante años.
Pese a que el mismo presidente de la República, Gustavo Petro, ha abogado por los productores de hoja de coca, al punto que ha dicho que el petróleo es más dañino que esa sustancia, varios campesinos han denunciado que ya venden como antes y, por ende, sus finanzas se han visto seriamente afectadas.
De hecho, varios de los cocaleros le contaron al medio La Silla Vacía que, desde hace meses, no venden ni kilos y mucho menos cargas de la pasta base. Esto se debe, según explica Naciones Unidas a través de la Oficina para la droga y el delito de la ONU, que es porque hay sobreoferta y ya hay tantos vendedores de la hoja de coca que ya no habrían factores diferenciadores en esa materia.
“El suministro está en máximos históricos. Las incautaciones están aumentando a nivel global y varios indicadores muestran un incremento de su uso en varias regiones”, reseña el organismo de la ONU.
Sin embargo, ese no sería el único motivante. Expertos le aseguraron al diario regional La Opinión que la captura y posterior extradición a Estados Unidos de Dairo Antonio Usuga, conocido como alias Otoniel, y quien fue el máximo jefe del clan del Golfo, también incidió en que los cocaleros vieran frustradas sus economías.
Dicen las fuentes que varios de los narcos y eventuales compradores de la hoja de coca tienen incertidumbre frente a qué pasará con ese negocio, lo que les ha impedido volver a comprar como lo hacían antes.
Por ejemplo, en el municipio nortesantandereano de Catatumbo, donde es común que se viva de la siembra de hoja de coca, se estaría presentando problemas para adquirir productos de primera necesidad porque los productores de esa planta no pueden adquirir nuevos ingresos.
De hecho, se asegura que como el Gobierno de Colombia reactivó la frontera con Venezuela, y se intentan destruir las dragas, trochas y demás caminos ilegales para llegar al país vecino, todo eso influye en que la hoja de coca no se comercialice igual que antes.
“Hace más de un año no hay compra de pasta base de coca de manera fluida. Es decir, no hay quien compre toda la pasta y lo que se compra es muy poco”, dice a La Silla Vacía Holmer Pérez, líder de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), quien asegura que desde hace tiempo vienen enfrentando esa situación aunque mucha gente quiera omitirla.
En un artículo del diario El País, de España, concluyeron entonces que, aunque el gobierno de Gustavo Petro se ha mostrado de alguna forma laxo con el narcotráfico y busca modificar la lucha contra las drogas, el impacto a los cocaleros demostraría más bien que tienen descuidada la extracción de cultivos ilícitos, lo que de alguna forma también incidiría en el tema.
Quizá los que salen ganando con que los cultivadores de coca tengan problemas económicos son los dirigentes de los grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y algunos del clan del Golfo. De hecho, sobre el tema de Otoniel, y que haya incidido en la venta de esos estupefacientes, los citados medios aseguran que, cuando el sujeto delinquía, tenía la venia de varias de esas estructuras criminales que le permitían movilizarse y comercializar la hoja de coca; sin embargo, todo cambió cuando las autoridades colombianas lo aprehendieron.
De hecho, varias de esas familias le hacen un llamado al Gobierno Petro para que tome cartas en el asunto porque algunos de ellos tienen hambre y no pueden adquirir productos con otros medios.