En octubre del año 2019, en España, una estudiante de peluquería, identificada como Emilce, falleció en manos de Leonardo Valencia Jaramillo, un ciudadano colombiano llamado Leonardo Valencia Jaramillo, al que conocían popularmente como ‘carnicero tatuador’. Esta semana, casi cuatro años después, la defensa Valencia, ante la justicia española, argumentó que el hombre es inocente y que el fallecimiento de la mujer en medio de prácticas consensuadas que estaban manteniendo ambos.
La Fiscalía, sin embargo, se encuentra pidiendo 25 años de prisión para el colombiano, pues, es de destacar, la joven no solo falleció en medio de la ejecución de los supuestos juegos sexuales, sino que, además, su cadáver había sido violentado por el acusado. El 16 de octubre del 2019, dice el expediente de la investigación, el hombre, en su cuarto con decoraciones satánicas, en una vivienda de Valdemoro, cortó el cuerpo sin vida de Emilce para hacerlo parecer una ‘lámina’. Emilce, es de recordar, y según confesó el colombiano, habría fallecido luego de ser asfixiada con una máscara sadomasoquista. La joven tenía 18 años para el día de su muerte.
“Llevábamos un rato jugando, tengo una máscara de cuero con una correa al cuello y nos la estuvimos poniendo y jugando para adivinar con qué parte nos estábamos tocando. Hubo azotes, pellizcos, y pasado un rato yo le puse la máscara, recuerdo que le puse un pañuelo para que no le pellizcase la máscara, le até las manos con film transparente (...) La apreté sin saber qué presión introduje. Bajé a por bebida, no sé cuánto tiempo pasó, y al volver le di un cachete en la nalga y ya no respondía. Entonces le quité la máscara y el film de las manos y los pies. Eso fue lo que ocurrió”, narró el presunto victimario ante la Audiencia Provincial de Madrid.
“Estuve un rato pensando ‘qué coño hago’, se me pasó ir a la policía pero dije cómo explico yo esto (...) La decisión de deshacerme de todo no fue mía (...) Yo pensaba que en mi estado la única salida que tenía era esa y, con mucha falta de humanidad, era mi única salida”, añadió. Según los investigadores de la Guardia Civil, Leonardo “separó las piezas del cadáver con un hacha como un carnicero”.
“El único deseo (del acusado) era saber lo que se experimenta cuando se mata a alguien. Es lo que pensaba, y además quiso hacerlo dejando una firma, una especie de una huella propia. Y la descuartizó”, añadió el fiscal del caso. Lo que dice el abogado del colombiano es que el tatuador incurrió en un delito de homicidio imprudente. Los estudios que se hicieron sobre el comportamiento del colomibano señalron que era un constante consumidor de cocaína.
“Recortó la cara de Emilce, así como los dos tatuajes que él mismo había realizado meses antes en el cuerpo de la citada, una daga y una rosa, y los colocó en salmuera a fin de conservarlos como trofeos”, añade el documento en el que se relata lo ocurrido el día de la muerte de la joven española.
Es de destacar que la novia del colombiano, una mujer identificada como Celia, habría participado en los hechos luego de que el tatuador le pidiera que le ayudara a limpiar la escena del crimen. Ella, sin embargo, en su lugar, tomó fotografías y denunció al hombre ante las autoridades competentes. “Encontramos más de 50 armas de todo tipo y todo tipo de elementos sadomasoquistas perfectamente colocados”, explicó uno de los agentes que atendió la situación. “Estaba obsesionado con la muerte. Tenía fotos de asesinos en serie famosos y esculturas demacradas a las que les faltaban miembros”, agregó otro de los uniformados.
El juicio en contra del colombiano inició el pasado 7 de marzo. Además de los más de 25 años de cárcel, se le pediría una indemnización de 102.852 euros para cada uno de los padres de la víctima y 46.284 para su hermana.